Un equipo de físicos cree que estamos cerca de resolver la paradoja de Fermi. Es decir, podríamos resolver el misterio de por qué las civilizaciones extraterrestres no se han puesto en contacto con nosotros.

Un nuevo artículo analiza la paradoja de Fermi y afirma que si seguimos sin encontrar pruebas de vida extraterrestre avanzada a medida que avanza nuestra tecnología, pronto nos quedarán dos opciones: La hipótesis del zoológico, o nada.

Si no ha oído hablar de la paradoja de Fermi, es más o menos así: dada la inmensidad del universo, la enorme cantidad de tiempo que ha durado y los septillones de estrellas que hay ahí fuera, ¿cómo es que no podemos ver señales de civilizaciones extraterrestres, y por qué no se han puesto en contacto? Hemos encontrado muchos exoplanetas en el poco tiempo que llevamos buscando. Seguramente debe haber alguien más ahí fuera que, como nosotros, desea desesperadamente encontrar otros.

Desde que Enrico Fermi se lo planteó en 1950, ha habido toda una serie de respuestas, desde las benignas hasta las absolutamente aterradoras. Una de ellas es que, sencillamente, aún no ha habido tiempo suficiente. Es posible que las civilizaciones extraterrestres den prioridad, como nosotros, a la búsqueda de firmas tecnológicas, que sencillamente no llevamos emitiendo el tiempo suficiente. En el otro extremo del espectro, podría ser que la tendencia en todo el universo sea que las civilizaciones se destruyan a sí mismas antes de alcanzar un avance suficiente para establecer contacto.

Hipótesis del zoológico

Una explicación, propuesta por John Allen Ball en 1973, es la hipótesis del zoológico. Según esta idea, es posible que los extraterrestres nos conozcan pero se oculten de nosotros.

Ball escribió en su artículo:

“Entre las ideas actualmente populares sobre la inteligencia extraterrestre, la idea de que ‘ellos’ están intentando hablar con nosotros tiene muchos adeptos. Esta idea me parece poco probable que sea correcta y la hipótesis del zoológico es, de hecho, la antítesis de esta idea.

Creo que la única forma en que podemos entender la aparente no interacción entre ‘ellos’ y nosotros es plantear la hipótesis de que están evitando deliberadamente la interacción y que han apartado la zona en la que vivimos como un zoológico”.

Crédito de imagen: Teranaut

Nos observarían pero sin intervenir

Del mismo modo que apartamos zonas de la tierra como reservas naturales y dejamos sin contacto a las tribus no contactadas, las civilizaciones avanzadas pueden optar por dejarnos evolucionar por nuestra cuenta y observar nuestro progreso, como observamos a los animales en un zoológico. A medida que las civilizaciones maduren lo suficiente -tecnológica o políticamente- establecerán contacto. Al igual que en la Tierra, estas civilizaciones no contactadas “acabarían siendo engullidas y destruidas, domesticadas o quizás asimiladas”.

Esto implicaría que había una civilización/colección de civilizaciones gobernante, que todas acordaron respetar a los zoos, muy parecido a la “directiva principal” en Star Trek.

La ausencia de pruebas no es prueba de ausencia, pero desde que se propusieron la paradoja de Fermi y la hipótesis del zoo, la falta de pruebas de civilizaciones avanzadas (por ejemplo, en forma de sondas) no ha hecho más que aumentar. Por ejemplo, hemos descubierto más de 5.000 exoplanetas. Si resulta que encontramos señales de vida alienígena simple en estos planetas, ¿podría implicar que la vida simple es abundante pero las civilizaciones tecnológicas avanzadas son raras?

Tal vez, como se sugiere en el nuevo artículo, los planetas con suficiente oxígeno para permitir la combustión son raros. La Tierra es el único planeta que conocemos que tiene fuego, y hace miles de millones de años que lo tenía. Sin fuego, tal vez la vida extraterrestre sea incapaz de crear tecnologías y maquinaria avanzadas, aunque sean inteligentes. El equipo sugiere otros posibles cuellos de botella, como que la inteligencia dependa del desarrollo de ciertas características poco comunes, como el tamaño del cerebro y la destreza de las manos de los humanos, así como el lenguaje, que podría ser un salto poco común, dado que sólo ha ocurrido una vez en la Tierra.

El equipo escribe en su artículo:

“En ausencia de este filtro evolutivo tardío, volvería la paradoja de Fermi, lo que dejaría a la hipótesis del zoo como la última explicación plausible”.

La hipótesis del zoológico ha sido criticada por ser incomprobable. Como nuestros métodos de detección progresan, siempre se puede decir “quizá los extraterrestres tengan formas más avanzadas de eludir nuestra detección”. Sin embargo, este artículo argumenta que incluso si las civilizaciones alienígenas estuvieran ocultándose activamente tendrían más dificultades para hacerlo, en particular ocultando su producción de calor residual, a medida que aumentan nuestras propias capacidades de detección.

Los investigadores agregan:

“Incluso si pudieran ocultar pruebas de su tecnología (sondas espaciales, tráfico de comunicaciones, etc.), ocultar el gran número de planetas habitados en el fondo que implica este escenario probablemente resultaría difícil”.

El equipo sostiene que debemos seguir buscando vida extraterrestre fuera del Sistema Solar, así como en el interior y alrededor de estrellas cercanas, dadas las limitaciones que supondría hallar vida en cuanto a la prevalencia de la vida primitiva en el universo. La respuesta podría estar más cerca de lo que pensamos.

El equipo escribe:

“Cuanto más tiempo pasemos sin detectar signos de vida inteligente avanzada a nuestro alrededor, menos probable se vuelve la hipótesis del zoo como explicación, obligándonos a concluir que la vida inteligente tecnológica es rara en el Universo.

Es en este sentido que proponemos que la solución a la paradoja de Fermi es la hipótesis del zoológico o nada. Afortunadamente, al emprender búsquedas exhaustivas de biosignatures y tecnosignatures, tanto dentro del Sistema Solar como más allá, es posible que en las próximas décadas podamos distinguir entre estas posibilidades.”

Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Nature Astronomy.

Fuente: IFLSci

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Crédito imagen de portada: depositphotos.com