En 1913 se descubrió un cráneo en Sudáfrica, correspondía a un antiguo tipo de homínido y fue denominado “Hombre de Boskop”. En aquel momento su procedencia e interpretación fue incierta y desató mucha polémica. Se afirmó que el cráneo era un 30% mayor que el de los humanos modernos, y además se sugirió que había vivido hace 30.000 a 10.000 años en el sur de África.

De vez en cuando, en distintas partes del globo, se encuentran restos de criaturas parecidas a los actuales humanos, pero con algunos signos “atípicos”. Entre ellos se encuentran los restos de Boskop, antiguos esqueletos humanos con cráneos enormes.

Se llaman así porque se encontraron en las cercanías del asentamiento sudafricano de Boskop. Ocurrió hace más de un siglo, y las discusiones científicas sobre los hallazgos continúan hasta hoy. Los investigadores se refieren a ellos como “boskope” o “boskopianos”.

Hallazgo del Hombre de Boskop

En 1913, los restos de criaturas humanoides que vivieron unos 30.000 años antes de nuestra era, es decir, justo en los albores de la aparición del Homo sapiens, cayeron en manos de Frederick Fitzsimmons, director del Museo de Port Elizabeth (territorio de la actual Sudáfrica).

Según Fitzsimmons, no podía tratarse de los antepasados lejanos de la humanidad: su volumen cerebral alcanzaba los 1.900 centímetros cúbicos, es decir, un tercio más que el de las personas modernas. Por ello, el director del museo afirmó con seguridad que se trata de cromañones, considerados los precursores de la humanidad, pero que al mismo tiempo pertenecen a una de las ramas extintas.

Muchos científicos creían que se trataba de una persona moderna: la estructura del esqueleto de los boscopios indicaba que durante su vida estuvieron erguidos. Y según el análisis sus mandíbulas, eran capaces de hablar.

Durante algún tiempo, los boskopianos cayeron prácticamente en el olvido, pero en 2009 se publicó un libro de los famosos neurofisiólogos estadounidenses Gary Lynch y Richard Granger: “The Big Brain: The Origin and Future of Human Intelligence“. En esta obra se presta mucha atención específicamente a la población boskopianos.

Portada del libro: BIG BRAIN: The Origins and Future of Human Intelligence. Crédito de imagen: Amazon. (Puede conseguirlo aquí)

Lynch y Granger escribieron:

“Debían de ser tan inteligentes como los cromañones, como nosotros somos ahora tan inteligentes como los monos”.

Lóbulos frontales muy desarrollados. ¿Alto nivel de inteligencia en el hombre de Boskop?

Comparación entre el cráneo del Hombre de Boskop y el Hombre moderno. Crédito de imagen: Pinterest

Los investigadores se refieren al hecho de que los lóbulos frontales del cerebro, responsables precisamente del nivel de inteligencia, estaban muy desarrollados en los boskopianos: eran una vez y media más grandes que las partes correspondientes de nuestro cerebro.

Esto significa, según los autores del libro, que los boskopianos eran capaces de procesar varios flujos de información en paralelo, analizar situaciones complejas, captar conexiones poco obvias entre diversas cosas y acontecimientos… Lo más probable es que su memoria fuera mucho mejor que la nuestra, por ejemplo, podían recordarse a sí mismos desde una edad muy temprana.

Pero en este caso, ¿por qué se extinguieron los “brillantes” boskopianos, a diferencia de nosotros, tan ordinarios? Lynch y Granger plantearon la hipótesis de que a sus cerebros les faltaba la energía que la escasa dieta de que disponían los antiguos no podía proporcionarles.

O quizá no tenían dónde aplicar su potencial: la cultura aún no se había formado, carecían de conocimientos sobre el mundo que les rodeaba. Al fin y al cabo, entre nosotros, los modernos, los genios a menudo resultan no estar demasiado adaptados a la vida real.

Sergey Savelyev, Doctor en Ciencias Biológicas, Jefe del Embryology Department del Research Institute of Human Morphology de la Russian Academy of Medical Sciences, dijo en un comunicado:

“Tal vez, la naturaleza probó una de las variantes de la evolución del cerebro en los boskopianos.

Sin embargo, este intento estaba condenado al fracaso de antemano. Se necesita demasiada energía para mantener un cerebro así, y da muy pocas ventajas”.

¿Cuánto se habrían desarrollado los boskopianos de haber sobrevivido?

Lynch y Granger sugieren que si los boskopianos no hubieran desaparecido de la faz de la Tierra, usted y yo no habríamos tenido ninguna posibilidad de sobrevivir. No habrían tardado más de 10.000 años en crear una “supercivilización“. Y para entonces, probablemente ya habrían alcanzado la inmortalidad relativa y habrían aprendido a controlar el espacio y el tiempo.

Los autores sugieren que los boskopianos poseían un gran prosencéfalo, que puede indicar un coeficiente intelectual considerablemente alto.

Sin embargo, a pesar de todos los datos intrigantes sobre los boskopianos, su desaparición sigue siendo un misterio. A principios del siglo XX, los antropólogos llegaron a la conclusión de que los restos de los boskopianos pertenecían a individuos enfermos, lo que hizo que decayera el interés por este descubrimiento.

Sin embargo, el célebre antropólogo Raymond Dart describió detalladamente estos hallazgos en 1923 y demostró que el gran cerebro de los boskopianos no era consecuencia de una enfermedad, sino un rasgo normal.

Las investigaciones modernas en curso siguen suscitando debates. El investigador Tim White refuta la idea de que los boskopianos sean una especie distinta, mientras que el antropólogo Hawks insiste en que los cráneos descubiertos pertenecen a representantes de la grupo khoisan moderna que reside en Sudáfrica.

El biólogo Sergey Savelyev propone que los boskopianos podrían representar una de las vías evolutivas del cerebro, que finalmente resultó infructuosa debido a la importante demanda de energía asociada al mantenimiento de un cerebro tan grande.

Una versión “alternativa”

Curiosamente, los ufólogos asocian a los boskopianos con los pilotos de OVNIs “grises”. Estos seres se caracterizan por su diminuta estatura, su piel gris verdosa o grisácea y sus grandes ojos almendrados. También poseen una cabeza desproporcionadamente grande, nariz y boca pequeñas.

En conclusión, el enigma de los boskopianos perdura en el ámbito de la ciencia. Su cerebro de gran tamaño y sus rasgos faciales infantiles siguen cautivando y generando debates entre los científicos.

Sin embargo, no todos los investigadores creen que el Hombre de Boskop haya poseído una inteligencia superior a los humanos modernos.

Algo a destacar es que el cráneo original estaba incompleto, ya que consistía en los huesos frontal y parietal con parte del occipital, un temporal y un fragmento de mandíbula. El autor John Hawks señala que “El cráneo es grande, con un volumen endocraneal estimado de 1.800 ml. Pero apenas está completa, y los argumentos sobre su tamaño total –exacerbados por su grosor, que altera las estimaciones basadas en la regresión de medidas externas — han variado de 1700 a 2000 ml. Es grande, pero dentro del rango de tamaños que se encuentran en los hombres actuales.”

También cabe agregar que en Internet circula la supuesta fotografía del cráneo de un hombre de Boskop, sin embargo se trata de un paciente con hidrocefalia.

[H/T: risingnepaldaily]

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