El incidente protagonizado por R. L. Johannis es uno de los primeros registrados en la ufología sobre encuentros del tercer tipo.
El 14 de Agosto de 1947, menos de dos meses después de iniciarse la era moderna de «los platillos volantes» con el avistamiento de Kenneth Arnold, el pintor y escritor R. L. Johannis, observó un objeto con forma de lente de 10 metros de ancho de metal bruñido rojo, encajado en la grieta de una roca en una montaña en los Alpes, en Italia. Tenía una cúpula baja con una antena telescópica delgada como la radio de un automóvil pero sin aberturas.
Cuando se aproximó observó dos seres del tamaño de unos niños, vestidos con monos negros de material similar al plástico con un cinturón rojo brillante, y su gran cráneo estaba cubierto por una especie de gorro de baño marrón, de piel verdosa y ojos amarillos verdosos. Sus grandes cabezas estaban cubiertas con amplias y ajustadas tapas. Tenían unos inmensos ojos verdes y redondos con pupilas verticales y una mera rendija en forma de «boca», que se abrían y cerraban continuamente. Su piel era opaca verdosa; caminaban como robots, con los brazos colgando.
Los extraños asustaron al artista, el cual se quedó paralizado, pudiendo contemplar otro detalle, los humanoides tenían ocho dedos en cada mano cuatro de ellos retráctiles. Un caso totalmente diferente a otros reportados.
Después de un par de minutos de estupor, Johannis agitó su mano tratando de comunicarse con ellos, preguntando quiénes eran. En esto, uno de los seres puso la mano en su cinturón y se emitió una bocanada fina de humo; Johannis se encontró tirado en el piso, paralizado, y sintiendo como si hubiera recibido una descarga eléctrica. Vio que uno de los seres recogía su pico, con una mano verde que tenía ocho dedos; cuatro de ellos opuestos como nuestros pulgares. Luego, con pequeños pasos, caminaron lentamente hacia el platillo. Unos minutos después de que entraron en la grieta de la roca, el disco se elevó verticalmente hasta unos 15 pies sobre el suelo y se mantuvo suspendido allí, mientras Johannis intentaba levantarse pero era difícil mantener el equilibrio, pues seguía afectado por el ataque de gas.
Luego, el disco se inclinó un poco, y despegó, con una ráfaga de viento que hizo que Johannis cayera en el pedregoso lecho del río. Pasaron más de 2 horas hasta que se sintió capaz de caminar a su casa. Cabe resaltar que Johannis nunca había oído hablar de platillos voladores.
En este videoprograma el investigador y escritor Iván Martínez analiza todo el incidente y plantea interesantes preguntas sobre el fenómeno OVNI y los seres que estarían detrás de la trama.
Tengo conocimiento de otro ataque con armas.de la flia macpherson.esta flia desaparecio.se encontro la grabacion.se encuentra en youtube.