«Inmortales»… Así pasaron a la historia unos guerreros del primer Imperio Persa de hace 1.500 años. Luchaban con una furia temible y parecían invencibles.
Guerreros persas de élite, denominados Los Diez Mil Athanatoi «Inmortales» por el historiador griego Heródoto. Los reyes de Persia establecieron esta patrulla, quienes parecían nunca morir ni reducir su número. En la película 300 se presentan casi como semidioses con máscaras espectrales contra los griegos. ¿Qué hay detrás del mito de estos Athanatoi?
El Imperio Persa Aqueménida prosperó desde los años 559-330 a. C., conquistando desde Egipto hasta el actual Pakistán, pasando por Anatolia y partes del Cáucaso y Asia Central, incluso áreas de Grecia.
Guerreros de élite llamados «Inmortales»
El ejército persa era muy beligerante, formados por escuadrones de lanceros, arqueros, caballería y mercenarios pagados por el rey. Los Diez Mil Inmortales fueron llamados así por sus distintas naciones enemigas. Heródoto de Halicarnaso fue quien documentó esto, llamándolos Athanatoi. Para los persas pudieron haber sido llamados solamente Anusiya (Compañeros).
Su origen se remonta a la época de Ciro II el Grande (600/575-530 a. C.). Entre sus filas estaba un «Hazarabam»: 1.000 hombres seleccionados para conformar una guardia privada del rey. Ellos eran nobles y se identificaban por portar «granadas de oro sobre sus lanzas», según Heródoto.
Lucharon en las Guerras Médicas, los conflictos entre Persia y Grecia (490 y 480 a. C.). El entrenamiento de este regimiento era muy intenso y estricto y en el campo de batalla siempre eran colocados en la primera línea de ataque porque se embestían de manera frenética contra el enemigo.
Para formar parte de estos guerreros de élite se requería ser persa y tener una altura superior a la promedio. Ellos se vestían con suntuosas armaduras de escamas ornamentadas y ropas coloridas con hilos dorados. Portaban varias armas, con las principales siendo espadas cortas, lanzas, dagas y escudos.
¿Eran inmortales?
En la película 300 luchan contra Esparta y son dibujados como semidioses con capacidades superiores (que no podían morir) y con máscaras terroríficas. En realidad sí eran mortales, podían ser heridos y sangraban igual que todos. Según la historia, tampoco portaban esas máscaras.
Lo que hacía este regimiento era que cada soldado herido o muerto en batalla se sustituía rápidamente por otro. Esto era lo que creaba la ilusión de que eran inmortales, porque siempre mantenían su número en 10.000. Historiadores como David F. Burt opinan que el ejército persa no era muy efectivo en la batalla, aunque sí le ayudaba su gran cantidad de soldados.
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Los Inmortales sufrieron varias derrotas. Una fue la de la batalla de Maratón de 490 a. C. contra Grecia. Los 150.000 guerreros persas fueron vencidos por solamente 11.000 combatientes de Atenas. Otra derrota fue la de la batalla de las Termópilas de 481 a. C., cuando Persia intentó conquistar Atenas.
Estos soldados salieron derrotados porque el lugar de la contienda fue un terreno angosto entre montañas. Además, los griegos se escudaron con una buena estrategia y tenían lanzas más largas. Esta es la batalla narrada por la película 300.
Como podemos notar, estos guerreros de élite de Persia no eran realmente inmortales, solamente tenían esa singular estrategia de sustituir a cada soldado caído.
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