Los primeros humanos que llegaron a América durante la Edad de Hielo provenían del norte de China, según un estudio de ADN de indígenas antiguos y modernos.

Un nuevo estudio de ADN, ha revelado que los grupos de la antigua costa septentrional de China que vivieron en la Edad de Hielo contribuyeron a formar la primera oleada de pobladores del Nuevo Mundo.

Según el estudio, publicado el martes 9 de mayo en la revista Cell Reports, es posible que estos antiguos grupos también emigraran a Japón, lo que podría explicar las similitudes entre los artefactos de la Edad de Piedra de América, China y Japón.

Existen dos modelos principales sobre la primera migración a América. La idea más antigua sugiere que los antiguos siberianos realizaron este viaje cuando el puente terrestre de Bering -la masa de tierra que antaño unía Asia con Norteamérica- estaba relativamente libre de hielo. Las pruebas más recientes sostienen que varias oleadas de seres humanos viajaron a América desde distintas partes de Eurasia, quizá en embarcaciones a lo largo de las costas del Pacífico de Asia, el puente terrestre de Bering y Norteamérica.

Para arrojar luz sobre los orígenes de los indígenas americanos, los científicos examinaron el ADN de las mitocondrias, las centrales eléctricas de la célula. Las mitocondrias poseen sus propios genes, que se transmiten de padres a hijos.

Los investigadores analizaron más de 100.000 muestras de ADN contemporáneas y 15.000 antiguas de toda Eurasia. Se centraron en un raro linaje de ADN mitocondrial llamado D4h, que actualmente sólo se encuentra en 1 de cada 200 personas en todo el mundo.

Yu-Chun Li, autor principal del estudio y antropólogo molecular del Kunming Institute of Zoology (China), dijo en un comunicado:

“Este tipo genético sólo se había descrito esporádicamente en distintos estudios. Por lo tanto, este linaje femenino, así como su origen e historia de dispersión -especialmente su dispersión en las Américas- han recibido poca atención hasta ahora”.

Investigaciones anteriores descubrieron que una rama de D4h, conocida como D4h3a, se observaba en indígenas americanos, mientras que otra rama llamada D4h3b se detectaba en China y Tailandia. Esto sugería que antiguos miembros del linaje D4h podrían servir de puente entre Asia y América.

Durante el Último Máximo Glacial (hace 26.500 a 19.000 años), los humanos de la edad de hielo con el linaje materno D4h3a abandonaron Asia y probablemente cruzaron el puente terrestre de Bering hacia América del Norte. Crédito de la imagen: Li et al. Cell Reports (2023)

Qing-Peng Kong, autor principal del estudio y genetista evolutivo del Kunming Institute of Zoology, dijo en un comunicado:

“El trabajo más difícil fue recoger tantas muestras pertenecientes a D4h como pudimos”.

Al comparar las mutaciones observadas en el ADN mitocondrial a lo largo del tiempo, así como las ubicaciones geográficas y las fechas de radiocarbono de los fósiles de los que se recogió el ADN antiguo, los científicos descubrieron que el D4h3a probablemente se originó en la costa norte de China.

Li afirma:

“Las fuentes ancestrales de los nativos americanos en Asia son más complicadas de lo que se había indicado anteriormente”.

Los nuevos hallazgos sugieren que los antepasados y parientes más cercanos de D4h3a entraron en América a través de al menos dos migraciones. Al parecer, ambas diásporas se produjeron cuando el puente terrestre de Asia a América estaba obstruido por el hielo, por lo que los investigadores sugieren que los pobladores de la Edad de Hielo podrían haber viajado en su lugar a través de la costa del Pacífico.

Según los investigadores, la primera migración se produjo probablemente hace entre 19.500 y 26.000 años, durante el Último Máximo Glacial, la época más fría de la última glaciación. Por aquel entonces, las capas de hielo cubrían gran parte del planeta y vivir en el norte de China habría resultado difícil para los humanos.

Durante la última deglaciación (hace 19.000 a 11.500 años), la gente de lo que ahora es el norte de China probablemente viajó a Japón. Crédito de la imagen: Li et al. Cell Reports (2023)

Los científicos calculan que el segundo acontecimiento se produjo hace entre 19.000 y 11.500 años, cuando empezaron a fundirse las capas de hielo. Trabajos anteriores sugieren que este cambio climático probablemente contribuyó al rápido crecimiento de las poblaciones humanas durante esta época, lo que pudo impulsar su expansión a otras regiones.

Sorprendentemente, los investigadores descubrieron que durante la segunda oleada, un linaje se ramificó desde la costa septentrional de China y viajó a Japón, donde contribuyó al acervo genético japonés, especialmente al pueblo indígena ainu.

Kong afirma:

“Esto apunta a un vínculo genético inesperado entre los nativos americanos y los japoneses”.

Loren Davis, arqueóloga de la Oregon State University en Corvallis que no participó en esta investigación, dijo en un comunicado:

“El nuevo estudio encaja bien con lo que sabemos sobre el registro arqueológico de Japón, y da peso a los modelos actuales de cómo los humanos llegaron a poblar las Américas”.

Este descubrimiento podría ayudar a explicar algunas similitudes arqueológicas que, según trabajos anteriores, habían existido en ocasiones entre los pueblos de la Edad de Piedra de China, Japón y América. En concreto, los investigadores habían argumentado que las tres regiones presentaban similitudes en la forma de fabricar “puntas de proyectil con vástago” para puntas de flecha y lanzas.

Aunque los científicos se centraron en el ADN mitocondrial, los análisis genéticos adicionales que realizaron sugieren que los antepasados masculinos de los indígenas americanos también vivieron en el norte de China aproximadamente en la misma época que estas antepasadas femeninas.

Sin embargo, aunque el nuevo estudio es emocionante, no es más que “otra pieza del rompecabezas” sobre cómo y cuándo los humanos de la Edad de Hielo poblaron por primera vez las Américas, dijo Davis. Por ejemplo, los investigadores subrayaron que, aunque estos nuevos hallazgos sugieren que este único linaje del norte de China puede haber contribuido a la ascendencia indígena americana, “no representa toda la historia de todos los nativos americanos”, dijo Li.

Li agregó:

“Investigar otros linajes que muestren conexiones genéticas entre Asia y América ayudará a obtener la imagen completa de la historia de los nativos americanos”.

Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Cell Reports.

Crédito imagen de portada: depositphotos.com

[Fuente: livesci]

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