Mientras un grupo de astrónomos se encontraban escudriñando en el interior de una estrella enana blanca lograron descubrir algo inesperado. Ellos han estimado que la composición interna de una enana blanca, uno de los posibles productos finales de la evolución estelar, posee un núcleo más pesado con más oxígeno que se creía anteriormente, según las simulaciones realizadas.
Esto sin duda alguna, podría tener consecuencias importantes para muchas áreas diferentes de la astrofísica.
Estudiar el interior de una estrella usando su pulsación es una técnica conocida como asosismología. Se ha utilizado anteriormente para estudiar el interior de otras estrellas , como el Sol y los gigantes rojos.
La estrella enana blanca analizada fue KIC08626021. Se encuentra a 1.375 años luz de la Tierra, y posee aproximadamente el tamaño de nuestro planeta (de ahí su alias de «enana»). Sin embargo este astro tiene una masa equivalente a casi el 60 por ciento del Sol.
Los astrónomos utilizaron la pulsación realizada por la estrella para realizar su análisis. Pudieron determinar cómo se distribuyen los elementos dentro del objeto, así como sus cantidades. En base a estas observaciones, el equipo estimó que el núcleo central tiene un 40 por ciento más de masa y un 15 por ciento más de oxígeno de lo esperado.
La autora principal del estudio, la doctora Noemi Giammichele, de la Universidad de Toulouse, en Francia, dijo en una declaración:
Pudimos trazar con precisión el interior de una estrella enana blanca pulsante, como si la hubiéramos dividido en secciones para estudiar su composición”.
Se le llama «enana blanca» a los restos que quedan de estrellas que no fueron lo suficientemente grandes para convertirse en supernovas. Aproximadamente el 97% de las estrellas de la Vía Láctea entran en esta categoría. Estos astros ya no fusionan átomos en su núcleo y su energía proviene de los electrones que empujan contra el colapso gravitacional. Las enanas blancas experimentan un período caliente para comenzar y luego se enfrían lentamente.
«Este es un gran descubrimiento que nos obligará a reevaluar nuestra visión de cómo mueren las estrellas. Dicho esto, se debe trabajar más para confirmar si esta observación es válida para otras estrellas. Puede ser una anomalía», explicó el coautor, el profesor Gilles Fontaine, de la Universidad de Montreal.
Noemi Giammichele agregó: «Debemos tratar de reproducir estos resultados con otros cuerpos celestes antes de que podamos sacar alguna conclusión. Tengo suficientes datos para pasar los próximos 20 años analizándolos uno por uno».
Desde que iniciaron las observaciones de KIC08626021, se han descubierto unas 60 enanas blancas más pulsantes.
El estudio científico ha sido publicado en la revista Nature.
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