Desde hace cientos de años existen leyendas de gigantes que coexistieron con los humanos. Estas provienen de todo el mundo y siempre han amenazado al canon tradicional de la historia humana.
Así fue que Europa, durante más de 250 años, se vio fascinada por relatos de una misteriosa tribu a los que llamó “gigantes patagónicos“.
Los gigantes patagónicos
Representación de los gigantes patagónicos vistos por Magallanes. Cortesía: reporterohistoria
La existencia de estos seres se dio a conocer en el año 1520, cuando Fernando de Magallanes junto a su tripulación se toparon con ellos durante la exploración de las costas sudamericanas.
Magallanes relató que, un día, vieron a un hombre desnudo de estatura gigante en la orilla del puerto. Bailando y cantando mientras se echaba polvo en la cabeza.
El capitán envió a uno de sus hombres a realizar la misma acción en señal de paz y después lo condujo a la tripulación, donde Magallanes esperaba. El gigante se emocionó e hizo señas hacia arriba, creyendo que habían llegado del cielo. Asegura que era tan alto que los hombres le llegaban a la cintura, pero su cuerpo era bien proporcionado.
A pesar de que la etimología de la palabra no es clara, Patagonia pasó a significar “Tierra de los pies grandes“. Se cree que Magallanes quiso llevar a los 2 varones más jóvenes a España, pero estos enfermaron en el camino y murieron.
En 1579, Frances Fletcher, capellán del barco de Sir Francis Drake, también contó una experiencia con patagones gigantes.
El primer relato proviene de The World Encompassed, donde el sobrino, con mismo nombre, de Sir Francis Drake, escribió lo siguiente:
“Magallanes no se engañó del todo al llamarlos Gigantes, ya que en general se diferencian de la clase común de hombres, tanto por su estatura, como por el tamaño y la fuerza de su cuerpo, así como por lo espantoso de su voz: pero no son tan monstruosos ni gigantes como se dice; hay algunos ingleses tan altos como los más altos que pudimos ver, pero tal vez los españoles no pensaron que ningún inglés vendría allí a reprenderlos, y por eso se atrevieron a mentir con más audacia: el nombre de Pentagones, Cinco codos viz. 7. Foote y medio, describiendo la altura completa (si no algo más) del más alto de ellos. Pero esto es cierto, que las crueldades españolas allí usadas [refiriéndose a la toma de rehenes de Magallanes], los han hecho más monstruosos, en la mente y los modales, de lo que son en el cuerpo; y más inhóspitos, para tratar con cualquier extranjero, que vendrá después”.
¿Una exageración?
Tribus de la Patagonia según la expedición de Jules Dumont d’Urville. (Wikimedia Commons / Public domain)
Drake redujo la altura de los patagones de 3 metros, a 2.50 metros. Sin embargo, la intención de desacreditar a los españoles era tan obvia que era difícil de creer. Aun así, irónicamente, confirmaba la experiencia de Magallanes.
En 1590, el marinero inglés, Anthonie Knivet, aseguró ver cadáveres de hombres de 3.70 metros de altura en la Patagonia.
Ese mismo año, el navegante de la misma nacionalidad, William Adams informó de un violento encuentro entre su tripulación y nativos anormalmente altos.
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En 1766, cuando volvió a Gran Bretaña, un rumor sobre el HMS Dolphin decía que la tripulación había visto nativos de 2.70 metros de altura en la Patagonia. Sin embargo, en 1773, se reeditó el informe del viaje, cambiando la estatura a 1.98 metros. En pocas palabras, mantuvieron que eran muy altos, más no gigantes.
Tiempo después, se esparció la creencia de que los gigantes de la Patagonia eran solo una exageración. Especialmente después que, a la vuelta de una expedición, el capitán Louis de Bougainville declarara:
“Hicimos contacto con estos tan famosos patagones y descubrimos que no eran más altos… que otros hombres”.
Representación de los gigantes patagónicos.
Efectivamente, muchos eran más altos que el europeo promedio, pero apenas superaban los 1.80 metros. Otras exploraciones del siglo XVIII y a comienzos del XIX dieron declaraciones similares.
Entonces ¿No eran realmente gigantes o intentaban ocultar la verdad? Los relatos de estos seres se mencionan en muchos textos antiguos. Incluso la Biblia habla de los Nefilim y de una raza preadámica llamada Didanum.
Este pueblo fue el ancestro de los Nefilim y Refaim o Refaítas y algunos teóricos creen que estaban relacionados con los habitantes gigantes de la Patagonia.
Las pruebas arqueológicas sobre gigantes, son escasas, sí, pero existen. Entonces, negar la existencia de seres de alturas colosales no es más que un intento de desvirtuar la historia de la humanidad.
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