Hoy vamos a rememorar uno de los descubrimientos andinos más sensacionales, que iniciado el milenio, conmocionó la arqueología mundial. Hablamos de Caral, la increíble metrópolis peruana, que encierra muchos enigmas preciosos acerca de la protohistoria sudamericana. Vayamos a conocerla.
Caral – Antecedentes de un descubrimiento negado
Cuando se repasa la historia de Caral, un viejo problema recurrente dentro del panorama andino sudamericano hace su irrupción, dominado por la indiferencia hacia nuestro pasado histórico. Y es que el temor a enfrentar, una arqueología no siempre amoldada a los cánones establecidos, donde el continente americano parece desafiar todas las reglas en la materia, conduce a omisiones y enfrentamientos diarios.
Caral no escapó a este destino, aunque como veremos, logró salirse con la suya. La primera noticia sobre ésta misteriosa ciudadela ocurrió en 1905, cuando el prestigioso arqueólogo Max Uhle, investigó un asentimiento cercano a Caral, Áspero, situado a 23 km del Valle de Supe, localizado en el norte de Lima. En 1937 Julio C. Tello, nada menos que uno de los padres de la arqueología peruana, se dice exploró el sitio denunciado por Uhle. Sin embargo los avances no pasaron de estas latitudes.
Hubo que esperar a 1949, cuando Paul Kosok, antropólogo estadounidense quién alcanzara fama por ser el primer investigador en referenciar las líneas de Nazca, maestro además de la gran María Reich, visitó junto a un colega, Richard Schaedel Caral, (en ese entonces conocido como el asentamiento de Chupacigarro). Sus datos trascendieron en un libro, «Life, Land and Water in Ancient Perú», publicado en 1965, y donde Caral se evidencia, a través de una impresionante fotografía aérea. Sin embargo Kosok no pudo establecer la antigüedad del lugar.
En décadas posteriores algunos estudiosos volvieron a llamar la atención sobre las misteriosas ruinas, destacando el trabajo de Frederic Engel, que en su libro De las begonias al maíz, 1987, «afirmó que Chupacigarro Grande (Caral), pudo haberse construido antes de la aparición de la cerámica de los Andes (1800 a.C)». Cuando el hallazgo parecía condenado al olvido, una tesonera mujer decidió acudir a su rescate definitivo. El mundo ya no sería el mismo.
Ruth Shady Solís – Una heroína andina
“No veo porque quieran reemplazarme. Si tienen alguna persona para reemplazarme, ¡qué haga su propio proyecto! Este proyecto lo organicé yo, formé un equipo multidisciplinario y lo sigo formando. Lo que necesitamos son políticas de Estado a corto, mediano y largo plazo, para que las normas se cumplan. No puede ser que cambie un alcalde, y el actual me diga, ‘yo no trabajo para los muertos’, sino para los vivos, por lo tanto con usted no tengo nada que hacer”. Palabras de Ruth Shady Solís, extraídas de su entrevista con el Diario El Dominical, 2017.
Ruth Shady Solís (1946-), ya era una verdadera eminencia dentro de su país Perú, destacando en los campos de la Antropología, Arqueología, y Educación, dotada con varios doctorados tanto a nivel local como en el extranjero, cuando el hallazgo de Caral cambió su vida para siempre.
Según diría después, «llegué al valle por primera vez en 1994, estaba abrumada. Este lugar está en algún lugar entre los asientos de los dioses, y el hogar del hombre».
Su atención se centró en ciertos montículos, donde creyó divisar la existencia de formaciones piramidales. Asaltada por esa visión, decidió de inmediato iniciar una excavación. A pesar de su presupuesto eximio, y las complejas condiciones de la zona, donde la falta de agua, electricidad, y carreteras sin pavimentar, eran la constante, Shady Solís no se rindió, y el proyecto siguió adelante. Sus ayudantes fueron 25 soldados reclutados para ayuda en la titánica tarea, a quiénes llegó a pagar con fondos propios.
Al principio, el interés de Shady Solís estuvo centrado en la búsqueda de material cerámico, aunque sin resultados ¿Estaríamos ante una cultura del tipo pre-cerámica, mil años más antigua incluso que la civilización olmeca? Se preguntó la arqueóloga peruana, pero sus audaces deducciones no encontraron eco entre sus colegas, quiénes se opusieron a sus afirmaciones encontrándolas extravagantes.
Debía probar su intuición. Ruth continuó trabajando sin descanso. En 1996 su constancia brindó sus primeros frutos, cuando desenterró la Pirámide Mayor, «donde localizó escaleras circulares cubiertas con restos de yeso de colores, y ladrillos cuadrados».
Hallazgo mayor: «cañas tejidas en bolsas, conocidas como shicras». Aquellas muestras resultaron idóneas para la datación de radiocarburo, que en 1999 se enviaron para su análisis a «Jonathan Haas en el Field Museum de Chicago, y a Winfred Creamer en la Universidad Northern Illinois». En 2001 tuvo lugar el anuncio espectacular a través de la revista norteamericana Science, que bajo el título de «Dating Caral, a Preceramic Sitein the Supe Valley on the Central Coast of Peru» (Datación Caral, un sitio precerámico en el valle de Supe en la costa central de Perú) reveló la increíble datación, estimada aquellas muestras en 4.600 años. El mundo científico quedó pasmado, atrayendo las primeras controversias.
Controversias sobre Caral
Fue la falta de financiamiento que llevó Ruth Shady Solís, a vincularse con los arqueólogos estadounidense, Winifred Cramer, y Jonathan Haas. La historia ubica 1999, poco antes del anuncio en Science, como el momento que el trío hizo contacto. Una invitación a Shady Solís para brindar una conferencia en Field Museum, fue el pretexto perfecto que diera pie a la posterior colaboración, resultando aquella asociación en la datación de carbono, y coautoría del artículo en Science. Pero pronto afloraron las divergencias, derivando en una amarga batalla hasta la actualidad.
Según Shady Solís la pareja norteamericana, no solo incumplió su acuerdo económico para aportar fondos en la causa Caral, sino que incurrieron también en deslealtad académica, publicando artículos como si se tratasen de los verdaderos artífices del portentoso descubrimiento en el Valle del Supe. En el medio de esta polémica se revelaron dos visiones discordantes, dividiendo al mundo científico. La primera sostenida por Shady Solís, que «argumenta Caral surgió de una sociedad pesquera a muchas millas de distancia». En cambio, los norteamericanos postulan «la antigua ciudad de Caral, fue parte de una sociedad agrícola que se expandió a la costa». La pareja de arqueólogos también defendió «una sociedad compleja surgió en Perú, de la misma manera que lo hizo en las otras cinco civilizaciones prístinas del mundo (Mesopotamia, aproximadamente en el 3.500 a.C., Egipto, aproximadamente en el 3000 a.C, India aproximadamente en el 2600 a.C., China, aproximadamente de 1900 a 1200 a.C), como resultado de la agricultura de riego». Todo esto fue desechado por Shady Solís. Otras de las controversias plantearon disyuntivas, como por ejemplo si Caral podría ser considerada una civilización ante la ausencia de cerámica, así como voces opositoras que niegan Caral sea una ciudadela, considerada tan solo como un importante centro urbanístico.
El problema de la antigüedad del hombre en América
Cuando Caral emergió en el panorama americano a principios del siglo pasado, se decidió mantener oculto su hallazgo. Varias fueron las razones de esta omisión. Para entender estas cuestiones debemos entender, sobre estas reliquias nadie había informado la misma albergara riquezas ocultas, por lo tanto esta ausencia de tesoros motivó no fuera molestada por los huaqueros.
Otra razón se debe buscar, en la ausencia de fondos gubernamentales, que tampoco se interesó por recuperarla. Y un tercero, y aquí atención lectora, fue que algunos estudiosos se asustaron ante la noción de encontrarse con una civilización precolombina, que desafiaba todo lo conocido en materia histórica, implicando un riesgo en cuanto a manifestarse por una antigüedad, en contraposición con las cronologías aceptadas sobre el pasado americano. Pocos querían ver sacudida su reputación.
Y es que Caral representa un enorme desafío, no solo en materia de cómputos en cuánto a fechas, sino por la complejidad de su propia sociedad, que la convierten en un paradigma asombroso dentro del puzzle americano.
Estamos ante una sociedad, que construía estructuras piramidales, contaban con nociones de escritura, practicaban la astronomía, y hasta manejaban una arquitectura antisísmica. Y utilizando como material de construcción, tan sólo el adobe. Además, eran pacifistas, careciendo de ejércitos. Amaban la música, teniendo la flauta como su instrumento fetiche. Eran especialistas en el tejido de algodón, empleados para hacer redes de pesca, permitiendo así mantener un comercio, con otras comunidades cercanas.
Detalle interesante, es que Caral logró alterar el río Supe, demostrando la existencia de una ingeniería altamente avanzada de tipo hidráulica. Esta obra ayudó luego al riego de los campos, así como la utilización de agronomía sencilla, orientada al consumo de calabazas, y frijoles, y que incluso se cree tenían conocimiento de genética agraria, logrando manipular semillas para mejorarlas, lo cual no deja de ser sorprendente. Nociones de farmacología, y conocimientos de energía eólica, se cuentan como otro de sus grandes logros. Se calcula su población llegó a contarse en casi 3.000 habitantes, aunque se estiman muchos más.
Además de esos menesteres, su casta gobernante estaba consagrada a la religión, a través de un manejo de tinte centralista. En definitiva, la sociedad de Caral tendía a la armonía «y la preservación del medio ambiente y sus recursos». Examinados estos datos unas de las interrogantes que más despiertan curiosidad sobre Caral, ¿es cómo nació esta cultura? Y especialmente, ¿qué motivó a estos pacíficos pobladores, conservacionistas y naturistas, a instalarse en una zona árida y agreste? Sabemos sí, con seguridad, Caral representó una metrópolis globalizadora funcionando como una «verdadero centro comercial de la región, que abarcaba desde las selvas tropicales de la Amazonas hasta los altos bosques de los Andes».
Otra pregunta que esta escritora especula, es si podemos definir a Caral como hija autóctona de este continente, descartando cualquier proceso migratorio. Por supuesto entiendo esta visión rodea un área sensible, que vuelve la mirada a nuestro título reciente, sobre la antigüedad del hombre de América. En 2016 en Ruth Shady Solís, presentó el hallazgo de una momia femenina hallada en Áspero, zona pesquera vinculada con Caral, fechada en 4.500 años. Sólo un análisis de ADN pudiera dar respuestas a nuestra inquietud. Pero Caral guarda otros interrogantes. Veamos.
Geoglifo de Caral versus líneas de Nazca
Uno de los hallazgos enigmáticos realizados en Caral, fue el de un enorme geoglifo, datado en 3.000 a.C, que se comunicó en el 2001. Ruth Shady Solís volvió a poner nerviosos a sus pares, al declarar aquella obra superaba en antigüedad a los grabados de Nazca. Sus dimensiones se calculan en 40 m de largo por 24 m de ancho, y se encuentra erigido en una enorme duna de la zona. La figura parece aludir a una «cabeza de perfil orientada hacia el Este, con el ojo cerrado y la boca simple. El cabello, batido por el aire, o la sangre, que fluirá de la cabeza, da movimiento y dinamismo a la representación».
El estilo del glifo lo acerca a Sechín, una de las culturas más ancestrales de Perú, y cuyo complejo arqueológico aún sigue desconcertando a los arqueólogos. Recordemos Sechín, localizado en el valle de Áncash, al oeste del Perú, fue considerado en su momento como una cultura madre de enorme antigüedad, hasta la irrupción de Caral, que superó cualquier previsión. ¿Sechín y Caral estuvieron vinculadas? Shady Solís sostiene una hipótesis que esta escritora comparte, y es que las culturas andinas son producto de una sola civilización. ¿Representa este glifo esta confirmación? Creemos que sí.
Perlas esotéricas ocultas en Caral
Dos cuestiones intrigantes que ahora vamos a desarrollar, hacen pensar los constructores de Caral, estaban iniciados en altos conocimientos esotéricos. Una de estas primeras pistas, se presenta en una de las edificaciones más emblemáticas de Caral, la denominada «plaza redonda», rematada por un enorme círculo, cuya configuración parece remitir a «una especie de abertura o cerrojo». A simple vista su desarrollo pareciera aludir a un recinto sagrado, donde se llevaban cabo ceremonias de tinte astronómico y sagrado. Pero si ahondamos en su vertiente oculta, entendemos quién posee la «llave correcta», puede atravesar el cerrojo una vez iniciado. La llave simboliza los accesos.
Suponemos el agua tenía una importancia capital en Caral, y por lo tanto quizás muchas de estas ceremonias desconocidas, tendían a ensalzar su poder. El agua es fuente de vida e inmortalidad. En su conocimiento interno, podemos encontrar respuestas sobre nosotros mismos, es parte de nuestro ADN. Quién «accede a su conocimiento», alcanza el grial, y los mundos superiores.
Recordemos también las plazas redondas, se vinculan «con centros energéticos». Son espacios de poder y transmisores espirituales, donde se practica la magia chamánica. Otra señal, la tenemos en un espectacular mural localizado en Caral, y presentado en 2015, datado en 3.800 de antigüedad. Uno de sus grabados más significativos, está representado por un sapo adornado con dedos humanos y un rayo pegado a su cabeza, según nos declara Ruth Shady Solís, su descubridora, atribuyéndole funciones como símbolo de fertilidad, agua y humedad.
Gracias a mi amigo Nicola Okis Frioli, quién me acercara un texto del gran estudioso galo Robert Charroux, El Libro de los Mundos Olvidados, 1976, donde en uno de sus capítulos aborda un gran misterio hermético, vinculando el agua vital con el sapo, éste último como elemento catalizador, que más tarde va a generar «el elixir de la inmortalidad».
Conclusión
Uno de los cuestionamientos más perturbadores sobre Caral y que intriga a los estudiosos, es el repentino abandono de esta ciudadela por parte de sus pobladores. Generalmente se habla de una sequía que afectó los suelos, y que obligó a una emigración masiva. La causa de este deterioro se halla en la irrupción de un cambio climático, cuyos efectos devastadores incluyen además de sequía, bajas temperaturas, fuertes vientos, «que arrasaron los campos, unido todo ello también, con la desaparición de la pesca del litoral central de Perú». El aumento de las temperaturas de las aguas, no hizo más que precipitar la catástrofe. Los enigmas de Caral continuarán atormentando a los arqueólogos, declarada en 2009 como patrimonio mundial por la Unesco.
Mientras redactaba este informe pensaba en la fabulosa Tiahuanaco en tierras bolivianas, que esta escritora visitó en varias oportunidades. Es difícil pensar a Caral como la civilización más antigua de América, porque está claro, a pesar de su majestuosidad, Tiahuanaco con sus cronologías no aceptadas, pone en jaque esta visión, y asumo esto como una visión personal. Sudamérica tiene por delante un extenso trabajo en la materia, pero lo cierto es, la historia que actualmente emerge desde sus profundidades, está reescribiendo el pasado de una forma impensada. Los años por venir serán decisivos.
Bibliografía
Libros
- Engel, F. De las begonias al maíz. Lima: Universidad Nacional, 1987.
- Kosok, P. Life, Land, and Water in the Ancient Perú. Estados Unidos: University Press, 1956.
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Sitios web
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Conozca datos sorprendentes de Caral, la civilización, cuyo hallazgo, sepultó teorías de reconocidos arqueólogos.
http://enigmasancestrales.blogspot.com/2017/10/conozca-datos-sorprendentes-de-caral-la.html - ESAS COSAS
Caral
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- Masonería Libertaría
El símbolo de la llave, San Pedro, Matrix y el Vaticano.
https://masonerialibertaria.com/2016/06/30/el-simbolo-de-la-llave-san-pedro-matrix-y-el-vaticano/ - 20 Minutos
La ciudad más antigua de América ya tenía construcciones antisísmicas hace 5.000 años. (Enlace) - New York Times
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Los Geoglifos de Barranca
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¿Primera ciudad en el nuevo mundo? (Enlace) - Shady Solís, R.
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El descubrimiento de una momia femenina de 4.500 años arroja luz sobre el antiguo Perú. (Enlace)
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Me encantó tu artículo. Es un tema fascinante. Sin afán de molestar, ni menospreciar el valor del mismo, sugiero la revisión de algunas faltas de ortografía y redacción que provocan interrupciones y molestia en la lectura. Muchas gracias y de nuevo, felicidades.
Algo muy importante descubierto en Caral : Los Quipus
Es muy impresionante, mi pregunta es: es cierto que los descubrimientos de Tiahuanaco en la decada de 1960 que fueron analizados por cientificos Europeos dieron mas de ciento ochenta mil años de antiguedad, pero que cientificos de USA negaron furiosamente?, por ejemplo el esqueleto humano encontrado junto a otro de un megaterio?, nos dicen que los megaterios existieron tan solo hace veintemil años, pero lo cierto es que esos esqueletos pudieron ser de hace al menos cien mil años, entonces estamos ante la posibilidad de otra humanidad que existio hace al menos un millon de años y son los autores de Tiahuanaco, en un continente que existio entes que lo que hoy es sudamerica cuyos restos lo podemos observar como la altiplanicie de los andes?, es injusto que la supuesta ciencia oficial niegue la verdadera historia solo por mantener sus mentiras vitales para engañar a toda la humanidad.
La antepenúltima imagen es Bandurria, no Caral. Son lugares diferentes, ubicados en lugares alejados. Buen texto.