Las hadas se encuentran en el folclore popular de diferentes culturas. Pero a diferencia de otros seres, siempre han estado entre la delgada línea de la ficción y la realidad. En relación a esto, existe un caso bastante peculiar de una joven que aseguró haber sido secuestrada por estas criaturas.
Ann Jefferies nació en 1626, en St Teath, Inglaterra. Siempre fue una chica brillante y curiosa, con una gran imaginación. Un suceso la llevó a desarrollar una especie de obsesión por las hadas; desde las leyendas tradicionales de su pueblo hasta los cuentos infantiles.
Sin embargo, quizás la admiración por estas míticas criaturas fue la que provocó su captura por las mismas, quienes la llevaron a conocer una maravillosa tierra.
La mujer secuestrada por las hadas
Desde niña pasaba gran parte de su tiempo en los bosques, en busca de, al menos, ver una de estas escurridizas entidades.
Este hábito continuó hasta que se volvió una joven mujer. Incluso, aun cuando ya había adquirido un trabajo como sirvienta de la familia de Sir Moses Pitt y su esposa Joan.
A los 19 años, Ann continuaba visitando los bosques, cantándole como en los cuentos en busca de que se manifestaran. Para sorpresa de la chica, sus esfuerzos rindieron frutos.
La historia relata que un día, mientras tejía en la casa de los Pitt, sufrió una especie de ataque compulsivo que la dejó en coma durante días.
Sin embargo, cuando despertó, contó un relato que dejó a todos boquiabiertos; dijo que mientras estaba tejiendo, oyó unas risas en el jardín. Cuando se asomó para ver que sucedía, se encontró con 6 diminutos hombres de traje y sombrero verde, con ojos muy brillantes y liderados por uno que lucía una pluma roja en su sombrero.
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Estas criaturas se acercaron a ellas y el líder saltó hasta la palma de su mano, para luego escalar hasta el hombro solo para besar su cuello y su pelo. Al poco rato, el resto de hombrecillos escaló sobre ella. Uno de ellos le colocó las manos sobre los ojos, después sintió un pinchazo y todo oscureció.
Lo siguiente que recordó fue despertar por los gritos de alguien gritando «lágrima». Cuando miró a su alrededor, estaba en una loma de hierba, en una tierra desconocida y fantástica. Aseguró que había palacios, templos y exuberantes jardines. También había grandes lagos azules donde pájaros de diferentes colores y otros animales retozaban.
Los hombrecillos la vistieron con un vestido de seda lleno de hermosos adornos y la condujeron hacia un palacio, donde había hadas por todas partes.
El regreso a la realidad y las habilidades “especiales”
Según Ann, permaneció en esta tierra durante muchos días, donde se enamoró del hada con la pluma roja. Al parecer, esto provocó celos en las demás hadas, que las seguían a todas partes.
Un día, una turba de estos seres la siguió y rodeó, mientras su amante intentaba defenderla. Sin embargo, la mujer perdió la consciencia. Lo último que vio fue al hada de la pluma tendido y herido el suelo.
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Cuando despertó, estaba otra vez en la casa de los Pitt. En ese momento estaba desorientada y cuando sus familiares la encontraron, sufría ataques compulsivos.
Curiosamente, a pesar de que habían pasado muchos días para ella, el tiempo no transcurrió en el mundo real.
Durante las siguientes semanas, Ann permaneció enferma, en cama, y moviéndose entre la inconsciencia y la lucidez.
Desarrollo de habilidades
Todo parecía indicar que había desarrollado ciertas habilidades de clarividencia, como leer el futuro y saber quién estaba tras la puerta de su habitación.
También aseguró ver con frecuencia las hadas que la acechaban, aunque nadie más podía hacerlo. Además mostraba una capacidad curativa solo con tocar a las personas.
Cuando se esparció el rumor de su habilidad curativa, empezaron a llegar personas de todas partes del país para ser tratadas por la mujer. Incluso, fue mantenida como prisionera en casa del alcalde de Bodmin durante un tiempo al ser acusada como bruja. Aunque dicha acusación nunca se hizo de manera formal.
Ann también desarrolló la habilidad de permanecer días enteros sin comer, pero sin sufrir sus efectos. La mujer seguía sana y vigorosa, insistiendo que las hadas la alimentaban.
El caso provocó un gran revuelo en la época, pero Ann decidió casarse con un hombre de nombre William Warren, desapareciendo de la luz pública. Negándose rotundamente a hablar más sobre su experiencia.
Dicha leyenda se ha difundido por toda la zona y una carta de Moses Pitt, el hijo de su benefactor, dirigida al reverendo Edward Fowler, obispo de Gloucester, afirmaba las capacidades de Ann. Por lo que éste decidió grabar la historia en una piedra.
Ann Jefferies fallecería en 1698, llevándose el secreto de sus habilidades a la tumba. Sin embargo, la leyenda de la mujer secuestrada por las hadas continúa aún vigente entre los lugareños de Gloucester ¿Una simple leyenda o una prueba de que las hadas son reales?
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Que historia tan interesante de este personaje, desde luego que las hadas existen, solo las personas que tengan desarrollado la clarividencia las puede ver así de sencillo.