Ha aumentado el interés por los objetos voladores no identificados (OVNIs) desde que el informe del Pentágono de 2021 revelara lo que parecen ser objetos anómalos en el espacio aéreo estadounidense, llamados ahora fenómenos aéreos no identificados (UAP / FANI). En 2023, la NASA ya ha creado un grupo para investigar los informes y ha nombrado a un director para la investigación de los OVNIs.
Una nueva oficina del Pentágono también ha publicado imágenes de misteriosos orbes metálicos. Lo más destacable es que David Grusch, un antiguo oficial de inteligencia, declaró bajo juramento ante el Congreso de Estados Unidos que había entrevistado a unas 40 personas implicadas en programas secretos relacionados con ovnis estrellados.
Me interesa buscar en el cielo objetos físicos extraterrestres que algún día nos digan si estamos solos en la galaxia. En nuestra galaxia, la Vía Láctea, hay 40.000 millones de planetas potencialmente habitables del tamaño de la Tierra.
El ingenio humano nos ha permitido diseñar y lanzar sondas como Voyager y Pioneer, capaces de alcanzar las estrellas más cercanas. Hemos puesto en marcha iniciativas como el programa Breakthrough Starshot, cuyo objetivo es alcanzar la estrella cercana Alfa Centauri en tan sólo unas décadas explorando métodos de propulsión innovadores. Enviar una sonda puede resultar más económico que enviar comunicaciones por radio o láser si no hay necesidad de darse prisa.
Sondas alienígenas
Si los humanos pueden enviar una sonda a otra estrella, ¿por qué no podría otra civilización enviar una sonda a nuestro Sistema Solar? Una sonda de este tipo podría llegar al cinturón principal de asteroides y merodear por un asteroide.
O podría llegar a la Tierra y entrar en nuestra atmósfera. En caso de ser observada, sería calificada de “OVNI“. Una civilización capaz de producir y enviar sondas podría enviar millones de ellas en misiones de exploración por toda nuestra galaxia.
Algunos podrían argumentar que tales sondas sólo podrían existir si se adhirieran a las leyes de la física y la ingeniería tal y como las entendemos hoy en día. Sin embargo, la humanidad es una civilización relativamente joven y nuestros conocimientos evolucionan constantemente.
Aunque los humanos hemos soñado con volar durante milenios mientras contemplábamos los cielos, sólo han pasado 120 años desde que los hermanos Wright consiguieron el primer vuelo propulsado. Más o menos el mismo tiempo que hace que Albert Einstein publicó su teoría de la relatividad especial.
¿Es realmente tan difícil imaginar que una civilización cientos de miles de años más antigua que la nuestra podría haber aprendido más sobre las leyes de la física o desarrollado algunos trucos más de ingeniería?
Si una civilización evolucionara hacia la inteligencia artificial (IA), podría sobrevivir millones de años. Esto podría significar que consideraría despreocupadamente que ir despacio a una estrella vecina no es más que un paseo tranquilo.
Dicho esto, pocos astrónomos se sintieron impresionados por los vídeos de la Marina estadounidense o los informes del Gobierno. Necesitamos pruebas y datos mucho mejores que los que se han presentado hasta ahora.
Desvelar los OVNIs
¿Cómo podemos comprobar si hay sondas extraterrestres cerca de la Tierra y si pueden estar relacionadas con el posible fenómeno OVNI? Hay muchas opciones. El análisis de materiales procedentes de posibles OVNIs estrellados podría aportar pruebas irrefutables. Para ello se necesitarían las técnicas más avanzadas para determinar si estos restos presentan características de fabricación exóticas o claramente diferentes.
Obtener esas muestras exóticas, si es que existen, puede resultar difícil, ya que se rumorea que están en manos de empresas privadas. Pero la legislación recientemente propuesta podría ofrecer una solución a ese problema en Estados Unidos al ordenar que todos los materiales artificiales procedentes de cualquier inteligencia no humana sean entregados al gobierno estadounidense.
En los proyectos que dirijo, buscamos objetos artificiales no humanos mediante destellos de luz cortos en el cielo nocturno. Los destellos cortos suelen producirse cuando una superficie plana y muy reflectante -como un espejo o un cristal- refleja la luz solar. Sin embargo, también pueden ser el resultado de un objeto artificial que emite su propia luz interna.
Estos breves destellos luminosos a veces se repiten y siguen una línea recta cuando el objeto gira en el espacio durante su órbita alrededor de la Tierra. Esta es la razón por la que los satélites aparecen a menudo como destellos luminosos que se repiten en las imágenes.
Las placas fotográficas históricas tomadas antes del lanzamiento del Sputnik 1 en 1957 han revelado la presencia de nueve fuentes luminosas (transitorios) que aparecen y desaparecen en una hora en una imagen pequeña, desafiando las explicaciones astronómicas. En algunos casos, las fuentes luminosas transitorias están incluso alineadas, como cuando los destellos cortos proceden de objetos en movimiento.
El hallazgo más reciente de este tipo muestra tres estrellas brillantes en una imagen fechada el 19 de julio de 1952 (casualmente, la misma época de los famosos sobrevuelos OVNI de Washington). Las tres estrellas nunca volvieron a verse.
La búsqueda de sondas alienígenas en el cielo nocturno moderno representa un reto serio pero necesario. Un nuevo programa de investigación, conocido como ExoProbe, busca destellos de luz cortos de posibles objetos alienígenas con la ayuda de múltiples telescopios.
Para verificar la autenticidad de cada destello, debe observarse en al menos dos telescopios diferentes. Dado que estos telescopios están separados por cientos de kilómetros, cualquier destello luminoso provocado por un objeto situado en el interior del Sistema Solar permite medir el paralaje -desplazamiento aparente de la posición de un objeto visto desde dos puntos diferentes- y calcular la distancia al objeto.
El proyecto ExoProbe también utiliza sus propios métodos para filtrar los destellos de luz procedentes de los millones de fragmentos de basura espacial y los miles de satélites que saturan el cielo. Al añadir un telescopio que toma en tiempo real los espectros (las distribuciones de longitud de onda de la luz) de los objetos en un campo amplio, puede analizar los transitorios antes de que se desvanezcan en la nada.
Por último, el aumento del número de telescopios mejora aún más la precisión en la medición del paralaje y la determinación de la ubicación tridimensional real del objeto. En última instancia, el objetivo es identificar cualquier posible objeto alienígena y traerlo de vuelta a la Tierra para estudiarlo más a fondo.
Después de 60 años de búsqueda de civilizaciones extraterrestres en las frecuencias de radio, no se ha encontrado ningún candidato. Nos encontramos en un momento en el que hay que explorar nuevos caminos. Eso significa que por fin podemos centrar nuestra atención más cerca de casa. Sea cual sea el resultado, este viaje es sin duda un homenaje a nuestra insaciable curiosidad.
Autora: Beatriz Villarroel – Fuente: theconversation
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