Según científicos, hasta ahora se ha «tragado» una cantidad de masa rocosa equivalente a 15 tierras.
A 350 años luz de la Tierra, lo que en términos astronómicos significa muy cerca, un equipo de astrónomos de la Universidad de Princeton y el Instituto Flatiron acaban de descubrir un sistema binario de estrellas, una de las cuales ha resultado ser una auténtica «devoradora de planetas».
Bautizada como Kronos, el Titán de la mitología griega que devoraba a sus hijos, el análisis de la composición química de la estrella revela, en efecto, que por ahora se ha «tragado» una cantidad de masa rocosa equivalente a 15 tierras.
«Incluso si el Sol se tragara todo el sistema solar interior -afirma David Hogg, coautor del estudio – ni siquiera se acercaría a la anomalía que vemos en esta estrella».
Para Sameyong Oh, astrofísica de la Universidad de Princeton y autora principal del estudio, Kronos es «el ejemplo más dramático que conocemos» de una estrella similar al Sol devorando sus propios planetas, según dijo en un comunicado.
La investigación, por supuesto, no comenzó con la intención de «cazar» a un devorador de mundos. Oh, en efecto, estaba revisando un catálogo con datos estelares de la misión Gaia, de la Agencia Espacial Europea (ESA), en busca de parejas de estrellas que tuvieran velocidades y trayectorias similares. Este tipo de «parejas” suelen estar formadas por dos estrellas gemelas, que nacen una muy cerca de la otra y a partir de los mismos ingredientes.
Tras presentar su trabajo en un encuentro científico en el Instituto Flatiron, se encontró con John Brewer, que estaba llevando a cabo un análisis de la composición química de esas estrellas. Y comparando los datos los investigadores identificaron a Kronos y a Krios, que parecían formar un sistema binario convencional.
Pero los datos combinados de ambos investigadores no tenían sentido, por lo menos al principio. De hecho, las estrellas de un sistema binario suelen ser prácticamente idénticas, mientras que Kronos y Krios, contaban con un «maquillaje químico» muy distinto, incluida la mayor diferencia en contenido de metal observada en cualquier otro sistema binario hasta la fecha.
Discrepancia química
Los investigadores sopesaron varias posibilidades para explicar esta extraña discrepancia química. Las posibles explicaciones incluían que una de las dos estrellas fuera más vieja que la otra; o que ambas se formaron a partir de nubes de gas diferentes; o que los materiales de la nube de gas original no estuvieran uniformemente mezclados. Pero al final, todas fueron descartadas por improbables. En palabras de Oh, «empezamos a discutir sobre qué podría hacer que dos estrellas que deben haber nacido juntas muestren ahora esa química tan diferente».
Fue así como se fue abriendo paso la hipótesis de que una de las dos estrellas era una devoradora de mundos. Y ello a pesar de que no existen evidencias directas de que haya planetas orbitando al sistema binario.
Las diferencias en las composiciones de Kronos y Krios son más pronunciadas en elementos como hierro, silicio, magnesio y litio, metales que forman el grueso de planetas rocosos como la Tierra. Y dado que los investigadores comprobaron que estos elementos se concentran en las capas exteriores de Kronos, en lugar de mezclarse en toda la masa de la estrella, concluyeron que, con toda probabilidad, la estrella había devorado un buen número de planetas a partir de los primeros mil millones de años, o más, desde el momento de su formación. De esta forma, los materiales añadidos pudieron alterar la composición de las capas externas de Kronos y hacerlas diferentes a las de su gemela Krios.
Inusitada voracidad
A partir de los datos obtenidos, los investigadores estiman que Kronos se ha «tragado» unas 15 masas terrestres, lo que no tiene precedentes en ninguna otra estrella conocida. En comparación, todo nuestro Sistema Solar apenas contiene material rocoso como para formar dos tierras.
Estudios anteriores ya habían aportado evidencias similares de otros tipos de estrellas devorando planetas, pero nunca se había observado un caso tan extremo como este.
Para explicar esta inusitada voracidad, Oh y sus colegas proponen que en el pasado Kronos pudo pasar muy cerca de otra estrella, de forma que las interacciones gravitatorias obligaran a los planetas más alejados de Kronos a pasar a través del sistema solar interior. Lo cual, a su vez, hizo que los planetas interiores rocosos cambiaran su órbita por una trayectoria suicida que apuntaba directamente a la estrella.
Si la explicación es correcta, los próximos datos de Gaia podrían revelar planetas con órbitas muy elípticas alrededor de Kronos. Su gemela Krios, por su parte, se quedó lo suficientemente lejos de otras estrellas y no ha sufrido efectos similares en su eventual sistema planetario.
El artículo científico relacionado a este descubrimiento ha sido publicado en arXiv.org
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