El control del fuego ha sido durante décadas uno de los hitos más debatidos de la evolución humana. Aunque su importancia para la supervivencia, la dieta y la organización social está fuera de duda, el momento en que los humanos aprendieron a encenderlo de forma deliberada seguía siendo incierto. Un nuevo estudio arqueológico realizado en el este de Inglaterra propone ahora una revisión profunda de esta cronología, al presentar evidencias sólidas de que los homínidos ya fabricaban fuego hace aproximadamente 400.000 años, mucho antes de lo que se aceptaba hasta ahora.
Un yacimiento clave para entender el pasado
La investigación se desarrolló en el yacimiento de Barnham, en el condado de Suffolk (Reino Unido), un lugar conocido desde hace décadas pero que ha sido reanalizado con técnicas científicas modernas. En este sitio, los investigadores identificaron una combinación de restos que, en conjunto, apuntan a la fabricación intencional de fuego y no a simples incendios naturales. La antigüedad de los sedimentos sitúa la ocupación humana en el Pleistoceno medio, un periodo en el que los climas eran variables y las condiciones ambientales exigentes.
Uno de los hallazgos más relevantes fue la identificación de áreas concretas del suelo que muestran signos claros de haber sido sometidas a temperaturas extremadamente altas. Los análisis indicaron que algunas zonas alcanzaron más de 700 grados Celsius y que este calentamiento se produjo de forma repetida en el mismo punto. Este patrón es coherente con el uso continuado de un hogar y resulta difícil de explicar mediante incendios fortuitos provocados por causas naturales.
Herramientas, calor y señales inequívocas
Junto a los sedimentos calentados, el equipo encontró herramientas de sílex con fracturas características causadas por la exposición directa al fuego. Este tipo de daño térmico se produce cuando la piedra es sometida a cambios bruscos de temperatura, algo habitual en contextos donde el fuego es encendido y mantenido de manera controlada. La asociación directa entre estas herramientas y las áreas quemadas refuerza la interpretación de un uso deliberado del fuego en el lugar.
A estos indicios se suma un elemento especialmente significativo: la presencia de fragmentos de pirita de hierro. La pirita es conocida por su capacidad para generar chispas cuando se golpea contra sílex, una técnica documentada en contextos prehistóricos posteriores. En el caso de Barnham, este mineral no se encuentra de forma natural en el entorno inmediato, lo que indica que fue transportado hasta el yacimiento por los propios homínidos. Su presencia, junto a las herramientas de piedra y los sedimentos quemados, constituye una de las pruebas más sólidas de encendido intencional de fuego en un periodo tan antiguo.
El estudio fue liderado por investigadores del British Museum y forma parte de un esfuerzo colaborativo más amplio que reunió a especialistas de varias instituciones académicas y científicas del Reino Unido.

Se encontró un pequeño trozo de pirita en el yacimiento. Crédito de imagen: Pathways to Ancient Britain Project ©Jordan Mansfield
Implicaciones para la evolución humana
La capacidad de fabricar fuego habría proporcionado ventajas decisivas a estos grupos humanos arcaicos. El fuego ofrece calor en entornos fríos, protección frente a depredadores y luz durante la noche, además de permitir cocinar los alimentos. La cocción mejora la digestibilidad y el valor energético de muchos recursos, lo que pudo influir en la salud y la supervivencia a largo plazo de estas poblaciones.
Más allá de los beneficios prácticos, el fuego también pudo desempeñar un papel central en la organización social. Un hogar crea un punto de reunión, favorece la cooperación y amplía el tiempo disponible para la interacción social. Estos factores pudieron contribuir al desarrollo de comportamientos más complejos mucho antes de la aparición de nuestra propia especie.
Una historia que se reescribe
Hasta ahora, la evidencia más aceptada de fabricación deliberada de fuego se situaba decenas de miles de años después de la fecha propuesta para Barnham. El descubrimiento adelanta esta capacidad en cientos de miles de años y obliga a reconsiderar el nivel de sofisticación tecnológica de los homínidos del Pleistoceno medio. También plantea la posibilidad de que otras evidencias tempranas de encendido de fuego hayan pasado desapercibidas en yacimientos antiguos.
En conjunto, los resultados del estudio no solo desplazan una fecha clave en la cronología humana, sino que amplían la comprensión de cuándo y cómo los primeros humanos comenzaron a dominar uno de los elementos más transformadores de su historia.
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Por: CodigoOculto.com











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