Durante la época en la que los nazis gobernaron Alemania, realizaron muchas estrategias para aumentar su poder. Sin embargo, uno de los casos más destacados se encuentra en Latinoamérica; Hilda Krüger, la espía que fue a México en busca de apoyo para invadir la Unión Soviética.
Con un gran carisma, que cautivó a la élite mexicana de la época, Hilda Krüger intentó codearse con los grandes actores de Hollywood, sin mucho éxito.
Ésta supuesta actriz era en realidad una espía, que trabajó junto a los nazis y tenía un claro objetivo: ayudar a Alemania a tener acceso al petróleo mexicano y otros recursos con un objetivo que hoy suena complicado: invadir a la Unión Soviética.
La Espía que deslumbró con su belleza
Con el apoyo del ministro de Adolf Hitler para la Ilustración Pública y Propaganda, Joseph Goebbels, Hilda Krüger desarrolló un carisma único. Muy parecido al que desplegó el partido para ganar tantos adeptos en toda Europa.
Juan Alberto Cedillo, historiador y escritor del libro «Vida y obra de una espía nazi en México», la describió como una mediocre actriz, pero con mucha habilidad para conquistar a la clase alta de la época.
Obviamente, el objetivo de Krüger no era ganar un Oscar. Su belleza y seducción estaban concentrados en la riqueza en hidrocarburos que existía en el país azteca.
Para ese entonces, el comercio petrolero de Alemania estaba muy debilitado por culpa de Reino Unido y Estados Unidos.
Y era exactamente éste último país y en el resentimiento histórico de México por la invasión del siglo XIX, el que impulsaría a que los mexicanos le ayudaran.
Krüger nació en 1912, en Colonia y a los 20 años ya estaba incursionando como actriz en Alemania. Trabajó en pequeños papeles, pero jamás se destacó.
En los años 30 quiso intentarlo en el inmenso mercado estadounidense del cine, pero no pudo conseguirlo. Sin embargo, lo que sí logró fue codearse con grandes empresarios estadounidenses.
Contrajo matrimonio con alguno de ellos, pues en su cabeza siempre tuvo clara sus convicciones; convertirse en una gran actriz de Hollywood… y apoyar al Tercer Reich en lo que le fuera posible.
El Interés en México
De un momento a otro, Krüger comenzó a ser vista con varios personajes influyentes de la política mexicana. También fue relacionada con diferentes empresarios y personajes influyentes en el país.
Era fácil para una mujer con una belleza exuberante que, de una u otra forma, formara parte de la élite de EE. UU., abrirse paso entre el elitismo mexicano.
Pronto comenzó a recibir favores, lo que le permitió tener acceso a recursos muy importantes, como el mercurio. De esta forma, se creó una red de contrabando hacia Alemania. Incluso consiguió averiguar sobre movimientos estratégicos de Estados Unidos.
¿Por qué una actriz mediocre de Hollywood, pero que ya había tocado las mieles de la fama, se encontraba concentrada en México?
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Su apoyo y devoción al Tercer Reich y su influencia no pasarían desapercibida para el gobierno alemán. Bajo las órdenes del mismo führer, Goebbles había creado toda una estrategia para que Krüger le consiguiera al nazismo el acceso al petróleo y armas mexicanas.
Las averiguaciones la vincularon con altos mandos del gobierno y los empresarios más importantes del país.
Cedillo explicó en el libro:
“Ella llega a México enviada para asegurar el petróleo. Hilda era experta en relaciones públicas y a los mexicanos les encantan las rubias. Se hace la tonta, pero es muy inteligente“.
Solo era cuestión de tiempo para que Krüger consiguiera acercarse a la política, y lo hizo con el partido dominante de la época: el Partido Revolucionario Institucional, o PRI por sus siglas. Así consiguió acceso a los recursos energéticos y minerales.
El fin del nazismo y de Krüger
Alemania, para ese entonces, no podía hacer comercio con ningún país manufacturero. Todos le habían cerrado las puertas. Si eso era poco, además habían hecho convenios especiales con sus enemigos. Estaban desesperados por conseguir recursos rápidamente.
El proyecto de expansión de Hitler estaba en pleno curso y entre sus objetivos, estaba hacerse con un territorio tan estratégico como era el soviético.
La Unión Soviética, para ese momento, estaba alzándose como potencia mundial, algo que podía resultar peligroso ya que Hitler nunca comulgó del todo con la ideología política rusa y a la cercanía geográfica.
Anexarse una naciente potencia mundial, era consolidar su dominio en toda Europa. Sin embargo, no todo era sencillo y para poder intentar invadir a la Unión Soviética, necesitaba recursos, y en abundancia.
Cuando México nacionalizó el petróleo, Goebbles y Hitler vieron una oportunidad única. De hecho, para la invasión a Polonia en 1939, los recursos mexicanos fueron vitales para la industria bélica alemana.
Sin embargo, todo se vendría abajo en 1940, cuando México se unió a la alianza para derrotar a Hitler, como un rechazo al ataque de la Armada Imperial Japonesa a Pearl Harbor.
Sin recursos, con gran parte de sus tropas reducidas, todos sabemos cómo terminó la historia. Goebbles fallecería en 1945, escondido en su búnker al suicidarse y después de envenenar a sus hijos.
Krüger, por su parte, tuvo un final un tanto diferente, pero no por eso menos desastroso. Su necedad de querer pertenecer a un gobierno, que solo la usó como un peón la llevaron a sufrir el escarnio público.
Después que se dieron a conocer todas las atrocidades hechas por los nazis, desapareció de los reflectores y las cámaras. Nadie quería ser relacionado con una nazi y esto llevó a que falleciera en un pequeño pueblo de Alemania en 1991, en total anonimato.
Su paso por México aún es recordado por las grandes élites de la nación. Una mujer con poco talento para la actuación, pero que con belleza y carisma propició que el país norteamericano proporcionara recursos vitales que fueron usados de forma bélica, es un episodio de Latinoamérica que quedará marcado en su historia.
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