Durante muchos años a lo largo de la historia, hombres y mujeres han estado dispuestos a experimentar dolor y agonía para modificar su cuerpo con fines estéticos. Hoy hablaremos de una antigua tradición china que consistía en atar los pies para cambiar drásticamente su forma, tradición que está a punto de desaparecer.
La modificación corporal: ¿un mal necesario?
Por todo el mundo, diversas culturas han practicado la modificación corporal como una forma de expresar sus convicciones, ya sean religiosas o sociales. Por ejemplo, las mujeres de varias tribus africanas alargan su cuello considerablemente usando anillos de metal superpuestos. En Europa, las mujeres usaron por décadas asfixiantes corsés para verse esbeltas y delgadas.
Hoy en día, es común que jóvenes y mayores se hagan tatuajes o se pongan piercings y se hagan modificadores corporales mediante cirugía estética. Ahora bien, hubo una práctica de modificación corporal en la antigua China que, en términos de duración y agonía, le gana a todas las demás.
La mencionada tradición China se denomina fijación de pies, y consistía en modificar la forma de los pies en las jóvenes. Actualmente, solo un grupo reducido de mujeres viven con las consecuencias de esta práctica antigua. Por ello, la fotógrafa Jo Farrel de Hong Kong se propuso en 2014 capturar los últimos vestigios de dicha práctica.
Los orígenes de la fijación de pies china
Los orígenes de esta antigua tradición no se conocen con certeza, pero todo parece indicar que vio la luz durante la dinastía Shang, en los años 1700-1027 a. C. La leyenda dice que la emperatriz de Shang tenía un pie de palo, por lo que estableció la fijación de pies como una práctica obligatoria en todos sus dominios.
Además, otros registros oficiales más recientes hablan de la fijación de pies como una práctica habitual durante el reinado de Li Yu, gobernante de una sección de China entre los años 961 y 975 d.C. Durante una celebración, una de sus concubinas interpretó el baile de loto con los pies encuadernados, cosa que cautivó al emperador.
Dicha concubina se convirtió en la favorita del emperador Li, por lo que las demás también encuadernaron sus pies para imitarla y ganarse el favor de su esposo. Ya para mediados del siglo XII, la unión de pies se había generalizado mucho más. A principios de la dinastía Qing (mediados del siglo XVII), todas las jóvenes que quisieran casarse tenían los pies atados.
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¿Fueron razones de peso?
Al parecer, la principal razón por la que se popularizó la encuadernación de pies en la cultura china fue el deseo de contraer matrimonio. De hecho, si una joven no tenía los pies fijados, era difícil que encontrara un buen pretendiente. Ahora bien, estudios recientes indican que esta no fue la una razón para someterse a este tipo de agonía.
La fijación de pies comenzaba a muy temprana edad, cuando las niñas tenían entre 3 y 6 años. Como es de suponer, mientras tuvieran los pies atados su libertad de movimiento era muy limitada. Así, los padres se aseguraban de mantener a las niñas en casa y obligarlas a trabajar para complementar los ingresos de la familia.
Se documenta la vida de las mujeres con los pies atados
La práctica de atar los pies cayó en desuso con el paso del tiempo, y para principios del siglo XX fue prohibida por completo en toda China. Sin embargo, en algunas comunidades rurales la tradición sobrevivió hasta alrededor de 1939. Esto significa que, en la actualidad, solo unas pocas mujeres avanzadas en años tienen los pies encuadernados.
Con la finalidad de documentar sus vidas y recordar esta tradición antigua ya en desuso, Jo Farrell dio inicio a un proyecto fotográfico en el 2014. Las imágenes muestran los pies de las mujeres con pies de loto, y forman parte de un pequeño libro de arte titulado Living History: Bound Feet Women of China.
Un proceso lento y doloroso
A diferencia de la mayoría de los procesos de modificación corporal en donde se sufre solo unos instantes durante el procedimiento, la encuadernación de pies hacía sufrir a la persona de por vida. Fue así como vivieron unas 2 a 4 mil mujeres chinas durante más de 1.000 años como parte de una tradición social.
Artículo escrito por: Luisa Lugo, colaboradora de CodigoOculto.com
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