Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han encontrado pruebas de que todas las pirámides de la misteriosa ciudad prehispánica de Teotihuacán representaban una «copia» del inframundo.
A través de una tomografía de resistividad eléctrica, los investigadores descubrieron un túnel a 10 metros de profundidad bajo la pirámide de la Luna de Teotihuacán, según el comunicado del INAH.
La posterior investigación sobre el túnel podría confirmar que la Pirámide de la Luna, al igual que la Pirámide del Sol y el Templo de Quetzalcóatl, contaba con un conducto subterráneo donde se recreaba el inframundo, el origen de la vida, las plantas y los alimentos. Los especialistas estiman que el uso del túnel tenía carácter estrictamente ritual.
La arqueóloga Verónica Ortega, subdirectora técnica de la Zona Arqueológica de Teotihuacán, afirmó que la investigación del túnel permitiría estudiar la organización ritual y sociopolítica de la ciudad, así como comprender mejor su significado y la manera en que fue posible la convivencia de más de 100.000 habitantes.
Teotihuacán alcanzó su esplendor entre los siglos I y VI. El declive de la urbe ocurrió en el siglo VII, en un contexto marcado por la inestabilidad política, las rebeliones internas y los cambios climatológicos.
La pirámide de la Luna, de 45 metros de altura, es uno de los edificios más antiguos de Teotihuacán. Consta de siete fases constructivas: la primera se remonta al año 100 a.C., mientras que la última fase se edificó en el año 450 d.C.
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