Uno de los llamados blobs o “estructuras calientes y densas” existentes en el interior de la Tierra ha sido revelada en nuevas imágenes.

Por primera vez, los científicos han observado correctamente una zona de velocidad ultrabaja. Estas enigmáticas “bolsas de roca” se encuentran cerca del núcleo de la Tierra, a unos 3.000 kilómetros por debajo de la superficie.

A esa profundidad son obviamente difíciles de estudiar, pero sabemos que están ahí por la forma en que las ondas sísmicas fluyen a través de la Tierra. Estas zonas reciben su nombre por la forma en que las ondas sísmicas se ralentizan al pasar por ellas.

Hasta ahora, las imágenes de estas zonas han sido granuladas y difíciles de analizar, pero la que ahora se publica en un nuevo estudio revela una zona bajo Hawaii con mucho más detalle, proporcionando una nueva visión del funcionamiento interno de nuestro planeta y su historia.

Zhi Li, geofísico de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), dijo en un comunicado:

“De todas las características del interior profundo de la Tierra, éstas son las más fascinantes y complejas. Ahora tenemos las primeras pruebas sólidas que muestran su estructura interna: es un verdadero hito en la sismología de la Tierra profunda”.

Para producir la imagen se utilizó lo último en técnicas de modelado computacional, técnicas aplicadas a una señal de alta frecuencia que se registró mientras las ondas sísmicas ondulaban a través de la zona de ultrabaja velocidad.

Dibujo conceptual de la zona de ultra baja velocidad. (Li et al., Nature Communications, 2022)

La imagen ofrece a los expertos una visión a escala kilométrica de la bolsa de roca, una mejora de la resolución del orden de las magnitudes cuando se trata de estudiar el límite entre el núcleo de hierro y níquel de la Tierra y el manto que lo envuelve.

El flujo de la roca del manto caliente es lo que provoca los terremotos, los volcanes y otras actividades relacionadas, y los científicos están interesados en saber más sobre cómo las zonas de velocidad ultrabaja podrían estar desencadenando o influyendo en esa actividad.

MÁS CONTEXTO: Dos enormes estructuras detectadas en las profundidades de la Tierra, son ahora analizadas

Se cree que el exceso de hierro en estas zonas inusuales podría estar creando la densidad adicional que aparece en los patrones de las ondas sísmicas, y averiguar una u otra cosa podría decirnos más sobre cómo se formó la Tierra y cómo funciona su núcleo en la actualidad.

Sanne Cottaar, sismóloga de la Universidad de Cambridge, dijo en un comunicado:

“Es posible que este material rico en hierro sea un remanente de antiguas rocas de la historia temprana de la Tierra o incluso que el hierro se esté filtrando del núcleo por un medio desconocido”.

Los científicos también han detectado una relación entre las zonas de velocidad ultrabaja y los puntos calientes volcánicos, como los de Hawaii e Islandia. Una de las hipótesis es que estos puntos calientes podrían estar causados por material que sale disparado del núcleo hacia la superficie.

Una sección transversal que corta el centro de la zona de velocidad ultrabaja de Hawaii. (Li et al., Nature Communications, 2022)

Unas mejores imágenes de estas zonas profundas y misteriosas deberían ayudar también en ese campo de investigación, y los científicos también están estudiando la roca basáltica de la superficie en Hawaii para buscar pruebas de fugas del núcleo.

El estudio de las zonas de velocidad ultrabaja está limitado en algunos aspectos por el lugar en el que se producen los terremotos y por el lugar en el que están instalados los sismógrafos, pero el equipo está deseando aplicar sus mejoras de imágenes de alta resolución a otras zonas profundas de la Tierra.

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Kuangdai Leng, científico de la Universidad de Oxford (Reino Unido), dijo en un comunicado:

“Realmente estamos superando los límites de la computación moderna de alto rendimiento para las simulaciones elastodinámicas, aprovechando simetrías de ondas que antes no se percibían o no se utilizaban”.

Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Nature Communications.

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