Desde hace varios años el manuscrito de Enoc, viene causando revuelo entre los internautas, despertando todo tipo de conjeturas.
Catalogado como uno de los apócrifos bíblicos más celebrados, el Libro de Enoc, es transmisor de un mensaje único y singular. Aunque su popularidad parece encontrar en estos tiempos sitio preferencial, su leyenda como revelación de culto, lleva largo tiempo entre nosotros.
Mi primer acercamiento al Libro de Enoc, tuvo a la Doctrina Secreta de Helena Petrovna Blavatsky como primera referencia esotérica de peso.
Este punto, como siempre subrayo, se impone como de vital importancia, porque permite una mejor decodificación cuando nos sumergimos en el tema, como veremos, dominado por muchas aristas.
Munidos de estas alertas invito al lector me acompañe en un viaje, que aviso, se avecina movido. Ajusten sus cinturones.
Enoc, el hombre que fuera arrebatado por Dios
“Por la fe Enoc fue transpuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo transpuso Dios; y antes que fuera transpuesto tuvo testimonio de haber agradado a Dios”. La Biblia. Viejo Testamento. Hebreos 11:5.
Las primeras referencias conocidas sobre Enoc-Henoch, otros de sus apelativos, y que en hebreo se traduce como Chanok, el dedicado, surgen de la Biblia, donde se lo cita diecisiete veces. Catorce de ellas son recogidas en el Viejo Testamento, ocupando pasajes del Génesis, Éxodo, Números y Crónicas.
En el Nuevo Testamento, Lucas, Hebreos y Judas vuelven a enunciar su nombre. Sin embargo, es en el Génesis donde más datos se acumulan acerca de Enoc, contabilizando nueve menciones.
Allí se retrata a Enoc como hijo del mismísimo Caín, que incluso llega a edificar una ciudad en su honor. Y aquí el primer misterio acerca de su longevidad, ya que a los setenta y cinco años engendra a Matusalén, padre de Lamec, y cuyo hijo será nada menos después, el legendario Noé. Es fácil ver estamos ante una genealogía de patriarcas, que se remontan a tiempos antediluvianos.
Otra cronología bíblica postula, Enoc es hijo de Jared, patriarca muy reverenciado por los actuales mormones y hasta en el Islam, que a la edad 162 años diera vida al enigmático Enoc, quién, y atención con esta cifra, vivió en la Tierra hasta los 365 años, cuando Dios lo arrebató a los cielos, luego de tener su fabulosa revelación. Jared, como si fuera poco, habría muerto a los 962 años.
La Doctrina Secreta y el Libro Enoc
Es muy importante atender la vía oculta, que pone a Enoc en su contexto merecido. Y digo esto, porque cuando hablamos de sus misterios, no debemos olvidar la literalidad de la letra muerta, puede hacer torcer el verdadero rumbo, en los intentos por decodificar la verdadera realidad que se esconde tras Enoc.
Este punto fue muy bien entendido por la estudiosa rusa Helena Petrovna Blavatsky, que en este espacio presentamos el año pasado un articulo, narrando aspectos de su fabulosa historia.
El problema sobre Enoc, fue abordado por Blavatsky en uno de sus libros mas sobresalientes, y obra cumbre del esoterismo, La Doctrina Secreta, tomo IV. Fue allí que quién escribe, conoció hace ya unas cuantas décadas, a este personaje ahora tan popular. Y dicho esto, va una confesión de mi parte.
No crea el lector la Doctrina Secreta compuesta por seis tomos, verdadera biblia esotérica transmitida en el siglo IXI, resulta de fácil lectura, nada mas lejano. Requiere de tiempo, dedicación, y sobre todo, cultivar gran paciencia.
Desde ya hacen falta años, para alcanzar algún tipo de interpretación. Así que cuando esas referencias sobre Enoc impactaron en mi retina, fui consciente no la tendría fácil. Pero el esfuerzo valió la pena, y hoy puedo decir su lectura me impuso un marco novedoso, en la manera de tratar estos temas.
Examinemos las reflexiones de Blavatsky. Ante todo, empieza la redacción de Enoichion-Enoc, afirmando estamos ante un texto secreto, y que pertenece al catalogo de libros reservados, ocultos en Templos. De exclusividad para futuros iniciados. Esta obra habría estado fuera del ojo público, hasta decidirse su liberación.
Blavatsky sigue informando el Libro de Enoc, anteriormente se reverenciaba como Enoichon o Libro del Vidente. Toda una declaración.
Y aquí vamos hacia algo importante, atención con estos datos. Enoc representa el séptimo patriarca luego de Adán, siendo 365 cuando su arrebatamiento, esconde un suceso astronómico, identificando ambas cifras, su misión sagrada y espiritual, la de ser Enoichion, el Vidente del Ojo Abierto.
Escribe también Blavatsky, que el Libro de Enoc fue compilado por altos iniciados egipcios, los llamados Dioses Dragón o Serpientes. Pero los anales de Enoc según computa Blavatsky, remontarían su legado a una historia aún más remota, vinculada a razas anteriores como son los antiguos atlantes y lemures.
Otra cuestión bien informada por Blavatsky, y pista de notable importancia en nuestro estudio, es que en Enoc habita una entidad genérica, representando bajo su nombre, a un colectivo de iniciados.
La inquieta Helena finaliza su exposición sobre Enoc lanzando lo siguiente:
El Libro de Enoc es, en una palabra, un resumen, un compendio de la Tercera, Cuarta y Quinta Razas; unas pocas profecías de la presente época del mundo; un largo resumen retrospectivo, introspectivo y profético de sucesos universales, y completamente históricos, geológicos, etnológicos, astronómicos, y psíquicos. Con un toque de Teogonía de los anales antediluvianos”.
Enoc y los Manuscritos del Mar Muerto
Aunque rumores sobre el misterioso libro circulaban en la Europa Medieval, no fue hasta 1773 cuando el manuscrito fuera liberado de su largo encierro.
Quien realizó la hazaña fue un explorador, naturalista y geógrafo británico, llamado James Bruce de Kinnaird, 1730-1794, que, durante su estancia en Abisinia, actual Etiopía, encontrara el Libro de Enoc, y lo transportara a Inglaterra, donado más tarde a la Biblioteca Bodleiana de Oxford. Según dataciones, y remarco oficiales, el Libro de Enoc se remontaría al 350 a.C.
Algunos estudiosos refieren el intrépido Kinnaird era, además, un hermano masón, cuyo interés también estuvo centrado, en buscar el Arca de la Alianza que se dice rastreara en Etiopía.
Luego del anuncio de Kinnaird se sucedieron otros hallazgos del texto, encontrándose fragmentos en griego.
Estas copias fueron desestimadas de inmediato, y la narrativa casi calcada del Génesis, rechazada con vehemencia por los astutos padres vaticanos, que no aceptaron su contenido explosivo.
Para la Iglesia, el Libro de Enoc representa tan solo un manuscrito apócrifo, sin valor documental. Pero un increíble giro del destino, alteraría pronto esta visión.
El suceso que iba a cambiar la suerte del enigmático tratado, tuvo lugar en 1947, cuando en unas cuevas israelitas de Qumrán, localizada a orillas del Mar Muerto, dos pastores beduinos se toparon con un descubrimiento sin precedentes.
Allí ocultos en las soledades del desierto, aparecieron unos antiguos pergaminos, donde una gran mayoría de esos rollos, calculados en unos doscientos escritos, que luego verían aumentado su número, referenciaban el Antiguo Testamento.
Mucho de este material provenía de una antigua secta judía, conocida como los esenios del desierto que se creía casi mítica. Entre aquel legado milenario, un texto clasificado como el sello 4Q534 hizo su irrupción, y como ya dedujo el lector, adivinó, es el Libro de Enoc, y que aviso, propone algunas variantes.
Para empezar, estamos ante una quinta parte del texto original en etíope, y con la inclusión de otro texto complementario, El Libro de los Gigantes, que dentro de Enoc aparece como información fragmentada. También se nos indica su hijo Matusalén, es quién relata los asombrosos hechos, protagonizado por su célebre progenitor.
Una de las grandes preguntas que tiene en vilo a los especialistas, es si los esenios son sus autores, o tan solo custodios de un tesoro recuperado.
Hoy se cree esta segunda opción es la mas indicada, ya que se asevera esta biblioteca perdida, habría ocupado un lugar importancia dentro del Templo de Salomón. Su destrucción por los babilonios en el 586 a.C., propició la diáspora de estos documentos hacia el desierto, logrando su preservación.
El Calendario de Enoc – Evidencias de un antiguo mundo antediluviano
“Y el sol y las estrellas traen todos los años exactamente, porque ellos no adelantan o retrasan su posición por un solo día por toda la eternidad, pero complementan los años con perfecta justicia en 364 días”. El Libro de Enoc, 74:12.
Como vengo alertando desde los inicios de este trabajo, cualquier lectura que se haga sobre El Libro de Enoc, debe contemplar su aspecto oculto, que no me cansaré repetir resulta método clave, en cualquier intento destinado a descifrar su intrincado mensaje.
Si el lector adopta esta recomendación, le serán abiertos los ojos, y podrá asimilar mejor ciertas pistas, como por ejemplo el del misterioso calendario de 364 días enunciado por Enoc.
Muchos estudiosos se preguntan el porque de esta alusión, o si Enoc se equivoca en sus apreciaciones. Un primer impulso lleva a descartar esta provocativa declaración, sino fuera que cómputos de 364 días, aparecen conectados con antiguos monumentos megalíticos.
Tiahuanaco responde a uno de estos ejemplos, si la lectura realizada en la Puerta del Sol es correcta, al decir de algunos investigadores.
Actualmente, tiene lugar un gran debate acerca del llamado Calendario de Dios como se lo denomina, que muchos consideran de notable perfección en su uso. Pero estas saludables discusiones omiten un punto en la controversia, acerca de su verdadera utilidad en aquel pasado remoto.
Para zanjar la cuestión acudamos a los viejos textos esotéricos. Estas son sus respuestas.
Según se nos informa el calendario de 364 días propuesto por Enoc, revela un estado del planeta funcionando en equilibrio, antes de la alteración provocada por un espantoso cataclismo, que rompió esa armonía, provocando una inclinación del eje terrestre, así como la destrucción de antiguas humanidades.
Y Hubo Guerra en el Cielo
“Así, pues, yo Enoc, estaba ocupado en bendecir al gran Señor, el rey del mundo, y he aquí los vigilantes me llamaron, a mí, Enoc el escriba, y me dijeron: Enoc, escriba de justicia, Vete, haz saber a los vigilantes del cielo que han abandonado el cielo altísimo, el lugar santo, eterno, que se han ensuciado con las mujeres y han hecho como hacen los hijos de los hombres, y han tomado mujeres, y se han corrompido con una gran corrupción sobre la tierra. No habrá para ellos ni paz ni remisión del pecado”. El Libro de Enoc. 12:3-5.
El Libro de Enoc genera un sinfín de lecturas, que lo vuelven centro de disputas interminables, especialmente cuando se ahonda en sus contactos con misteriosas entidades angélicas.
Su relato alterna entre seres celestiales conocidos como guardianes planetarios, que Enoc referencia como vigilantes, observadores, cuyos pecados generan su caída, tras transgredir las órdenes divinas.
Estamos frente a los Elohim hebreos, cuyas acciones determinaron el futuro de la humanidad, marcada por la comunicación de secretos tempranos sobre conocimientos prohibidos, así como uniones condenadas de carácter carnal, que luego resultarían en el nacimiento de híbridos gigantes, los Nephilim.
Voy a evadir los cientos de interpretaciones que circulan sobre estos pasajes, que el lector avezado conoce de sobra. Ahora bien, siguiendo nuestra línea oculta, desde el campo esotérico se ofrece otra mirada, y menos obvia a la ya existente.
Por un momento abandonemos la zona de confort, y centrémonos en estas disputas celestiales. Vamos admitir un lado de verdad en estas historias del pasado, que en algunas oportunidades abordamos acerca de estos misteriosos mitos. Incluso dimos pistas cuando tratamos Göbekli Tepe.
No volveremos ahora sobre esto, especialmente ante la incapacidad de verificar muchas de esas afirmaciones. Pero como dijimos, El Libro de Enoc alienta un objetivo central, que tiene la iluminación iniciática como meta.
Bajo esta premisa, la lectura interna propone atendiendo viejas tradiciones, muy bien conocidas en el pasado, el hombre, es ante todo un reflejo de la propia divinidad creadora, dotado, de un espíritu sagrado.
La Caída o descenso en la materia, marcado por el nacimiento traumático, es un paso obligatorio dentro de la rueda evolutiva, que busca ayudarlo a progresar.
La guerra celeste mas allá de su contracara histórica, esconde la batalla por el alma humana, en su larga viaje hacia su despertar. Tal es el mensaje subyacente, que se esconde tras el Libro de Enoc. Hasta Aquí.
Bibliografía
Libros
- Blavatsky, H.P. La Doctrina Secreta Antropogénesis. Vol.IV. Buenos Aires: Kier, 1991.
- Chatelian, M. Nuestros Ascendientes llegados del Cosmos. Barcelona: Plaza y Janés, 1975.
- El Libro de Henoch. Apocrifo. Colombia: Solar, 1998.
- Poesson, P. El Testamento de Noé. Barcelona: Plaza y Janés, 1972.
Sitios web
- Radio Iglesia
El Libro de Enoc y los otros manuscritos.
‘https://radioiglesia.com/temas-biblicos/item/448-el-libro-de-enoc-y-otros-manuscritos - Testimonios de un discípulo
Los Tres Libros 4Q534. Enoch- Noé. El Elegido de Dios.
‘http://www.testimonios-de-un-discipulo.com/Los-Tres-Libros-4Q534.html - Dead Sea Scrolls
Pergaminos Destacados.
‘https://www.deadseascrolls.org.il/learn-about-the-scrolls/introduction
Un artículo escrito por: Débora Goldstern, colaboradora de CodigoOculto.com
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Good
Ahora mas q nunca debemos estar UNIDOS, mental y emocionalmente para ganarle la batalla al VIRUS!! ASI SEA!!