Investigadores han logrado reconstruir digitalmente el rostro de un integrante más del árbol genealógico humano, el Homo floresiensis o popularmente llamado “Hobbit“.
En el año 2003, un grupo de arqueólogos descubrieron restos óseos de aspecto humano en una cueva de Indonesia. Tras una inspección más minuciosa, determinaron que el individuo -probablemente una mujer- tenía una cabeza anormalmente pequeña y era de baja estatura, con sólo 106 centímetros. Debido a sus características de hobbit, que diferían de las de los homínidos conocidos, los investigadores clasificaron al individuo como Homo floresiensis, una rama más pequeña de Homo erectus, un antepasado humano extinto.
Ahora, una nueva aproximación facial permite vislumbrar el posible aspecto de este individuo, apodado “el hobbit”, cuando vivía en la isla indonesia de Flores hace aproximadamente 18.000 años.
¿Cómo crearon la reconstrucción facial?
Al crear aproximaciones faciales, los artistas forenses suelen basarse en una mezcla de escaneados del cráneo individual y puntos de datos recogidos de cráneos de donantes humanos para llevar a cabo un proceso conocido como “posicionamiento de marcadores de grosor de tejidos blandos”, que consiste en colocar una serie de pequeños alfileres que se corresponden con la topografía de la piel del cráneo. Esto proporciona una idea de la estructura general de un rostro, según un estudio publicado en línea el 6 de junio.
Sin embargo, como el espécimen es de H. floresiensis y no de un humano moderno (Homo sapiens), no hay muchos cráneos comparables entre los que elegir. Así que los investigadores compararon tomografías computarizadas (TC) del cráneo bien conservado del hobbit con escaneos de un cráneo masculino de H. sapiens y escaneos de un cráneo de chimpancé (Pan troglodytes).
Cícero Moraes, coinvestigador del estudio y experto brasileño en gráficos, dijo en un comunicado:
“Deformamos [ambos] para adaptarlos a la estructura del cráneo de H. floresiensis e interpolamos los datos para hacernos una idea de cómo podría ser la cara [del hobbit].
El cráneo [del hobbit] está casi completo, faltan pequeñas partes en la región de la glabela (la parte de la frente situada directamente entre las cejas) y el hueso nasal, pero afortunadamente fue posible diseñarlas con la ayuda de la deformación anatómica.”
Homo floresiensis
Los investigadores crearon dos aproximaciones faciales finales. La primera es una imagen neutra en blanco y negro de un individuo simiesco con nariz ancha, y la segunda es una versión más estilizada con vello facial.
Moraes dijo:
“A grandes rasgos, H. floresiensis probablemente tenía una nariz menos protuberante que los hombres modernos, la región de la boca era un poco más proyectada que la nuestra y el volumen cerebral era significativamente menor.
El aspecto final nos sorprendió mucho, porque al observar la cara, podemos ver una serie de compatibilidades con los hombres modernos, pero no las suficientes como para considerarla del grupo”.
Gregory Forth, profesor jubilado de antropología de la University of Alberta que no participó en la nueva investigación, cree que la aproximación facial es una buena forma de ayudar al público a comprender mejor a un antiguo pariente humano.
Forth afirma:
“Tal como se han descrito, las técnicas de deformación anatómica parecen ofrecer ventajas para los estudios en curso sobre Homo floresiensis.
No solo proporcionan un método para crear imágenes más realistas del homínido morfológicamente primitivo para atraer al público en general; potencialmente revelan nueva información sobre la especie y su relación con otros homínidos.”
Los hallazgos de la investigación (no revisada por pares) han sido publicados en OrtogOnline vol. 4.
En el siguiente video pueden ver el proceso paso a paso de la reconstrucción del rostro:
[H/T: livesci]
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