Por décadas, las grandes potencias mundiales han pugnado por el liderazgo militar, tecnológico y armamentista. En su afán por poseer influencia y controlar las riquezas naturales, se han retado unas a otras, exhibiendo buena parte de su arsenal. Hoy hablaremos de una iniciativa política cuyo campo de acción está fuera del planeta: las bases militares en la Luna y los planes para convertir nuestro satélite en un arma.
Estados Unidos a la cabeza del proyecto
Quien se adueñe de la Luna estableciendo bases científicas y militares en ella, ciertamente habrá dado un gigantesco paso hacia la supremacía mundial. Esta iniciativa ya está en marcha, y avanza a buen ritmo, orquestándose bajo la batuta de los Estados Unidos de América e instituciones como la NASA.
El pasado 22 de septiembre, la NASA y el Departamento de Defensa (DOD), firmaron un memorando al respecto. Este memorándum de entendimiento NASA-DOD tuvo como uno de los puntos principales, la puesta en marcha de una base lunar. Los acuerdos para unir esfuerzos y llevar al satélite a seres humanos, se ejecutan como parte del programa Artemis de la NASA.
Estados Unidos busca liderar la creación de tratos con socios comerciales e internacionales, en pro de la expansión humana a todo el sistema solar, a fin de traer consigo nuevos conocimientos y oportunidades. Por supuesto, el gobierno de Rusia y sus aliados no ven con buenos ojos estos proyectos, aumentando la fricción entre las potencias.
La seguridad del proyecto a cargo de la Fuerza Espacial
Un proyecto de tal magnitud, y ejecutándose en medio de tensiones y conflictos internacionales, necesita protección y financiamiento constante. Pues bien, a fin de garantizar la seguridad de los viajes, tripulados y no tripulados, hacia la Luna, la Fuerza Espacial de los Estados Unidos servirá como garante de la NASA.
El acuerdo compromete al Departamento de Defensa y la NASA a una amplia colaboración y apoyo mutuo. Esto incluirá vuelos espaciales tripulados, transporte espacial, política espacial de EE. UU. y la ejecución de prácticas para operaciones seguras en el espacio, defensa planetaria e investigación científica.
La inversión en tecnología espacial produce beneficios en toda esfera humana
A medida que la NASA se adentra en el espacio, La Fuerza Espacial estadounidense asegurará el uso pacífico del mismo, protegiendo los intereses de EE. UU. y sus aliados. Ahora bien, ¿vale la pena invertir millones y millones de dólares en la financiación y desarrollo de este monumental proyecto? Todo parece indicar que sí, pues no han temblado los pulsos para firmar la aprobación de presupuestos.
Los protagonistas de esta iniciativa aluden a el enorme legado que el desarrollo de la tecnología espacial ya ha dejado al mundo entero. En la actualidad, muchos de los productos desarrollados por la NASA durante los años de Apolo ya son bien conocidos. Entre ellos se cuentan los paneles solares, los taladros inalámbricos, alimentos liofilizados, material de aislamiento térmico, etc.
Con el nuevo proyecto de establecer bases militares en la Luna, saldrán a la luz nuevos descubrimientos que terminarán siendo productos de uso diario. La NASA afirma que la inversión tecnológica espacial estimulará la economía y potenciará la competitividad económica global de Estados Unidos. Esto se traducirá en la generación de empleos, creación de productos y servicios, nuevos negocios e industrias, etc.
¿Qué hay detrás de todo este despliegue de tecnología y desarrollo espacial?
En medio de tantas fricciones y desacuerdos, internos y de carácter internacional, el desarrollo de tecnología espacial no deja de avanzar. La NASA tiene previsto enviar de nuevo seres humanos a la Luna, esta vez, un hombre y una mujer, para 2024. Una vez concretado el proyecto de establecer bases militares y científicas en la Luna, el próximo paso será explorar nuestro planeta más cercano: Marte.
¿Cómo repercutirá la materialización de estos proyectos en la posición de EEUU en el mundo entero? La respuesta está por verse, pero lo cierto es que, con toda probabilidad, naciones como Rusia y China tienen sus cartas bajo la manga. El que Estados Unidos se adueñe de la Luna, las pone en desventaja estratégica y militar. ¿Será que solo quieren convertir el satélite en un arma bélica, un nuevo punto de control mundial?
Por: Luisa Lugo
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