Este último jueves NASA ha lanzado una ambiciosa misión de siete años de duración y que correrá a cargo de la sonda espacial robótica OSIRIS-REx. El artefacto deberá alcanzar el asteroide Bennu y extraer de su superficie muestras de tierra y grava para buscar en ellas moléculas orgánicas.
OSIRIS-REx tardará dos años en acercarse al asteroide, una roca de color negro y 487 metros de longitud, cuya superficie mapeará durante un año. Después la «tocará» durante tan solo cinco segundos para disparar gas nitrógeno sobre superficie y ‘aspirar’ unos 60 gramos de muestra, explica el portal Phys.org.
Los científicos creen que el asteroide tiene 4.500 millones de años de edad y que su superficie llena de carbón puede contener algunas pruebas sobre el origen de la vida en la Tierra o en alguna otra parte del Universo. La sonsa regresará a la Tierra en 2023, tras desplazarse a lo largo de 6.500 millones de kilómetros y después los científicos examinarán las pruebas en los siguientes dos años.
Otra misión es defender el planeta
«Esperamos que las muestras contengan moléculas orgánicas procedentes del Sistema Solar temprano que nos puedan dar información y pistas sobre el origen de la vida», explicó Dante Lauretta, uno de los científicos del proyecto. «Vamos a explorar un mundo desconocido», subrayó.
Otro objetivo de esta misión ambiciosa es la defensa del planeta. De hecho, Bennu es uno de asteroides cercanos a Tierra que cruzan la trayectoria de la misma de vez en cuando. La próxima vez que se acerque será dentro de 150 años, pero es importante estudiar este tipo de objetos espaciales para poder rastrearlos y prepararse para un posible impacto.
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