En las profundidades de las olas hay una fuente de energía que no se parece a ninguna otra. Para aprovecharla, los ingenieros japoneses han construido un auténtico “leviatán”, una bestia capaz de soportar las corrientes marinas más fuertes para transformar su flujo en un suministro de electricidad prácticamente ilimitado.
Ishikawajima-Harima Heavy Industries -ahora conocida simplemente como IHI Corporation- lleva más de una década retocando la tecnología, y en 2017 se asoció con la New Energy and Industrial Technology Development Organization (NEDO) para poner a prueba sus diseños.
En febrero, el proyecto superó un importante hito con la finalización de una exitosa prueba de campo de tres años y medio en las aguas de la costa suroeste de Japón.
El prototipo de 330 toneladas se llama Kairyu, palabra que se traduce más o menos como “corriente oceánica”. Su estructura consiste en un fuselaje de 20 metros de largo flanqueado por un par de cilindros de tamaño similar, cada uno de los cuales alberga un sistema de generación de energía unido a una pala de turbina de 11 metros de largo.
Cuando está atado al fondo del océano por una línea de anclaje y cables de alimentación, el dispositivo puede orientarse para encontrar la posición más eficiente para generar energía a partir del empuje de una corriente de aguas profundas, y canalizarla hacia una red.
Alternativa a los combustibles fósiles
Japón es un país muy dependiente de la importación de combustibles fósiles para generar una parte importante de su energía. Con el sentimiento público hacia la energía nuclear agriado tras el desastre nuclear de Fukushima de 2011, Japón está motivado para utilizar su destreza tecnológica para aprovechar las fuentes de energía renovables.
Desgraciadamente, el montañoso archipiélago japonés ofrece poco espacio para vastos bosques de turbinas eólicas o campos de paneles solares. Al estar alejado de los países vecinos, también hay menos oportunidades de equilibrar las fluctuaciones de las energías renovables mediante el comercio energético.
Lo que sí tiene la nación son vastas extensiones de agua costera. Al este, el océano se arremolina bajo el poder del giro del Pacífico Norte. Donde el giro se encuentra con Japón, se canaliza en un flujo relativamente fuerte llamado corriente de Kuroshio.
El IHI calcula que si se pudiera aprovechar la energía presente en la corriente, se podrían generar unos 205 gigavatios de electricidad, una cantidad que, según afirma, equivale a la actual generación de energía del país.
Esa enorme cantidad de potencial en los movimientos tumultuosos del océano es también lo que hace tan difícil su uso como fuente de energía. Las aguas que más rápido fluyen están cerca de la superficie, que también es donde los tifones pueden destruir fácilmente las centrales eléctricas.
El Kairyu se diseñó para flotar a unos 50 metros por debajo de las olas: al flotar hacia la superficie, la resistencia creada proporciona el par necesario a las turbinas. Cada una de las palas gira también en sentido contrario, lo que mantiene el aparato relativamente estable.
En un flujo de dos a cuatro nudos (alrededor de uno o dos metros por segundo), Kairyu es capaz de producir un total de 100 kilovatios de energía.
Comparado con los 3.6 megavatios de un aerogenerador medio en alta mar, puede parecer poca cosa. Pero con el éxito demostrado en resistir lo que la naturaleza puede arrojarle, Kairyu podría tener pronto un hermano monstruoso que balancee las turbinas de 20 metros de largo para generar unos más respetables 2 megavatios.
Futura granja de generadores de energía
Si todo va según lo previsto, podríamos ver una granja de generadores de energía alimentando la red en algún momento de la próxima década. Queda por ver si Kairyu es capaz de ampliarse.
A pesar del enorme interés que despierta esta reserva de energía renovable relativamente infrautilizada, los intentos de extraer vatios de las mareas, las olas y las corrientes del mar abierto suelen acabar en fracaso. Los elevados costes de ingeniería, las limitaciones medioambientales, la proximidad de las zonas costeras a la red eléctrica… hay que superar todo tipo de retos para sacar adelante proyectos como éste.
Si IHI Corp. consigue superarlos, los beneficios serán del tamaño de un kaiju, ya que la energía oceánica podría proporcionar entre el 40% y el 70% de las necesidades energéticas de Japón.
Con los avances en la ciencia de los materiales y un mejor conocimiento del entorno marino, alguien está obligado a superar la letanía de problemas para aprovechar el vasto suministro de energía del océano.
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