En las profundidades del permafrost ártico, en un archipiélago noruego situado en el Océano Ártico, los científicos han detectado la migración de gas natural que, según dicen, podrían afectar al medio ambiente si escapan a la atmósfera.

Estudios en Svalbard han demostrado que el metano está migrando bajo el permafrost. Mientras que las regiones de tierras bajas tienen permafrost rico en hielo que actúa como un sello eficaz para el gas, las regiones de tierras altas con menos hielo parecen ser más permeables. Si el permafrost se derrite demasiado, las emisiones de gases de efecto invernadero podrían escaparse y elevar aún más las temperaturas.

Se calcula que bajo la superficie helada de Svalbard hay varios millones de metros cúbicos de metano atrapado. Basándose en los nuevos hallazgos, los científicos afirman que este gas incoloro pero altamente inflamable también parece poder migrar bajo el permafrost del Alto Ártico.

Ahora, un nuevo estudio publicado en Frontiers in Earth Science propone que el metano situado bajo las regiones montañosas de Svalbard plantea un riesgo significativo de escape debido a la presencia de una cobertura de hielo cada vez menor, lo que podría provocar emisiones de gases de efecto invernadero que podrían contribuir al aumento de las temperaturas.

Permafrost en el Alto Ártico

Svalbard. Crédito de imagen: depositphotos.com

En el Alto Ártico, el permafrost es omnipresente, aunque la sutil relación entre éste y la geología subyacente de la región está menos caracterizada. Lo que los científicos sí conocen en gran medida son las acumulaciones de gas natural que contiene el permafrost, reveladas a lo largo de las décadas por las perforaciones realizadas tanto para la investigación científica como para la extracción de materias primas como el carbón.

En todo el territorio de Svalbard, las acumulaciones de gas natural se presentan en distintas capas, que revelan a los científicos algo más que sus orígenes; también aportan pruebas de la migración de estos gases por todo el archipiélago.

Según el nuevo estudio, dirigido por Thomas Birchall, del Departamento de Geología Ártica del University Centre in Svalbard, en Longyearbyen (Noruega), actualmente se desconoce el tamaño del gas atrapado bajo Svalbard. Sin embargo, un caso que él y sus colegas estudiaron fue capaz de producir varios millones de metros cúbicos de gas en menos de una década.

Dado que estudios anteriores han mostrado continuamente el deshielo constante del permafrost ártico, Birchall y sus colegas advierten que el escape del metano actualmente atrapado bajo el permafrost en regiones como Svalbard podría tener un impacto significativo en el aumento de las temperaturas y otros efectos sobre el clima.

El escape de metano podría significar un aumento de las temperaturas

Más concretamente, el escape de grandes cantidades de metano de su contención bajo el permafrost en Svalbard podría instigar un ciclo de calentamiento que potencialmente dispararía las emisiones de metano que, a su vez, conducirían a un mayor deshielo del permafrost, y potencialmente a la liberación de más metano.

Los investigadores escribieron en su reciente estudio:

“Svalbard comparte una historia geológica y glaciar similar con gran parte del Circo Ártico, lo que sugiere que las acumulaciones de gas bajo el permafrost son comunes en la región”.

Longyearbyen, Svalbard. Crédito de imagen: James Padolsey / Unsplash

Dada la similitud del lugar con otras regiones árticas, los hallazgos del equipo significan que podrían producirse fácilmente fugas similares de metano y otros gases naturales en otras regiones.

Birchall dijo en un comunicado:

“En la actualidad, las fugas por debajo del permafrost son muy escasas”, pero factores como el retroceso de los glaciares y el deshielo del permafrost podrían ‘levantar la tapa’ en el futuro”.

Durante su investigación, Birchall y su equipo descubrieron que las acumulaciones de gas en 18 pozos de exploración de hidrocarburos que perforaron en Svalbard eran mucho mayores de lo esperado, ya que ocho de ellos contenían permafrost y cuatro revelaron acumulaciones de gas durante la perforación.

Birchall agregó:

“Todos los pozos que encontraron acumulaciones de gas lo hicieron por casualidad. [E]n cambio, los pozos de exploración de hidrocarburos dirigidos específicamente a acumulaciones en entornos más típicos tuvieron una tasa de éxito muy inferior al 50%”.

En una circunstancia angustiosa, según Birchall, los perforadores se acercaron al aeropuerto de Longyearbyen, donde se oyó un sonido burbujeante que salía del pozo que habían perforado. Birchall y sus colegas decidieron examinar el lugar con un equipo básico de detección capaz de discernir cuándo hay niveles explosivos de metano.

Según Birchall, las alarmas del equipo “se dispararon inmediatamente cuando las sostuvimos sobre el pozo”.

En la actualidad, científicos como Birchall y sus colegas esperan ampliar sus conocimientos sobre los cambios en el permafrost, que experimenta fases periódicas de descongelación y recongelación cada año. Con el tiempo, esta capa superior activa del permafrost ha mostrado una expansión general en respuesta al calentamiento del clima, que también afecta al movimiento de los gases naturales que contiene.

El equipo escribe en su reciente artículo, indicando la posibilidad de una aceleración del calentamiento tanto en el Alto Ártico como en otras regiones del mundo:

“Con el deshielo del permafrost en el Ártico, existe el riesgo de que la liberación de metano atrapado bajo el permafrost provoque efectos positivos de retroalimentación climática”.

Los hallazgos de la investigación “Permafrost trapped natural gas in Svalbard, Norway” ha sido publicado en Frontiers in Earth Science.

Fuente: frontiersin

Tenemos algo para decirte: Visítanos en Facebook. Únete a la discusión en nuestra comunidad en Telegram. Y si te es posible, apoya nuestro trabajo invitándonos un café. ¡Te lo agradecemos!