Investigadores han desarrollado grupos de células nerviosas llamadas «mini-cerebros» en la Estación Espacial Internacional, y han sido posteriormente colocados en robots.
Aunque anteriormente no se creía posible, se han logrado crear estos pequeños órganos en el espacio.
Los organoides se cultivaron a partir de células madre en el laboratorio de la bióloga Alysson Muotri de la University of California en San Diego, antes de ser empaquetados en una caja y enviados al espacio.
Muotri le dijo a The New York Times que probablemente «se están replicando como locos». Su equipo también descubrió que los organoides emiten ondas cerebrales, patrones complejos de actividad neuronal, similares a los de los bebés prematuros. Es un hallazgo extraño que podría obligar a los científicos a revisar las limitaciones de los mini-órganos cultivados en laboratorio y los problemas éticos que los rodean.
Mini-cerebros conectados a robots
Muotri conectó los mini cerebros a robots con forma de araña para leer su actividad neuronal, según informa NYT. Los hallazgos podrían ser una señal de que los científicos se están acercando a la capacidad de generar vida al menos parcialmente consciente en el laboratorio, un desarrollo que durante mucho tiempo ha sido poco más que una historia de terror especulativa en el campo.
Christof Koch, científico jefe y presidente del Allen Institute for Brain Science, al NYT:
Cuanto más nos acercamos a su objetivo, más probable es que tengamos un cerebro que sea capaz de sentir y sentir dolor, agonía y angustia”.
El cerebro humano es tan complejo que los científicos todavía están adivinando muchos aspectos de cómo funciona. Ese es el atractivo de los mini-cerebros: son bolas de neuronas comparativamente simples que simulan algunas características de los cerebros completos, pero que apenas rascan la superficie de sus capacidades. Pero este nuevo estudio sugiere que los mini-cerebros podrían ser más complejos de lo que se creía anteriormente.
Muotri dijo al NYT:
Hay algunos de mis colegas que dicen: ‘No, estas cosas nunca serán conscientes’. Ahora no estoy tan seguro”.
Si estas ondas cerebrales son una señal de que los organoides podrían ser conscientes, los neurocientíficos necesitarán lidiar con un importante dilema ético, ya que la experimentación continua podría significar crear y destruir una vida humana y consciente de sí misma. Pero es posible que aún no estemos allí, advirtió Giorgia Quadrato, bióloga de la University of Southern California, que no participó en el nuevo estudio.
Quadrato dijo al NYT:
Es bastante asombroso. Nadie sabía realmente si eso era posible. La gente dirá, ‘Ah, estos son como los cerebros de los bebés prematuros. No, no son así”.
El estudio científico ha sido publicado en la revista Cell.
Fuente: Futurism
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