El año pasado, investigadores en la remota isla de Bely en Siberia hicieron el extraño descubrimiento de la existencia de «burbujas» en ciertas partes del terreno. Estas porciones de terreno eran blandas bajo los pies de los locales, como si fuera gelatina.
En ese momento, solo 15 de estas burbujas hinchadas habían sido identificadas, pero una investigación en la región más amplia de las penínsulas de Yamal y Gydan ha revelado que aproximadamente 7.000 han surgido, y la preocupación ahora es que podrían explotar en cualquier momento.
Según explica Alexey Titovsky, director del Departamento de Ciencia e Innovación de Yamal:
Al principio es sólo una protuberancia o burbuja. Pero con el tiempo, la burbuja explota, liberando gas. Así se forman gigantescos embudos.
El problema, teóricamente, es que estos gases subterráneos acumulados podrían explotar, y se cree que una concentración de metano superior al 9,5% fue la causa de los cráteres que aparecieron en Siberia. Pensemos que incluso aunque no fuera así y no se dieran las explosiones, el metano es un potente gas de efecto invernadero.
Estas burbujas en el suelo también han sido vinculadas a los cráteres que han estado apareciendo a través de Siberia como los del siguiente vídeo:
En 2016, los investigadores ambientales locales Alexander Sokolov y Dorothee Ehrich decidieron retirar la suciedad y la hierba acumulada en estas protuberancias abultadas de la tierra, y encontraron que el aire que escapa de ellas contenía hasta 1.000 veces más metano que el aire circundante, y 25 veces más dióxido de carbono.
Y las cosas pueden ser aún más extrañas en la parte inferior de los mayores sumideros – una investigación de 2014 realizada en un cráter de de 30 metros de ancho (98 pies) en la península de Yamal encontró que el aire cerca del fondo del cráter contenía inusualmente altas concentraciones de metano – hasta el 9,6 por ciento.
Katia Moskvitch informó en Nature en aquel momento, que el aire circundante por lo general sólo contiene 0,000179 por ciento de metano.
Los investigadores han planteado la hipótesis de que estas burbujas de metano están vinculadas a una ola de calor reciente que había impulsado el permafrost de la tundra de Siberia a descongelarse.
El permafrost de Siberia se ha hecho famoso por su capacidad para mantener las cosas en perfecto estado de conservación durante miles de años.
Un estudio de 2013 encontró que un aumento de la temperatura global de 1,5 ° C sería suficiente para reactivar un período sin precedentes de fusión, pero gracias a los veranos anormalmente calientes relacionados con el cambio climático, los investigadores locales sospechan que esto ya está empezando a ocurrir, con temperaturas diarias en de julio del año 2016 que alcanzaron la preocupante cifra de 35 ° C (95 ° F).
Aquí está una imagen de una burbuja encontrada por Bogoyavlensky, y que ha aumentado enormemente:
Y esto es lo que pasaría si encuentras una lo suficientemente pequeña como para pisar:
Según explican los científicos, ahora están a la espera de revisar varios trabajos que apuntan a la misma dirección y que confirmarían la vinculación entre las burbujas de metano y el cambio climático. Eso sin obviar que la geología única que compone a la tundra siberiana también juega un papel destacado en el fenómeno.
Los investigadores explican que habrá que esperar a que se terminen las investigaciones en curso para tomar conclusiones sobre las hipótesis vertidas. La prioridad en estos momentos es identificar qué burbujas representan una amenaza para los habitantes locales y desarrollar un mapa que resalte los “puntos calientes” de posibles explosiones.
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