Detengámonos a pensar por unos breves segundos en la injusticia de este mundo y cuáles son los límites de esta en nuestra mente. Es decir, ¿al pensar en injusticia nuestra mente abarca más allá de los actos de maldad cometidos contra los seres humanos? Quizá para algunos sí, quizá para otros no. La realidad es que la maldad rodea nuestro planeta, al igual que la basura espacial lo hace, y muy continuamente golpea implacablemente contra nosotros o contra nuestros hermanos, los animales.
En esta ocasión, luego de haber visto unas imágenes que simplemente me desencajaron por varios minutos, he decidido escribir algo breve pero contundente (eso espero) para avivar la voz del «¡no al maltrato animal!», «¡no a la caza deportiva o furtiva!», «¡no a los cautiverios de animales en pésimas condiciones!» (circos, zoológicos de mala muerte, etc..).
Las siguientes imágenes, tomadas por National Geographic, muestran el índice de maldad existente en la humanidad a la hora de obtener un beneficio económico a costa de los más débiles e indefensos. Tal es el grado de abuso cometido contra uno de los animales más únicos y bellos de este planeta: el rinoceronte, que simplemente el ver lo que se les hace originará más de una lágrima en los ojos que me leen ahora.
El ser un sobreviviente le ha servido de muy poco a este bello animal, pues hoy en día los humanos, disculpen la expresión: «la más grande plaga que ha llevado a la extinción a muchas especies», está a punto de acabar con ellos. La razón, extraer su cuerno, valorado en el mercado negro en varios cientos de miles de dolares, y al cual se le atribuyen propiedades curativas milagrosas que simplemente no existen ni existirán jamás en este caso.
Es duro ver como veterinarios especializados en esta especie tienen que cortar los cuernos de los rinocerontes para que así ojalá estos se libren de ser asesinados por los cazadores furtivos. Es duro ver los ojos de este animal en cada imagen, y como en ellos un húmedo reflejo tan o más expresivo que una mirada humana de tristeza, nos quiere transmitir la impotencia y la confusión de por qué se cometen estas atrocidades contra ellos, los verdaderos dueños del planeta Tierra.
Les dejo las imágenes, y les pido tomar conciencia de esto, enseñar a sus hijos y nietos, también a familiares y amigos, que los animales tienen sentimientos y que se les debe dar un trato apropiado y el respeto que ellos merecen.
Una foto de un artículo de National Geographic de 1909, muestra a un rinoceronte abatido por cazadores en Kenia. Crédito de foto: Carl E. Akeley, National Geographic Creative
En un zoológico de Londres, en la década de 1950, un empleado del zoológico alimenta con guisantes a un rinoceronte que carbgaba a una mujer en la espalda. Crédito de foto: B.A. Stewart y David S. Boyer, National Geographic Creative
Rinocerontes negros pelean en la reserva de Masai Mara, en 2008. En los últimos años, Kenia ha perdido decenas de rinocerontes por la caza furtiva. Crédito de foto: Gerry Ellis, Minden Pictures
Un rinoceronte de un cuerno sigue a su compañero en el Parque Nacional de Kaziranga, en India, en 2007. Crédito de foto: Steve Winter, National Geographic Creative
Un rinoceronte de un cuerno y su cría corren a lo largo de un sendero en el Parque Nacional de Kaziranga, India, en 2008. Crédito de foto: Steve Winter, National Geographic Creative
Un rinoceronte de Sumatra descansa en un zoológico de Ohio. Esta especie en peligro ha disminuido en número en más de un 80 por ciento debido a la caza furtiva. Crédito de foto: Robert Clark, Naitonal Geographic Creative
Algunos rinocerontes, como estos en Sudáfrica, sobreviven a ataques por la caza furtiva. Crédito de foto: Brent Stirton, Reportage for WWF
Con los ojos vendados y tranquilizado, un rinoceronte negro es trasladado por aire a un camión que lo llevará a su nuevo hogar, a unos 1,400 kilómetros de distancia (Sudáfrica). Crédito: Green Renaissance, WWF
Sin cuerno, un manso rinoceronte blanco del norte -una de las siete de las subespecies conocidas- es resguardado por los guardabosques del Ol Pejeta Conservancy de Kenia. Crédito de foto: Brent Stirton, Reportage for WWF / National Geographic
Una veterinaria corta los cuernos de un rinoceronte anestesiado en una granja en la Provincia del Noroeste, Sudáfrica. Crédito: Brent Stirton, Reportage for WWF / National Geographic
Un rinoceronte blanco anestesiado, al que se tuvo que cortar los cuernos para disuadir a los cazadores, descansa en Klerksdorp, Sudáfrica. Crédito de foto: Brent Stirton, Reportage for WWF / National Geographic
Una persona sostiene un cuerno de rinoceronte en Klerksdorp, Sudáfrica. Un cuerno como éste, de unos cuatro kilos, puede alcanzar los 360,000 dólares en el mercado negro. Crédito de foto: Brent Stirton, Reportage for WWF / National Geographic
Un rinoceronte en descomposición con los cuernos cortados. Fue estrangulado por una trampa de alambre de un cazador furtivo en Sudáfrica. Crédito de foto: Brent Stirton, Reportage for WWF / National Geographic
Rinocerontes blancos se perfilan bajo el sol en una reserva privada en Tanzania Tshukudu. Son una gran atracción para los turistas que viajan a observar la vida silvestre de África. Crédito de foto: Brent Stirton, Reportage for WWF / National Geographic
Escribe para CodigoOculto.com, Tupac Kapitah
Es triste ver esas imagenes, rhinocerontes mutilados y asesinados por satisfacer un absurdo mercado negro, tradicion macabra y cruel que atribuye milagros y curas cientificamente no comprobadas al cuerno de rinoceronte, un material que no difiere del mismo tejido de nuestro cabello y uñas, Que asoma al frente de una noble y hermosa creatura perseguida hasta casi su extincion…por favor salvemos al rinoceronte y perservemos su magnificencia para futuras generaciones. Quiero Que los hijos de mis hijos conozcan al rinoceronte no solo en fotografias con el titulo “animales extintos”