Existen muchos enigmas en el mundo, un ejemplo de ello es ¿Quién hizo las primeras grabaciones de voz humana? Todos responderíamos automáticamente que Thomas Edison ¿Pero qué pasaría si esto no es cierto?
El fonógrafo de cilindro de cera fue un invento revolucionario. El ya creador de la bombilla y la cámara fotográfica había inventado otro aparato que cambiaría al mundo.
Muchas personas fueron testigos de ésta gran proeza nunca antes vista hace 120 años… aunque hay un pequeño problema.
Miembros de First Sounds Initiative, una especie de organización dedicada a hacer públicas las primeras grabaciones de la humanidad, empezaron a tener sospechas de que la historia estaba errada. Así fue como, en el 2008, descubrieron la verdad.
La primera grabación de voz humana: 3 décadas antes de lo escrito
Patrick Feaster es un historiador de audio estadounidense que comenzó a estudiar a una persona que, antes que Edison, pudo grabar la voz humana.
El personaje en cuestión era el francés Édouard-Léon Scott de Martinville. Feaster, en un principio, no se mostró muy emocionado, pues el invento parecía ser una versión arcaica del fonógrafo, el cual se usó únicamente con fines científicos.
Pero esto cambió; mientras más investigaba, se topó con unas copias, en muy mal estado, de la patente del «fonoautógrafo». El invento del francés registrado el 25 de marzo de 1857.
David Giovannoni, historiador de audio y colega de Feaster, visitó París y revisó personalmente estos documentos. En la Oficina de Patentes de Francia estaban dos «fonoautogramas»; grabaciones de sonido captadas en 1860. Casi 3 décadas antes que las tomadas por Edison.
Los fonoautogramas no eran más que papel cubierto de hollín que habían sido marcados por la vibración producida por el sonido en una cerda de jabalí.
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Las hojas fueron sumergidas en una especie de fijador, lo que había permitido que se conservaran a la perfección.
Ahora tocaba la parte más complicada, traducir las ondas. Giovannoni envió las hojas de papel a Feaster, quien empezó a trabajar inmediatamente desde su computadora. Ajustó manualmente cada una de las ondas basándose en referencias de vibraciones inscritas por un diapasón que el francés grabó en los mismos documentos para que otros pudieran entenderse.
El historiador trabajó toda la noche, pero una vez amaneció, tenía ante sus ojos una traducción perfecta de Au Clair de la Lune, una canción folclórica francesa. Estaba ante la primera grabación de voz humana de la historia. Y él era la primera persona en escuchar dicha grabación.
Pueden escuchar el primer sonido grabado a continuación:
Édouard-Léon Scott de Martinville
Editor y tipógrafo de manuscritos en una editorial científica de París con un sueño claro; crear un aparato capaz de registrar la voz humana y «transcribirla» de una forma que cualquier persona pueda leerla fácilmente.
La idea se le ocurrió a mediados del siglo XIX, después de leer un texto sobre la fisiología humana. Su pensamiento fue:
“Si una fotografía podía capturar imágenes fugaces con lentes que imitaban el ojo ¿Por qué no se podía crear una réplica del oído para capturar las palabras?”.
Así creó el fonoautógrafo, un «autoescritor» de sonido en hojas de hollín, el cual su taquigrafía podría leerse con la misma facilidad que las letras.
El invento captó la atención de la Société d’encouragement pour l’industrie nationale, o SEIN, por sus siglas, una sociedad encargada de evaluar nueva tecnología y su contribución a la industria francesa. Scott consiguió el apoyo necesario para mejorar el aparato.
Tiempo después creó sociedad con Rudolph Koenig, constructor de instrumentos científicos de precisión, logrando comercializarlo. El fonoautógrafo aparecía en el catálogo como un aparato capaz de llenar un vacío en la acústica.
En pocas palabras, estaba siendo anunciado como una especie de microscopio que no solo era capaz de mostrar el sonido, también su huella.
Obviamente, Scott grabó canciones, poesías y obras de teatro en diferentes idiomas que fueron quedando en el olvido.
Presentándola al mundo
En el 2008 y gracias a los avances tecnológicos, una de esas grabaciones fueron, por fin, transcritas y escuchadas.
Au Clair De La Lune sonaba en la voz de una pequeña niña que, asumieron, era la hija de Scott, se presentó públicamente y de inmediato se hizo viral.
Obviamente esto generó diferentes tipos de reacciones. A unos les pareció algo dulce y fantástico y a otros… no tanto.
Charlotte Green, periodista de BBC Radio 4, se rio a carcajadas en vivo, durante el noticiero que estaba presentando. Obviamente, un hecho que también se hizo viral. La razón de tal reacción es que, para la periodista, sonaba como «una abeja dentro de una botella».
Otros también mencionaron que parecía una grabación espeluznante. Pero a pesar de todo, la historia debía cambiarse; Edison no fue el primero en grabar la voz humana; fue Edouard-Léon Scott de Martinville.
Curiosamente, y solo seis meses después de que se hiciera pública la grabación, Giovannoni y Feaster se dieron cuenta que habían cometido un terrible error. La voz no era de ninguna niña, era del mismo Scott.
El francés falleció de un aneurisma, en un anonimato total, tan solo un año después de que naciera el fonógrafo. Fue enterrado en una tumba sin nombre, pues su familia no podía pagar una lápida.
El testamento de Scott solo mencionaba algo claramente: Que él y su invento no fueran olvidados. Y lo consiguió; en el 2015, la UNESCO colocó en su «Registro de la Memoria del Mundo» lo siguiente:
“Las primeras grabaciones de la humanidad de su propia voz: los fonautogramas de Édouard-Léon Scott de Martinville (c.1853-1860)”.
¿Cuánto conocemos de nuestra historia? Realmente poco e importantes datos como este son las que nos hacen pensar ¿Cómo está de manipulada la historia que nos han contado?
Aunque el audio del siguiente vídeo se encuentra en inglés, usted puede activar los subtítulos en español. En caso desconozca cómo hacerlo, puede consultar esta GUÍA.
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