La detección de la primera emisión de rayos X procedente del objeto interestelar 3I/ATLAS marcó un momento singular en el estudio de estos visitantes cósmicos. Las observaciones obtenidas con la misión XRISM revelaron un resplandor débil pero extendido alrededor del objeto, lo que confirmó que su coma interactúa activamente con el viento solar y abrió una nueva posibilidad para comprender la física de cuerpos formados más allá del sistema solar.

Una ventana inesperada: cómo XRISM logró observar lo invisible

Las observaciones se realizaron entre el 26 y 28 de noviembre de 2025, poco después del perihelio de 3I/ATLAS. Debido a las restricciones de orientación del satélite, el equipo responsable debió esperar a que el objeto se alejara lo suficiente del Sol para evitar la exposición directa de los instrumentos. Una vez abierta la ventana de observación, el telescopio Xtend acumuló aproximadamente diecisiete horas de datos, acompañadas de múltiples correcciones de orientación destinadas a mantener el objeto centrado en el campo visual. El esfuerzo técnico permitió registrar una imagen amplia en la que resaltaba un halo de rayos X que se extendía cientos de miles de kilómetros alrededor del núcleo, algo nunca antes observado en un cuerpo interestelar.

Imagen de rayos X del objeto interestelar 3I/ATLAS capturada por el telescopio de rayos X blandos Xtend a bordo del Observatorio XRISM de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA), que muestra un campo de visión de 3 millones de kilómetros de lado. La imagen muestra una tenue estructura de emisión que se extiende hasta 400 000 kilómetros desde 3I/ATLAS. Crédito de imagen: JAXA

El análisis preliminar mostró que el resplandor tenía una distribución compatible con la presencia de una coma activa. Su forma, extendida y suave, sugería que la emisión no procedía del núcleo sólido, sino de los gases que se desprenden a su alrededor. La estructura era lo suficientemente amplia como para descartar coincidencias o interferencias, lo que reforzaba la idea de que XRISM había captado un fenómeno real y significativo.

La firma escondida en la coma: qué revelan los rayos X

El espectro obtenido exhibía líneas asociadas a elementos ligeros como oxígeno, carbono y nitrógeno. Estos elementos son comunes en la física cometaria y tienden a manifestarse cuando la coma neutra interactúa con los iones del viento solar. En ese proceso, llamado intercambio de carga, los iones capturan electrones de átomos neutros y generan fotones de alta energía. Este mecanismo ya se había observado en cometas del sistema solar desde la década de 1990, pero nunca en objetos formados fuera del entorno solar.

La detección permitió confirmar que 3I/ATLAS no era un cuerpo pasivo. La presencia de una coma capaz de producir rayos X indicaba que liberaba volátiles de manera sostenida, lo que coincidía con otras observaciones previas tomadas en diferentes longitudes de onda. Esta coincidencia entre procesos físicos conocidos y un objeto de otro sistema estelar constituye una pieza clave para comprender la universalidad de ciertos comportamientos cometarios.

Trayectoria del objeto interestelar 3I/ATLAS en coordenadas galácticas, superpuesta a un mapa de rayos X de todo el cielo del Monitor de Imágenes de Rayos X de Todo el Cielo (MAXI) de la JAXA a bordo de la Estación Espacial Internacional. El recuadro muestra imágenes ópticas (DSS) y de rayos X (eROSITA) con el campo de visión del XRISM superpuesto. Crédito de imagen: JAXA / DSS / eROSITA / MAXI

Más allá del brillo: por qué este hallazgo redefine el estudio de visitantes interestelares

La detección de rayos X amplió el conjunto de herramientas con las que es posible estudiar estos cuerpos. Hasta ese momento, las observaciones interestelares se habían limitado a luz visible, infrarroja, ultravioleta o radio. Añadir los rayos X permite explorar la interacción dinámica entre la coma y el viento solar, lo que ofrece información sobre densidad, composición aproximada y extensión del material que rodea al objeto. Esto resulta crucial para comparar la actividad de 3I/ATLAS con la de cometas formados alrededor del Sol.

El hallazgo también otorga solidez a la interpretación de 3I/ATLAS como un cometa activo. La presencia de una coma extensa y la posibilidad de detectar su interacción con el viento solar sugieren que los procesos que lo moldean son similares a los que se observan en cometas solares, aunque su origen interestelar añade un nivel de complejidad adicional. Con este descubrimiento, los astrónomos pueden empezar a evaluar si tales similitudes se repiten en otros visitantes futuros o si se trata de un caso excepcional.

El espectro de rayos X de 3I/ATLAS muestra excesos en relación con el fondo de iones del viento solar, como el carbono, el nitrógeno y el oxígeno, tal y como indican las flechas rojas. Crédito de imagen: JAXA

Nuevos caminos en la astronomía interestelar: lo que podría venir ahora

Este descubrimiento también plantea una serie de oportunidades científicas. Si futuras misiones espaciales u observatorios terrestres sensibles a los rayos X logran captar emisiones similares en otros objetos interestelares, se podría construir una base comparativa más amplia. Esto permitiría identificar patrones, diferencias o comportamientos únicos, lo que ayudaría a comprender la diversidad de cuerpos menores que existen en la galaxia.

Además, esta experiencia resalta la importancia de la flexibilidad operativa en misiones científicas. La capacidad de XRISM para redirigirse con rapidez y acumular horas de observación específicas demuestra que incluso señales débiles pueden revelarse valiosas si se registran en el momento oportuno. Este enfoque podría convertirse en un modelo para futuras colaboraciones que busquen aprovechar al máximo la breve estancia de visitantes interestelares.

En conjunto, la detección de rayos X de 3I/ATLAS no solo aporta información sobre un objeto en particular, sino que inaugura una etapa más sofisticada en el estudio de cuerpos que viajan desde más allá del sistema solar. A través de esta observación, la astronomía abre nuevas vías para explorar la interacción entre materia interestelar y el entorno heliosférico, con implicaciones profundas para la comprensión de la diversidad de objetos que transitan la galaxia.

Referencias: “First X-Ray Detection of 3I/ATLAS”, Avi Loeb, Medium. (Fuente)

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Por: CodigoOculto.com