El ser humano es la única especie que vive en todos los nichos medioambientales del mundo: desde las capas de hielo hasta los desiertos, desde las selvas hasta las sabanas. Como individuos somos bastante insignificantes, pero cuando estamos conectados socialmente, somos la especie más dominante del planeta.
Nuevas pruebas procedentes de herramientas de piedra del sur de África demuestran que estas conexiones sociales eran más fuertes y amplias de lo que creíamos entre nuestros antepasados que vivieron hace unos 65.000 años, poco antes de la gran migración “fuera de África” en la que empezaron a extenderse por todo el mundo.
Conexión social y adaptación
Los primeros humanos no siempre estuvieron tan conectados. Los primeros humanos que salieron de África se extinguieron sin este éxito migratorio y sin dejar ningún rastro genético entre nosotros hoy en día.
Pero para los antepasados de los pueblos actuales que vivían fuera de África, la historia era diferente. En unos pocos miles de años habían migrado y se habían adaptado a todo tipo de zonas ambientales en todo el planeta.
Los arqueólogos creen que la clave de este éxito fue el desarrollo de redes sociales y la capacidad de compartir conocimientos entre diferentes grupos. Pero, ¿cómo observamos estas redes sociales en el pasado profundo?
Para abordar esta cuestión, los arqueólogos examinan las herramientas y otros objetos fabricados por el hombre que aún sobreviven en la actualidad. Suponemos que las personas que fabricaban esos objetos, al igual que las personas de hoy, eran criaturas sociales que fabricaban objetos con significados culturales.
Conectividad social hace 65.000 años
Una pequeña herramienta de piedra común nos dio la oportunidad de probar esta idea en el sur de África, durante un período conocido como Howiesons Poort hace unos 65.000 años. Los arqueólogos llaman a estas herramientas afiladas y polivalentes “artefactos con respaldo”, pero se puede pensar en ellas como en una “navaja suiza de piedra“: el tipo de herramienta útil que se lleva encima para realizar diversos trabajos que no se pueden hacer a mano.
Estos cuchillos no son exclusivos de África. Se encuentran en todo el mundo y tienen muchas formas diferentes. Esta variedad potencial es lo que hace que estas pequeñas cuchillas sean tan útiles para probar la hipótesis de que las conexiones sociales existían hace más de 60.000 años.
En todo el sur de África, estas cuchillas podrían haberse fabricado en cualquier número de formas diferentes en distintos lugares. Sin embargo, hace unos 65.000 años, resulta que se fabricaban con una plantilla muy similar a lo largo de miles de kilómetros y en múltiples nichos ambientales.
El hecho de que se hicieran con un aspecto tan similar apunta a fuertes conexiones sociales entre grupos geográficamente distantes en el sur de África en esa época.
Es importante destacar que esto demuestra por primera vez que las conexiones sociales existían en el sur de África justo antes de la gran migración “fuera de África”.
Una herramienta útil en tiempos difíciles
Hasta ahora se pensaba que las personas fabricaban estas cuchillas en respuesta a diversas tensiones ambientales, ya que, al igual que la navaja suiza, son multifuncionales y multiusos.
Hay pruebas de que las hojas de piedra a menudo se pegaban o unían a los mangos o ejes para fabricar herramientas complejas como lanzas, cuchillos, sierras, raspadores y taladros, y se utilizaban como puntas y púas para las flechas. También se utilizaban para procesar material vegetal, cuero, plumas y pieles.
Aunque la fabricación de la hoja de piedra no era especialmente difícil, sí lo era la unión de la piedra al mango, que implicaba complejas recetas de pegamento y adhesivos.
Durante la época de Howiesons Poort, estas cuchillas se producían en enormes cantidades en todo el sur de África.
Los datos de la cueva de Sibudu, en Sudáfrica, muestran que su pico de producción se produjo durante un período muy seco, cuando había menos lluvia y vegetación. Estas herramientas se fabricaron durante miles de años antes de los Howiesons Poort, pero es durante este período de cambio de las condiciones climáticas cuando vemos un aumento fenomenal de su producción.
Es la multifuncionalidad y el multiuso lo que hace que esta herramienta de piedra sea tan flexible, una ventaja clave para la caza y la recolección en condiciones ambientales inciertas o inestables.
Una sólida red social adaptada a un clima cambiante
Sin embargo, la producción de esta herramienta en esta época no puede considerarse únicamente una respuesta funcional a las condiciones ambientales cambiantes.
Si su proliferación fuera simplemente una respuesta funcional a las condiciones cambiantes, entonces deberíamos ver diferencias en los distintos nichos ambientales. Pero lo que vemos es una similitud en el número de producción y en la forma del artefacto a través de grandes distancias y diferentes zonas ambientales.
Esto significa que el aumento de la producción debe verse como parte de una respuesta socialmente mediada a las cambiantes condiciones ambientales, con el fortalecimiento de los lazos sociales a larga distancia que facilitan el acceso a recursos escasos y quizás impredecibles.
La similitud de la “navaja suiza” de piedra en todo el sur de África permite comprender la fuerza de los vínculos sociales en este periodo clave para la evolución humana. Su similitud sugiere que fue la fuerza de esta red social la que permitió a las poblaciones prosperar y adaptarse a las cambiantes condiciones climáticas.
Estos hallazgos tienen implicaciones globales para entender cómo la expansión de las redes sociales contribuyó a la expansión de los humanos modernos fuera de África y hacia nuevos entornos en todo el mundo.
Gracias por leernos. Te invitamos a seguirnos en nuestra Página de Facebook, para estar al tanto de todas las noticias que publicamos a diario. También puedes unirte a nuestro Grupo oficial de Facebook, y a nuestra comunidad en Telegram.
0 comentarios