Este domingo 3 de julio se colocó la última pieza, culminando así la construcción del radiotelescopio más grande del mundo, que permitirá a los investigadores obtener información sobre el espacio y buscar vida extraterrestre fuera de nuestra galaxia.
El Telescopio de Apertura Esférica de 500 metros (FAST, por sus siglas en inglés), ubicado en la provincia china de Guizhou, es un enorme plato del tamaño de aproximadamente 30 campos de fútbol, compuesto por 4.450 paneles móviles triangulares. El proyecto, cuyo valor se estima en unos 180 millones de dólares, comenzó en marzo de 2011 y estará en funciones a partir de septiembre.
Según explica un comunicado oficial, a partir de este momento los científicos podrán empezar a «depurar» el telescopio y llevar a cabo las primeras pruebas. Para Zheng Xiaonian, jefe adjunto del Observatorio Astronómico Nacional, que pertenece a la Academia de Ciencias China, «el proyecto tiene el potencial para buscar y estudiar los objetos más extraños, para entender mejor el origen del Universo y para impulsar la búsqueda global de vida extraterrestre». El telescopio, cuya construcción ha costado cerca de 180 millones de euros será, durante varias décadas, el más potente y avanzado de su categoría.
El científico ha asegurado, además, que el gran telescopio, en cuya construcción se han invertido más de cinco años de trabajo, empezará a operar durante este mismo mes de septiembre. La instalación forma parte del ambicioso programa espacial chino, una auténtica prioridad para Pekín, que pretende convertir al país en la potencia espacial más avanzada del mundo. Otros hitos dentro de este ambicioso programa son poner un hombre en la Luna antes de 2036, terminar la construcción de una gran estación espacial (ya comenzada) y ser la primera nación que consiga colocar a un ser humano sobre la superficie de Marte.
FAST dedicará sus esfuerzos y su tiempo a seis grandes áreas del conocimiento del Universo. Por un lado, buscará señales de subestructuras de materia oscura en el halo de nuestra propia galaxia, tarea en la que será hasta ocho veces más eficiente que el telescopio de Arecibo. Según las teorías, estas estructuras deberían de ser muy numerosas, pero hasta ahora no han podido ser detectadas en cantidad suficiente como para confirmar esta predicción. En el otro extremo, FAST estudiará también la distribución de materia a grandes escalas, y tratará de comprender lo que es la energía oscura, la extraña y desconocida fuerza que supone más del 70% de la masa total del Universo.
El nuevo radiotelescopio se utilizará también para descubrir nuevos púlsares, cadáveres estelares que giran sobre sí mismos a gran velocidad, emitiendo en cada giro una radiación muy intensa. Desde 2007 se han descubierto 1.850 púlsares, aunque las estimaciones teóricas apuntan a que deberían existir cerca de 60.000 solo en nuestra galaxia.
FAST también buscará e identificará nuevas moléculas en el espacio interestelar. Su sensibilidad mejorada le permitirá, por ejemplo, localizar moléculas de carbono en el espacio con una precisión muy superior a la conseguida hasta ahora.
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