Los científicos han estado preocupados durante años porque el aumento de las temperaturas y el derretimiento del permafrost liberará carbono atrapado en el suelo congelado en el Ártico, acelerando el ritmo del cambio climático, pero ahora creen que el descongelamiento abrupto debajo de los lagos es aún más peligroso.
Este hallazgo ha sido publicado en un documento como parte de una colaboración de 10 años de la NASA para estudiar cómo se desarrollará el cambio climático en la helada región del Ártico.
Katey Walter Anthony, ecologista de la University of Alaska, Fairbanks y autora principal del estudio, dijo en un comunicado:
No tenemos que esperar 200 o 300 años para obtener estas grandes liberaciones de carbono del permafrost. En el transcurso de mi vida, la vida de mis hijos, debería estar aumentando. Ya está sucediendo, pero no está sucediendo a un ritmo realmente rápido en este momento, pero dentro de unas décadas, debería llegar a su punto máximo”.
La nueva investigación se basa en mediciones y modelos de cómo el clima y el derretimiento del permafrost interactúan. Específicamente, el equipo de científicos observó el derretimiento del permafrost por debajo de los cuerpos de agua conocidos como lagos termokarst.
El equipo responsable de la nueva investigación midió la liberación de carbono en 72 ubicaciones diferentes en 11 lagos termokarst en Siberia y Alaska, además de cinco ubicaciones sin lagos, para calcular la cantidad de gas de efecto invernadero que se producía y la antigüedad del carbono que contenía. Luego, utilizaron estos datos para asegurarse de que los modelos que estaban construyendo estaban en el camino correcto.
El problema en el permafrost
Cuando la suciedad permanentemente congelada se derrite, las bacterias atrapadas en su interior vuelven a estar activas, comen cualquier material orgánico al alcance y producen dióxido de carbono y metano, que son ambos gases de efecto invernadero de gran alcance.
Pero cuando eso sucede debajo de los lagos termokarst, el proceso es aún más sombrío porque el agua en la superficie acelera la fusión. Los gases liberados, construidos con átomos de carbono de entre 2.000 y 43.000 años de antigüedad, se elevan rápidamente a través del lago y hacia la atmósfera.
Katey Walter Anthony agregó:
En cuestión de décadas se pueden obtener pozos de deshielo muy profundos, de metros a decenas de metros de deshielo vertical. Así que estás deshelando el permafrost debajo de estos lagos. Y hemos medido muy fácilmente los antiguos gases de efecto invernadero que salen”.
Además, el equipo también descubrió que este abrupto deshielo aún era una preocupación, incluso en un escenario en el que los humanos trataban de frenar su producción de gases de efecto invernadero y frenar el cambio climático. Y, por supuesto, cuanto más permafrost se derrita, más rápido continúa el derretimiento.
El estudio científico ha sido publicado en la revista Nature Communications.
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