Un dios con dos nombres: dios Inca que salió del lago Titicaca y el gigante de Atacama, Chile, podrían ser el mismo.
Un colosal geoglifo de 120 metros de altura en el desierto de Atacama, Chile, representa a un dios gigante que viajaba por los Andes impartiendo conocimiento a los pueblos antiguos. Portaba báculos de rayos y luces, muy parecido a los báculos de Viracocha. ¿Podrán ser el mismo dios o hay algo más en sus historias?
Ese geoglifo humanoide está tallado sobre el cerro Unita en Atacama. Su tamaño supera a las Líneas de Nazca de Perú. Según los estudios arqueológicos, fue tallado en los 500 d. C.
El dios con dos nombres que llegó al desierto de Atacama
En 1872, Charles Darwin estaba explorando el desierto de Atacama y se asombró por la presencia dominante de este dibujo ciclópeo. El gigante atacameño tiene doce líneas que salen de su cabeza (¿rayos de energía?) que podrían representar un calendario de doce partes.
Es una hipótesis, pero podría relacionarse al dios inca Viracocha, quien creó el mundo y la vida ahí en los Andes. Coincidentemente, también instauró un año con 12 meses a la hora de la creación.
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¿Será este gigante de Atacama, Viracocha? Sí podría serlo, ya que el desierto está rodeado por los Andes. Atacama fue habitado por los incas y otros pueblos andinos que conocieron a Viracocha. Sin embargo, también podría ser su hijo.
Se teoriza que este geoglifo, al igual que las Líneas de Nasca, servía como señalización para naves alienígenas antiguas. Pero las hipótesis académicas establecen que los geoglifos funcionaban como orientadores de los movimientos de la Luna o como mapas para viajeros o caravanas de los pueblos andinos.
Tunupa-Tarapacá, el gigante que impartió conocimiento
Se piensa que el gigante de Atacama es Tunupa-Tarapacá, hijo de Viracocha, que viajó desde el lago Titicaca hasta esa región de Tarapacá, en Chile. Viracocha también viajó desde el Titicaca hacia todos los Andes, creando vida y formando pueblos en Perú, Bolivia y Chile (Viracocha surgió del Titicaca).
Crónicas y tradiciones orales lo denominan El Hacedor, un creador con capacidades paranormales como caminar sobre el agua (tipo Jesús). Los sacerdotes incas y preincaicos le sacrificaban animales como culto y, según el historiador Pedro Sarmiento de Gamboa:
“Sus acólitos creen que en un principio, de la oscuridad surgieron hombres gigantes que se rebelaron y desobedecieron a Viracocha. Este los convirtió en piedra y desató una inundación que cubrió toda la Tierra [un paralelo con el Diluvio Universal bíblico], y cuando todo se calmó, siguió su viaje para realizar milagros”.
Su hijo Tunupa-Tarapacá hablaba todos los idiomas Tawantinsuyo y peregrinó por todas las provincias de los Qollasuyu, desde el lago Titicaca hacia el suroeste y las costas de Chile. Impartió enseñanzas y realizó milagros.
Hijo de Viracocha y también portaba báculos
Tunupa enseñó sobre los deberes de armonía social, la construcción de casas y caminos, la agricultura, el arte, la música y la danza (Viracocha hizo lo mismo en sus viajes). Además, Tunupa castigaba a quienes no querían escucharlo, igual que el dios inca, quien lanzaba bolas de fuego volcánicas contra quienes lo ignoraban o intentaban matarlo.
Tunupa sale armado con rayos y luces (lo que alumbra el mundo), representados por dos báculos o bastones, igual a la imagen emblemática del Señor de los Báculos de Viracocha que aparece en la Puerta del Sol de Tiahuanaco.
Ambos dioses, Viracocha y Tunupa-Tarapacá realizaron obras muy parecidas, ambos eran gigantes y se consideraban creadores por los pueblos andinos. También considerados maestros e igualmente vengativos si se les ofendía. Sin embargo, como dice la mitología precolombina de Tarapacá, Tunupa era hijo del dios inca mayor… Uno bastante oculto y desconocido.
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