Bajo la vegetación de un viñedo en Francia, investigadores han descubierto el cráter de un meteorito y algo completamente inesperado: micrometeoritos. El nuevo y completo análisis ha puesto fin a 70 años de preguntas sobre este extraño agujero en el suelo.
Una bodega del sur de Francia tiene un argumento de venta especialmente singular que ha permanecido oculto durante décadas: se encuentra dentro del cráter de impacto de un antiguo meteorito. Tras más de 70 años de especulaciones, el descubrimiento se hizo gracias a un nuevo análisis de la roca y el suelo, que contenían los llamados “microdiamantes“.
La idea de que la depresión cercana a la ciudad de Béziers pudiera tener un origen astronómico se viene barajando desde los años 50, pero se rechazó en 1964 y nunca se profundizó en ella. Ahora, los investigadores han identificado una mezcla característica de minerales extraterrestres en el suelo y han determinado que, de hecho, se formó por el impacto de un meteorito de hierro y níquel.
Con 200 metros de ancho y 30 metros de profundidad, el cráter es relativamente pequeño. Este tipo de cráteres de impacto son increíblemente raros: sólo se conocen 190 en todo el mundo y sólo tres en Europa Occidental, según informa la Earth Impact Database. Estos cráteres, encontrados en Francia y Alemania, son todos mucho mayores que el del viñedo
Imagen del famoso viñedo en Francia. Crédito: Frank Brenker, Goethe University Frankfurt
Frank Brenker, profesor de la Goethe University Frankfurt y autor del estudio, dijo en un comunicado:
“Los cráteres pueden formarse de muchas maneras, y los cráteres de meteoritos son, de hecho, muy raros. Sin embargo, las otras diversas interpretaciones de cómo pudo formarse esta depresión me parecieron poco convincentes desde una perspectiva geológica”.
Huellas del impacto
Observando más de cerca el suelo bajo las viñas, Brenker identificó capas de color oscuro que, según dijo, “podrían ser venas de choque producidas por la trituración y fracturación de la roca, que a su vez podría haber sido causada por un impacto.”
También halló indicios de brecha: roca fragmentada dentro de un “cemento” de partículas minerales más pequeñas. Esto es típico de los cráteres de impacto de meteoritos, al igual que el descubrimiento de diminutas esferas ricas en hierro y níquel, que Brenker también encontró en las muestras.
Brenker explicó:
“Tales microesferas se forman por abrasión del meteorito en la atmósfera o sólo en el momento del impacto, cuando una gran parte del meteorito de hierro se funde y luego reacciona con el oxígeno del aire. En el impacto, el material fragmentado en el punto de impacto también podría quedar encapsulado”.
Hallaron microdiamantes
Junto a estas esférulas celestes, los investigadores descubrieron microdiamantes de choque, fragmentos microscópicos de diamante que se forman a alta presión, como ocurre durante el impacto de un meteorito.
Una microesfera del meteorito. Crédito: Frank Brenker, Goethe University Frankfurt
Un análisis separado demostró que el campo magnético de la Tierra era más débil en el centro del cráter que en la zona circundante, que es lo que cabría esperar si un meteorito se hubiera estrellado contra él, rompiendo o tal vez fundiendo la roca y alterando su magnetismo.
Brenker concluyó:
“En conjunto, los hallazgos [nos] permiten sacar casi cualquier otra conclusión: un meteorito se estrelló efectivamente aquí”.
Dada la rareza de este tipo de cráteres, el descubrimiento de otro es increíblemente emocionante y plantea una serie de preguntas. La más importante, por supuesto, es la del vino.
Tener un viñedo en el cráter de un meteorito es sin duda una buena campaña de marketing, y este hecho no pasó desapercibido a sus propietarios, que bautizaron acertadamente su bodega con el nombre de “Domaine du Météore” y llevan años pregonando su singular historia.
La bodega afirma en su página web:
“Las uvas y los vinos que producimos a partir de ellas tienen un sabor muy diferente a todo lo que se cultiva en la región o en Francia; estamos seguros de que es el resultado de nuestra historia astronómica”.
Los resultados se presentarán en la 54th Lunar and Planetary Science Conference, que se celebrará en Houston (Texas).
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
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