A lo largo de la historia, las mujeres han ido a paso firme forjando un exitoso camino en la ciencia. Está claro que para llegar a ello han tenido que sortear una gran cantidad de obstáculos: sociales, políticos, etc. Sin embargo, en la actualidad somos testigos de que la lucha ha dado sus frutos. Ahora, la reciente entrega del Premio Nobel, lo ha demostrado de nuevo.
Frances Arnold es una científica y química estadounidense, y hace pocos días ganó el Premio Nobel de Química 2018.
Sin embargo, la historia de Arnold es totalmente singular y un ejemplo que debe difundirse. Aquí te contamos el camino que Arnold tuvo que atravesar para llegar al Nobel.
Frances nació en Pensilvania, EE.UU., en 1956. Durante su juventud fue activista, participando en protestas contra la guerra de Vietnam. Esto causó que su espíritu rebelde la lleve a migrar a Washington, la capital.
En Washington la vida no fue fácil, tuvo que trabajar como camarera en un club de jazz y como taxista para financiar sus estudios de bachillerato. Más tarde logró ingresar a Princeton University (Nueva Jersey), donde estudió Ingeniería Mecánica y Aeroespacial. Terminó su carrera en 1979.
Frances Arnold en Princeton University. Crédito: Princeton Club of Southern California
Más tarde ingresó a la University of California, Berkeley, obteniendo el grado de Doctor en Ingeniería Química. En esa universidad desarrolló su trabajo postdoctoral referido a química biofísica. Luego, en 1986, se unió al California Institute of Technology de Pasadena (Caltech) donde actualmente trabaja.
Tras su exitosa carrera, Arnold emprendió un estudio referido a «la primera evolución dirigida de enzimas», las proteínas que aceleran las reacciones químicas, iniciando así un campo que ha ido mejorando con el paso del tiempo. Este estudio permitió el desarrollo de enzimas que hizo posible la generación de catalizadores industriales, detergentes domésticos y hasta comestibles a base de azúcar.
El estudio fue tan importante que incluso la Real Academia de Ciencias (RAC) le dedicó una publicación:
Los usos de las enzimas de Arnold incluyen la fabricación de sustancias químicas amigables con el medioambiente, por ejemplo fármacos, así como la producción de combustibles renovables para lograr que el sector del transporte sea más verde”.
La llegada del Premio Nobel
Su esfuerzo y sus innovadoras investigaciones fueron acercándola poco a poco al mayor reconocimiento existente en la comunidad científica: El Premio Nobel.
Frances Arnold recibiendo el Premio Nobel de Química 2018. Crédito: Heikki Saukkomaa/Lehtikuva via AP
Sin embargo, cabe resaltar que las mujeres no lo han tenido tan fácil. Durante casi un siglo, el premio se ha otorgado a 180 personas. De todos, solo cinco han sido mujeres, incluida Arnold.
Entre las declaraciones dadas por Arnold luego de recibir el premio, una frase resalta enormemente:
Lamentarse de su destino no va a resolver el problema”.
Es una frase poderosa y a la vez hace reflexionar acerca de los problemas que cada uno de nosotros tenemos que afrontar para conseguir nuestros objetivos. La vida no es fácil, te pone «rocas» en el camino (a veces unas del tamaño de asteroides), pero la constancia, la voluntad y el no lamentarse de lo que te tocó vivir, serán las fortalezas que te permitirán salir adelante y llegar a la meta.
Frances Arnold, ha compartido el premio con miembros de su equipo, de género masculino: George Smith y Gregory Winter. Los tres fueron premiados con el máximo galardón en química por su investigación «La evolución dirigida de enzimas», según informó Nobel Prize.
Representación artística de Frances Arnold, George Smith y Gregory Winter, ganadores del Premio Nobel de Química 2018. Crédito: Nobel Prize
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