Una misteriosa garra de 3.300 años fue encontrada por arqueólogos, quienes creen, perteneció a un ave extinta hace 800 años.
Nueva Zelanda es una tierra llena de enigmas. La isla de los maoríes alberga más de 170 especies de aves, de las cuales, el 80% ya no existe en ningún otro lugar del planeta. Otras especies ya están extintas por culpa de los asentamientos humanos y las plagas invasoras que los acompañaron. Es por ello que no sorprende el hallazgo de una enorme garra de ave de 3.300 años de antigüedad.
Extraña garra de 3.300 años
En 1987, miembros de New Zealand Speleological atravesaban los sistemas de cuevas del Monte Owen, cuando descubrieron algo sorprendente; una garra que parecía pertenecer a una especie de animal prehistórico, como un dinosaurio. Para su sorpresa, aún conservaba músculo y tejidos de piel.
Después de los estudios, descubrieron que la garra perteneció a una especie extinta de aves no voladoras, conocidas como moa. Estos pájaros eran nativos de Nueva Zelanda y si extinguieron hace unos 700 u 800 años.
Los arqueólogos estimaron que la enorme garra de moa debía tener alrededor de 3.300 años cuando fue descubierta. Y es que la existencia de los moas se remonta hasta el antiguo supercontinente de Gondwana, hace unos 80 millones de años, según científicos.
Su nombre proviene de la palabra polinesia que significa ave doméstica y, de hecho, el término hace referencia a un grupo de aves que incluye 3 familias, 6 géneros y 9 especies.
Su tamaño variaba mucho, algunos tenían la envergadura de un pavo corriente, mientras que otros llegaban a ser más grande que el mismo avestruz. Las 2 especies más grandes de moas medían 3.6 metros de altura y pesaban alrededor de 230 kilos.
El registro fósil ha revelado que la mayoría de estas aves eran herbívoras y su dieta se basaba en frutas, hierba, hojas y semillas. Los análisis genéticos revelan que los tinamues sudamericanos, un ave voladora que es un grupo hermano de las ratites, eran sus parientes vivos más cercanos.
Pero, las 9 especies de moas, en contraste al resto de ratites, eran las únicas que no podían volar, incluso no tenían alas vestigiales.
Los moas y su extinción
Eran animales terrestres y herbívoros, siendo los más grandes que dominaban los bosques de Nueva Zelanda. El águila Haast era la única depredadora natural de los moas… hasta que llegaron los humanos.
Cuando los maoríes y otros polinesios comenzaron a llegar a la región a principios del siglo XIII, no pasó mucho tiempo para que también alcanzaran la isla. A raíz de esto, el moa se extinguió rápidamente. Poco tiempo después, las águilas Haast sufrieron el mismo destino.
¿Cuál fue la razón? Existen algunas teorías, pero la más aceptada es la caza discriminada y la reducción de su hábitat natural. De acuerdo a Trevor Worthy, paleozoólogo conocido por su gran carrera investigativa sobre el moa, afirmó que esta había sido la principal razón.
El hallazgo de esta misteriosa garra solamente confirma lo colosales y majestuosas que eran estas criaturas, al punto de haber sido confundida con una garra de dinosaurio. Sin duda alguna, los moas ha sido una de las aves más extraordinarias que pisaron la Tierra.
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