Se cree que el Sello de Salomón, también conocido como Anillo de Salomón, sería un anillo con un sello grabado engarzado que habría pertenecido a Salomón, antiguo rey de Israel. Algunos piensan que este símbolo posee poderes mágicos y tiene su origen en la tradición judía. No obstante, el sello de Salomón puede encontrarse también en el ocultismo posterior del Islam y Occidente, ya que tanto uno como otro lo adoptaron de la tradición judía. Como símbolo, el Sello de Salomón aún se emplea a día de hoy, y una de sus representaciones más sencillas es como pentagrama o hexagrama, siendo este último similar a la Estrella de David.
El sello de Dios
Uno de los documentos en los que se cita el Sello de Salomón es el Testamento de Salomón. Es un «Tratado pseudoepigráfico sobre las formas y las actividades de los demonios y los encantamientos efectivos contra ellos.» Se ha afirmado que este texto fue escrito por el propio Salomón, y que aporta información acerca de ciertas experiencias del antiguo rey en el transcurso de la construcción del Templo de Jerusalén.
En el principio del Testamento, el autor nos cuenta la historia de cómo Salomón recibió su Sello del propio Dios. En esta narración, Salomón observa que el joven hijo de su maestro de obras adelgazaba más y más cada día, a pesar de recibir un sueldo y una ración de comida dobles. Cuando el rey preguntó al niño, éste le respondió que un demonio le atormentaba día tras día después del ocaso.
Os lo ruego, oh rey. Escuchad lo que ha provocado todo lo que le sucede a vuestro pequeño. Cuando acaba nuestra jornada en el Templo de Dios, después del ocaso, y me echo para descansar, un demonio maligno se acerca y me arrebata la mitad de mi paga y de mi comida. A continuación toma mi mano derecha y sorbe mi dedo pulgar. Y he aquí por qué mi alma se siente oprimida, y mi cuerpo se vuelve cada día más delgado.
Salomón rogó entonces a Dios que le ayudara, y la respuesta divina a sus oraciones le llegó al enviarle Dios un anillo con un pentagrama grabado sobre su sello:
Y aconteció entonces que por medio de la oración llegó hasta mí la gracia del Señor Sabaoth por su arcángel Miguel. [El arcángel me entregó] un pequeño anillo con un sello en el que había una piedra grabada, y me dijo: «Toma, oh Salomón, rey, hijo de David, el regalo que Dios tu señor te envía, el altísimo Sabaoth. Con él podrás apresar a todos los demonios de la tierra, machos y hembras; y con su ayuda construirás Jerusalén. [Pero debes] llevar puesto este sello de Dios. Y el grabado que ves sobre el sello del anillo que Dios te envía es un Pentalfa.
Gracias a este anillo, Salomón comenzó a poner a los demonios bajo su control, siendo el primero de ellos Ornias, el demonio que había estado atormentando al hijo del maestro de obras de Salomón. Al interrogar a los demonios a los que invocaba, Salomón pudo aprender sus nombres y la forma en la que acosaban a los seres humanos, además de cómo poder contrarrestarlos. No solo eso, el rey consiguió obligar también a estos demonios a que trabajasen para él. Como ejemplo de ello diremos que Salomón ordenó al demonio Asmodeo que le ayudara en la construcción del Templo:
Como vive el Dios de mis padres, te entregaré hierro para que te cubras con él. Pero tú deberás formar la arcilla para construir el Templo entero, pisoteándola con tus propios pies.
Una vez finalizada la construcción del Templo, Salomón ya tenía a todos los demonios prisioneros dentro de botellas. Se dice que estas botellas fueron enterradas bajo el propio Templo, que los demonios habían ayudado a construir. En una de las versiones de la historia, estos demonios fueron liberados cuando Nabucodonosor conquistó Jerusalén. Al ser destruido el Templo, los babilonios encontraron las botellas que Salomón había enterrado. Pensando que contendrían oro, los soldados babilonios abrieron las botellas, permitiendo que los demonios vagaran de nuevo libremente por todo el mundo.
Valor simbólico
Otro relato, que aparece en el famoso libro de Las Mil y Una Noches, nos habla de un pescador que encontró a uno de los demonios que había aprisionado Salomón, llamados «genios» en este cuento. Estaba encerrado en un pequeño recipiente de cobre tapado con un sello de plomo. En el relato se describe a este sello, el famoso Sello de Salomón, diciendo que «llevaba grabado el gran nombre de Dios».
Aparte de sus supuestas cualidades místicas, el Sello de Salomón posee también un valor simbólico. Por ejemplo, la base del sello se representa tocando el suelo, mientras que su cúspide llega hasta el cielo, lo cual simboliza la armonía de los opuestos. Un ejemplo de esta armonía puede observarse en la afirmación de que el Sello de Salomón «simboliza el vínculo entre la ciencia, la belleza y la metafísica, con elementos de medicina, magia, astronomía y astrología».
Este artículo fue publicado por AncientOrigins.es y ha sido publicado nuevamente en CodigoOculto.com con permiso.
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