Un equipo de astrónomos han descubierto un asteroide ubicado en nuestro Sistema Solar pero que parece tener un origen interestelar. Esta roca espacial se encuentra lo suficientemente cerca para enviar una nave espacial y estudiarlo.
El asteroide ha sido denominado 2015 BZ509 o su nombre corto BZ, y fue detectado por primera vez en 2015. Los investigadores descubrieron hace poco que este asteroide compartía una órbita realmente extraña con Júpiter. Además de orbitar hacia atrás, llamado retrógrado, también está realizando una «danza» que desafía la muerte.
Ahora, un grupo de investigadores del Côte d’Azur Observatory en Francia, y la Universidad Estatal de São Paulo en Brasil han encontrado una explicación para estas anomalías. Los investigadores han sugerido que el objeto es un asteroide interestelar, atraído por nuestro Sol cuando el Sistema Solar se formó hace 4.500 millones de años.
Fathi Namouni, del Côte d’Azur Observatory y autor principal del estudio, dijo en un comunicado:
Estas dos propiedades significan que este asteroide es de origen interestelar”.
Sin embargo, este no es el primer visitante interestelar visto en el Sistema Solar. El año pasado ‘Oumuamua pasó cerca de nuestra estrella, sin embargo lo hizo a una velocidad tan alta que sería complicado interceptarlo. Ahora, BZ orbita dentro del Sistema Solar ofreciéndonos la posibilidad de estudiar un asteroide alienígena con mayor facilidad.
Pero antes debemos responder la pregunta principal: ¿cómo llegó aquí? De acuerdo al equipo, apoyado en 1 millón de simulaciones realizadas de asteroides que llegan al Sistema Solar, solo 50 sobrevivieron, y la mayor parte de ellos permanecieron en la órbita de Júpiter.
Namouni agregó:
Desarrollamos un nuevo método que realmente puede rastrear la ubicación del asteroide en 4.500 millones de años en el pasado. Esa simulación numérica mostró algo muy interesante, que BZ509 estaba en un estado similar al que tiene hoy”.
Es decir, la órbita del asteroide no ha variado en 4.5 mil millones de años. Los investigadores creen que para que esto pueda haber ocurrido, el asteroide debe haber llegado a su órbita desde el inicio, y esto confirma sin lugar a dudas, su origen interestelar.
Los investigadores han sugerido que BZ fue atraído desde el centro del cúmulo que dio origen a nuestro Sol. Es decir, este asteroide sería anterior al nacimiento del Sistema Solar.
Esto también indica que es probable que existan otros asteroides similares dentro del Sistema Solar, pero capturados por otras estrellas. Namouni ha comunicado que hasta ahora se tiene un puñado de excelentes candidatos, pero podrían haber muchos más.
Las estimaciones indican que BZ posee 3 kilómetros de ancho y se toma 11.6 años en orbitar el Sol. Su órbita posee aproximadamente siete veces la distancia de la Tierra al Sol, o siete unidades astronómicas (UA), y puede acercarse a 3 UA.
BZ comparte su órbita con la de Júpiter, esto se denomina co-orbital resonance (resonancia co-orbital). Para cada órbita del Sol que hacen los dos objetos, BZ509 pasa dentro y luego fuera del gigante gaseoso, nunca más cerca que la distancia de la Tierra al Sol.
BZ también está en esa órbita retrógrada antes mencionada, lo que significa que orbita de manera opuesta a las órbitas de los otros planetas y a la rotación del Sol. Sabemos de cerca de 80 asteroides que están en órbitas retrógradas, pero BZ509 es el único que también tiene una resonancia co-orbital con un planeta encontrado hasta ahora.
Lo más resaltante del hallazgo es que este asteroide aún se encuentra en nuestro Sistema Solar, y en un lugar que es alcanzable. Futuras misiones con destino Júpiter podrían dar un vistazo a este roca alienígena.
Debido a que posee un órbita retrógrada sería complicado que una nave espacial orbite a su alrededor; sin embargo podrían hacer un sobrevuelo para luego impactar la roca, tal como NASA hizo en una anterior misión, Deep Impact en 2005, que envió un impactador al cometa Tempel 1.
Darryl Seligman de la Universidad de Yale, y que no participó en el estudio, dijo en un comunicado:
Ciertamente, una misión impactante sería energéticamente factible. Tal impacto, combinado con un paquete científico que podría registrar las consecuencias, nos diría sobre la composición de algo que potencialmente se formó en otro Sistema Solar, sin abandonar el nuestro”.
Esto es realmente importante por una gran variedad de razones, pero la más importante de ellas es el mirar nuestros orígenes.
Si realmente se trata de un asteroide interestelar, esto nos podría dar la oportunidad de estudiar algo completamente extraño. Es posible que esta no sea la última vez que escuchemos de BZ.
El estudio científico ha sido publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Artículo escrito por: Fernando T. para CodigoOculto.com
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