¿Has escuchado la expresión «gente de sangre azul»? Es posible, pues generalmente se relaciona con los príncipes y nobles de los cuentos de hadas, castillos y princesas. Pero, ¿sabías que los seres humanos de piel azul son reales, condición producida por una anomalía genética? Conozcamos más de cerca a una familia que, a mediados del siglo 1800, poblaron Troublesome Creek, Kentucky.
Una condición genética bastante particular
Para el año 1822, Martin Fugate, un jovencito huérfano de Francia, llegó a la región de Troublesome Creek con la intensión de establecerse y formar una familia. No se sabe si para la fecha ya tenía la piel azul, pero lo que sí sabemos es que, en poco tiempo, él y su familia comenzaron a llamar la atención de los lugareños.
Martin se instaló en la zona y se casó con Elizabeth Smith, una mujer pelirroja con la piel pálida. La pareja tuvo siete hijos, cuatro de los cuales nacieron con la piel azul. Como la región donde vivían era muy aislada y había muy pocas familias cercanas, los matrimonios entre parientes consanguíneos era algo habitual.
Elizabeth estaba emparentada con un clan cercano, y al parecer, también tenía una anomalía genética que afectaba el color de su tono de piel. Fue una coincidencia desafortunada que se casara con Martin, quien no sabía que su mujer también tenía el mismo rasgo genético raro que él.
El gen azul continuó prosperando en la zona
Zachary, uno de los hijos azules de Martin y Elizabeth, se casó con una de las hermanas de Elizabeth y tuvo muchos hijos. Uno de sus descendientes, Levy, se casó con una mujer del clan Ritchie, familia prominente de la región. Tuvieron 8 hijos, y entre ellos estaba una niña llamada Luna, que nació con la piel casi morada.
Los matrimonios entre parientes cercanos siguieron siendo lo habitual en la región, y en un par de décadas, la anomalía genética prosperó sin parar. Muchos individuos azules comenzaron a poblar toda la zona, lo que les trajo un conjunto de problemas sociales bastante lamentables.
La difícil vida de la gente azul de Kentucky
Como era de esperarse, los vecinos que no tenían la piel azul comenzaron a burlarse y estigmatizar a los Blue Fugates. El trauma psicológico, la vergüenza y la discriminación, hicieron que estas familias se aislaran aún más de la zona. Su vida no fue sencilla, pero, afortunadamente, la solución para su problema genético no tardó en llegar.
En algún momento de los años sesenta del siglo XX, el Dr. Madison Cawein escuchó rumores sobre unas extrañas personas azules que vivían en Troublesome Creek. Apoyado por la enfermera Ruth Pendergrass, visitó la zona para conocer de primera mano a estos individuos. Sus intenciones eran estudiar la anomalía genética y procurar hallar una solución para la lamentable situación de las familias.
La ciencia médica devela el misterio
Luego de un par de pruebas médicas e investigación minuciosa, el Dr. Madison y la enfermera Pendergrass revelaron la verdad sobre la gente azul de Kentucky. Toda la familia sufría de una enfermedad conocida como metahemoglobinemia, razón por la cual la pigmentación de su piel se tornaba azul o morada.
Cuando los niveles de metahemoglobinemia en los glóbulos rojos están por encima del 1%, la piel se vuelve azul, los labios morados y la sangre adquiere una tonalidad marrón achocolatada. Esta condición puede heredarse o contraerse por la exposición contante a altos niveles de xilocaína o benzocaína.
¿Qué pasó con la gente azul de Kentucky? ¿Pudo la ciencia médica ayudarles a recuperar su salud? Así es, y después de años de humillaciones y desprecios por parte de sus condiscípulos, pudieron llevar una vida normal. El Dr. Madison les recetó comprimidos diarios de azul de metileno, y el color azul de su piel desapareció gradualmente.
Las personas de piel azul no son un mito
En 1975, nació Benjamín Stacy, el último descendiente de los Blue Fugate. También tenía la piel azul, pero la tonalidad desapareció a medida que iba creciendo. La historia de su familia confirma que las personas de piel azul no son un mito. Simplemente sufrían de una enfermedad, y gracias a la ciencia médica y el interés genuino de otros, recibieron la ayuda que tanto necesitaban.
Por: Luisa Lugo
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