La bóveda del fin del mundo, un lugar subterráneo y protegido que mantiene a salvo un inmenso lote de semillas para que sea posible, en un futuro, recrear la vegetación en caso ocurra un apocalipsis o devastación global. Según se ha sabido, recientemente los científicos a cargo planean aumentar las reservas del Banco Mundial de Semillas en el año 2016.
Dos nuevas remesas de semillas de cultivos serán depositadas el próximo año en la “bóveda del fin del mundo“, construida en la ladera de una montaña del Ártico para garantizar el suministro de alimentos a nivel mundial en caso de un cataclismo global, informa Reuters. Esto ocurrirá entre los meses de marzo y abril del 2016.
La bóveda, que se construyó en el archipiélago noruego de Svalbard en 2008, está diseñada para proteger las semillas de cataclismos globales como guerras nucleares o enfermedades. El enorme depósito subterráneo cuenta con más de 860.000 muestras provenientes de casi todos los países, incluyendo a Irak y Corea del Norte.
Pese a que el objetivo del fondo de semillas es preservar los diferentes tipos de cultivos para las próximas generaciones, sus reservas ya han sido alteradas este año. En septiembre investigadores de Oriente Medio retiraron muestras de trigo, cebada y hierbas adaptadas a las zonas secas para reemplazar las semillas de un banco de genes cercano a la ciudad siria de Alepo, muy dañada por la guerra civil.
El banco de semillas de Alepo ha mantenido el funcionamiento en parte, incluyendo el de un almacén refrigerado, a pesar del conflicto. Sin embargo, ya no puede conservar su papel como centro de cultivo y distribución de semillas a otras naciones, principalmente en Oriente Medio, señala el medio.
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