Un buzo tuvo la fortuna de encontrar una espada sumergida en el fondo del mar frente a la costa de Israel, y que según expertos, se remonta a la época de las Cruzadas.
El artefacto, que se cree cayó al mar durante un viaje a Tierra Santa hace unos 900 años, fue descubierto por Shlomi Katzin cerca de la ciudad portuaria de Haifa, Israel, el pasado fin de semana.
Katzin realizó el raro hallazgo mientras estaba operando en un área visitada con frecuencia por buzos, aproximadamente a 200 metros en el mar.
El buzo dijo que notó que varios restos, incluidos fragmentos de cerámica, anclas de piedra y metal, así como la hoja de la espada; todos ellos visibles.
Preocupado de que el objeto precioso pudiera quedar cubierto por la arena, decidió llevarlo a la superficie.
Rápidamente alertó a la Israel Antiquities Authority (IIA). La institución luego confirmó que la espada pertenecía a un caballero cruzado.
El inspector de la Unidad de Prevención de Robos de la IAA, Nir Distelfeld, agregó:
“La espada, que se ha conservado en perfectas condiciones, es un hallazgo hermoso y raro y evidentemente perteneció a un caballero cruzado. Se encontró con incrustaciones de organismos marinos, pero aparentemente está hecha de hierro. Es emocionante encontrar un objeto tan personal, que te lleva 900 años atrás en el tiempo a una era diferente, con caballeros, armaduras y espadas”.
La Primera Cruzada fue la primera de una serie de guerras religiosas y tuvo lugar entre 1096 y 1099. Los caballeros cristianos viajaron desde Europa y finalmente capturaron Jerusalén, donde comenzaron a masacrar a la población musulmana y judía de la ciudad. Las guerras no terminaron hasta 1291.
Al analizar la espada, los arqueólogos dicen que la espada tiene una hoja de un metro de largo y una empuñadura de 30 centímetros.
El lugar donde fue descubierta probablemente había brindado refugio a barcos antiguos durante las primeras etapas de las Cruzadas y es el hogar de muchos tesoros arqueológicos, algunos de los cuales se remontan a 4.000 años.
Sin embargo, tales descubrimientos pueden ser esquivos debido a las arenas en constante cambio.
Kobi Sharvit, jefe de la unidad de arqueología marina de la IAA, dijo:
“La forma y, por supuesto, la ubicación no dejan ninguna duda de que es de procedencia cruzada. Solo hemos comenzado ahora a trabajar con cuidado en la limpieza del sedimento y luego lo haremos con rayos X y, con suerte, podremos determinar si fue fabricada localmente o traída por uno de los cruzados. Incluso podemos encontrar en la empuñadura o en la hoja algunas marcas que nos permitirán descubrir algunas pistas sobre el propietario y a qué orden de los cruzados pertenecía y en qué cruzada estaba”.
La espada ahora debe limpiarse, ser restaurada y analizarse más a fondo, para luego se exhibida. Mientras tanto, el buzo que realizó el halazgo recibió un certificado de reconocimiento por su buena ciudadanía.
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