Una investigación de la NASA asegura que los humanos somos los responsables de romper el equilibrio ecológico natural de la Tierra, y esto tiene que ver con la producción en exceso de energía.
La Tierra renueva sus recursos energéticos como parte de sus ciclos naturales. Los procesos del planeta, por tanto, cumplen la función de equilibrar el flujo de energía dentro y fuera del sistema; sin embargo, las actividades humanas —como la industria y la urbanización— están irrumpiendo gravemente con este equilibrio ecológico, provocando que las temperaturas se eleven a nivel global.
Una Tierra cada vez más caliente
Esta respuesta, según las observaciones más recientes de la NASA, no es casual. Por el contrario, la energía radiativa ingresa al sistema de la Tierra desde el Sol, y vuelve al espacio una vez que cumple su ciclo. Esto ha sucedido por miles de millones de años, hasta que la presencia humana alteró el proceso natural.
La energía de la luz del Sol se absorbe naturalmente en la Tierra. La que no puede salir, sin embargo, hace que el planeta se caliente. Es un fenómeno natural similar a cuando el cemento se calienta en un día soleado, e irradia calor por sí mismo: lo que está pasando es que la energía térmica contenida en él está intentando salir.
En el caso del planeta, las nubes se quedan con esa energía que no ha salido. De esta forma, los gases de efecto invernadero la contienen en la atmósfera, y la superficie se calienta aún más. Este fenómeno se ha acrecentado a pasos agigantados por la actividad industrial humana que, al emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera, impide que la radiación vuelva al espacio.
El equipo descubrió que las actividades humanas han provocado que el forzamiento radiativo en la Tierra aumente en aproximadamente 0.5 vatios por metro cuadrado entre 2003 y 2018, según informa Sci Tech Daily. El aumento se debe principalmente a las emisiones de gases de efecto invernadero de elementos como la generación de energía, el transporte y la fabricación industrial. Los aerosoles reflectantes reducidos también están contribuyendo al desequilibrio.
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El proyecto Clouds and the Earth’s Radiant Energy System (CERES) de la NASA estudia el flujo de radiación en la parte superior de la atmósfera terrestre. Una serie de instrumentos CERES han volado continuamente en satélites desde 1997. Cada uno mide cuánta energía ingresa al sistema de la Tierra y cuánta sale, dando el cambio neto general en radiación. Esos datos, en combinación con otras fuentes de datos, como las mediciones del calor del océano, muestran que hay un desequilibrio energético en nuestro planeta.
Una respuesta planetaria a la falta de equilibrio ecológico
Un estudio reciente conducido por la NASA conforma que los forzamientos radiativos están aumentando debido a las acciones humanas. No sólo eso: este fenómeno está afectando el equilibrio ecológico del planeta y, en consecuencia, provocando el cambio climático. Es por esta razón, además, que las temperaturas del planeta se están modificando cada vez más rápido.
Este estudio utilizó una nueva técnica para analizar cuánto del cambio total de energía es causado por los humanos. Los investigadores calcularon cuánto del desequilibrio fue causado por fluctuaciones en factores que a menudo ocurren naturalmente, como el vapor de agua, las nubes, la temperatura y el albedo de la superficie (esencialmente el brillo o la reflectividad de la superficie de la Tierra).
A pesar de que las observaciones de la NASA aportan nueva información a propósito del equilibrio energético del planeta, todavía no se sabe con certeza qué factores inciden específicamente en este fenómeno. Según los investigadores, el incremento de la temperatura se debe principalmente a las emisiones de gases de efecto invernadero de la generación de energía, el transporte y la fabricación industrial.
El estudio abre la oportunidad para desarrollar modelos climáticos mucho más veloces y efectivos que los anteriores. De esta forma, se puede monitorear el forzamiento radiativo «casi en tiempo real», según un comunicado. De esta forma, de acuerdo con los científicos, será más fácil y práctico predecir cambios futuros en el clima.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Geophysical Research Letters.
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