Durante mucho tiempo los científicos han pensado en algunas posibilidades que podrían hacer posible el viaje en el tiempo, al menos de forma teórica. Ahora, un equipo de físicos han descubierto cómo los agujeros de gusano podrían permitir justo eso: ¡viajar en el tiempo!

Los físicos teóricos tienen mucho en común con los abogados. Ambos dedican mucho tiempo a buscar lagunas e incoherencias en las normas que puedan aprovecharse de algún modo.

Valeri P. Frolov y Andrei Zelnikov, de la University of Alberta (Canadá), y Pavel Krtouš, de la Charles University de Praga, probablemente no podrían librarte de una multa de tráfico, pero es posible que hayan descubierto suficiente margen de maniobra en las leyes de la física para enviarte atrás en el tiempo y asegurarse de que no te saltaste a toda velocidad esa zona escolar.

Los agujeros de gusano, atajos a través del espacio-tiempo, no son una característica reconocida del cosmos. En su versión más fantástica, estas reconfiguraciones del tejido del Universo permitirían a masas de tamaño humano atravesar años luz para cruzar galaxias en un abrir y cerrar de ojos.

Como mínimo, los ejercicios que exploran el lado más exótico del comportamiento del espaciotiempo podrían guiar la especulación sobre el misterioso punto de encuentro de la física cuántica y la teoría general de la relatividad.

Agujeros de gusano: ¿una vía para viajar en el tiempo?

Crédito de imagen: Genty / Pixabay

Los agujeros de gusano son, en efecto, poco más que formas. En la vida cotidiana estamos acostumbrados a tratar con líneas unidimensionales, dibujos bidimensionales y objetos tridimensionales. Algunos los podemos plegar, moldear y agujerear intuitivamente.

La física nos permite explorar estos cambios en situaciones que no podemos explorar intuitivamente. En los niveles más pequeños, los efectos cuánticos dan a las distancias y al tiempo cierto margen de maniobra.

A escalas mucho mayores, el espaciotiempo puede encogerse y expandirse en relación con la gravedad de formas imposibles de apreciar sin un montón de ecuaciones que nos sirvan de guía. Por ejemplo, si se coloca suficiente masa en un lugar (ignorando convenientemente cualquier carga que pueda tener, o si gira), el espaciotiempo se curvará de tal forma que tendrá dos superficies exteriores. ¿Qué las conecta? Un agujero de gusano, por supuesto.

La materia no podría moverse a través de esta estructura matemática, aunque algunos objetos sospechosos a ambos lados que estuvieran enredados permanecerían unidos.

Desde hace décadas se buscan escenarios -posibles y puramente teóricos- que permitan a los efectos cuánticos, e incluso a partículas enteras, viajar indemnes a través de formas exóticas del espaciotiempo.

¿Qué proponen los físicos en el nuevo estudio?

La propuesta de Frolov, Krtouš y Zelnikov implica lo que se conoce como agujero de gusano anular, descrito por primera vez en 2016 por el físico teórico de la University of Cambridge Gary Gibbons y el físico de la University of Tours Mikhail Volkov.

A diferencia de las contorsiones esféricas del espaciotiempo que podríamos atribuir a los agujeros negros, el agujero de gusano anular propuesto por Gibbons y Volkov conecta partes del Universo (o de diferentes universos, para el caso) que son lo que llamamos planas.

Teniendo en cuenta las interacciones de los campos eléctricos y magnéticos denominadas rotaciones de dualidad y aplicando algunas transformaciones de elección, las masas en forma de anillo podrían crear algunas distorsiones interesantes en lo que de otro modo sería un espaciotiempo plano.

Y ¡voilà! Un agujero en el Universo que te conecta con… bueno, con algún lugar no cercano.

Físicos descubrieron que el agujero de gusano permitiría viajar en el tiempo

Frolov, Krtouš y Zelnikov tomaron este agujero y lo sometieron a diferentes escenarios. Por ejemplo, ¿qué efecto podría tener otra masa inmóvil sobre el anillo? ¿Y si el anillo de entrada y el de salida están en el mismo universo?

Las soluciones que descubrieron incluían lo que se conoce como una curva temporal cerrada. Tal y como suena, describe un objeto o rayo de luz que viaja a lo largo de una línea, volviendo exactamente al mismo punto que antes. No sólo en el espacio, sino también en el tiempo.

Antes de hacer las maletas para un paradójico viaje de ida y vuelta al futuro, muchos obstáculos podrían impedir fácilmente tal bucle. El difunto físico Stephen Hawking así lo creía.

Los hallazgos de la investigación han sido publicados en el servidor de preimpresiones arXiv y ha sido aceptada para su publicación en Physical Review D.

[H/T: scialert]

Crédito imagen de portada: depositphotos.com

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