Un equipo internacional de científicos ha detectado señales claras de que la corteza oceánica frente al Pacífico Noroeste de América del Norte se está fracturando lentamente. Este hallazgo, liderado por el geofísico Brandon Shuck de la Universidad Estatal de Luisiana (LSU), ofrece una de las primeras imágenes directas de una zona de subducción que está llegando al final de su vida activa. Los resultados fueron obtenidos mediante el proyecto CASIE21, una expedición sísmica que utilizó tecnologías avanzadas de exploración submarina para estudiar la zona de subducción de Cascadia, una de las más peligrosas del planeta.
Un margen tectónico en transformación
La región conocida como la zona de subducción de Cascadia se extiende desde la Isla de Vancouver en Canadá hasta el norte de California. Allí, la placa oceánica de Juan de Fuca se hunde bajo la placa continental de América del Norte, un proceso que ha producido terremotos de magnitud superior a 9 en el pasado. Sin embargo, los nuevos datos revelan que este sistema podría estar desintegrándose.
Las imágenes sísmicas de alta resolución muestran una serie de fracturas profundas y desplazamientos de varios kilómetros dentro de la placa oceánica, justo donde comienza a hundirse. Estas fallas, según los investigadores, son evidencia de que la placa se está desgarrando en fragmentos más pequeños, un fenómeno conocido como desgarro de losa o slab tearing. A medida que se produce este proceso, la zona de subducción pierde continuidad y comienza a transformarse en un nuevo tipo de límite tectónico.
El hallazgo del proyecto CASIE21
Durante la expedición CASIE21 (Cascadia Seismic Imaging Experiment 2021), los científicos emplearon un barco de investigación equipado con un sistema de sensores submarinos de quince kilómetros de longitud. Este dispositivo permitió generar una imagen tridimensional de la estructura interna de la corteza oceánica frente a la Isla de Vancouver. Los resultados fueron sorprendentes: revelaron zonas donde la losa que se hunde se ha desplazado verticalmente hasta cinco kilómetros respecto a la placa superior, y áreas donde se observan discontinuidades que podrían marcar el inicio de una ruptura total.
El estudio muestra que, en lugar de un fallo repentino, el proceso de desintegración de la subducción parece avanzar de manera progresiva y segmentada. Según Brandon Shuck, es como observar un tren descarrilar vagón por vagón, un proceso en el que cada sección se desprende de manera independiente hasta que todo el sistema queda inactivo.

La zona de subducción de Cascadia, donde las placas Juan de Fuca (JdF) y Explorer (Exp) se desplazan lentamente bajo la placa norteamericana, se está cerrando gradualmente, pieza a pieza, con la ruptura de losas mientras que la placa restante continúa subduciéndose hasta que se produce la siguiente ruptura. Crédito de imagen: Universidad Estatal de Luisiana.
Una mirada al fin de las zonas de subducción
El fenómeno observado representa una oportunidad única para estudiar cómo mueren las zonas de subducción. Estas regiones, donde una placa se hunde bajo otra, son esenciales para el reciclaje del material de la corteza terrestre y para la formación de montañas, volcanes y terremotos. Pero su desaparición ha sido difícil de documentar, ya que ocurre a lo largo de millones de años.
El estudio propone un modelo en cuatro dimensiones en el que las fronteras de transformación lateral son las que desencadenan la fragmentación de la losa y el fin de la subducción. Con el tiempo, las fracturas permiten que el material caliente del manto ascienda por las aberturas, generando actividad volcánica anómala y reorganizando completamente la dinámica del margen continental. Este tipo de procesos también deja huellas geológicas en forma de microplacas y regiones de vulcanismo irregular, similares a las observadas en zonas antiguas como Baja California.
Implicaciones sísmicas y volcánicas
Aunque el descubrimiento no implica un riesgo inmediato de terremotos o tsunamis, sí aporta una comprensión más precisa de cómo se distribuyen las tensiones en el margen de Cascadia. La región sigue siendo capaz de producir terremotos de gran magnitud, pero la nueva información ayudará a mejorar los modelos que predicen la propagación de rupturas y la generación de ondas sísmicas.
Los investigadores subrayan que las fracturas detectadas podrían influir en el tamaño y la forma de los futuros eventos sísmicos. Algunas zonas podrían comportarse como barreras que impiden que una ruptura se propague, mientras que otras podrían actuar como puntos de inicio de un gran terremoto. Además, la apertura de ventanas en la losa permite que el manto caliente ascienda, lo que podría provocar actividad volcánica inusual en el futuro.
Un modelo aplicable a otras regiones del planeta
Los resultados obtenidos en Cascadia podrían ayudar a reinterpretar estructuras tectónicas antiguas en distintas partes del mundo. En varios márgenes continentales se han encontrado evidencias de microplacas abandonadas y volcanes de composición anómala que podrían ser los restos de antiguas zonas de subducción desintegradas. Este nuevo modelo explica cómo una zona de subducción no colapsa repentinamente, sino que se apaga lentamente por partes, a medida que las fallas transformantes cortan la continuidad de la placa.
Los autores destacan que la investigación de este tipo de procesos requiere observaciones sísmicas de alta resolución y mediciones continuas durante décadas. Comprender el ciclo completo —desde el nacimiento hasta la desaparición de una zona de subducción— es esencial para reconstruir la historia tectónica de la Tierra y anticipar los cambios que podrían ocurrir en el futuro.

Investigadores y tripulación a bordo del R/V Marcus G. Langseth durante el experimento CASIE21, que recopiló datos sísmicos para obtener imágenes de la zona de subducción de Cascadia. Alrededor de 20 científicos de la LSU, la Universidad de Washington, la Universidad Estatal de Oregón, la Universidad de Auburn, la Universidad de Texas en Austin, el Servicio Geológico de los Estados Unidos, la Institución Oceanográfica Woods Hole y el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty están analizando el conjunto de datos como parte del Centro Científico de Terremotos de la Región de Cascadia (CRESCENT), una comunidad que estudia los riesgos sísmicos en el noroeste del Pacífico. Crédito de imagen: Universidad Estatal de Luisiana.
Conclusión
El descubrimiento de que la corteza oceánica frente al Pacífico Noroeste se está rompiendo representa un avance crucial en la comprensión de la dinámica terrestre. Por primera vez, los científicos han logrado observar directamente cómo una zona de subducción activa se desintegra. Este proceso, aunque ocurre lentamente, transforma el paisaje geológico y reconfigura los límites entre placas que han modelado la superficie terrestre durante millones de años. La investigación no solo mejora el conocimiento sobre la evolución tectónica de Cascadia, sino que también ofrece un marco más amplio para entender la historia profunda de nuestro planeta.
Los hallazgos de la investigación titulada “Slab tearing and segmented subduction termination driven by transform tectonics” han sido publicados en la revista Science Advances. DOI: 10.1126/sciadv.ady8347
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Por: CodigoOculto.com
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