Humanos pueden desarrollar un poderoso “sexto sentido” que ampliaría nuestra forma de ver el mundo
Publicado el 19 Jul 2025
© Imagen: GROK / Edición: codigooculto.com

¿Poseen los humanos un sexto sentido? Puede parecerte una mera especulación; sin embargo los lectores empedernidos saben que existen muchos casos que demuestran un sentido más allá de lo normal y explicable. Ahora, la ciencia también está ingresando a terreno desconocido, con la intensión de revelar los secretos del sexto sentido, y cómo desarrollarlo podría ampliar la forma de ver el mundo.

En comparación con otros animales, los seres humanos tenemos sentidos relativamente limitados. No podemos oler tan bien como los perros, ver tantos colores como los camarones mantis o encontrar el camino a casa utilizando los polos magnéticos de la Tierra como lo hacen las tortugas marinas. Pero hay un sentido animal que podemos aprender: la ecolocalización de los murciélagos.

Investigadores japoneses demostraron esta habilidad en un artículo publicado en 2021 en la revista PLoS One, en el que demostraron que los seres humanos pueden utilizar la ecolocalización, es decir, la capacidad de localizar objetos a través del sonido reflejado, para identificar la forma y la rotación de diversos objetos sin necesidad de luz.

Cuando los murciélagos se abalanzan sobre los objetos, emiten ondas sonoras de alta frecuencia que rebotan y vuelven a ellos en diferentes intervalos de tiempo. Esto ayuda a estos pequeños mamíferos a obtener más información sobre la geometría, la textura o el movimiento de un objeto.

Podríamos ampliar nuestra visión del mundo

Si los seres humanos pudiéramos reconocer de forma similar estos patrones acústicos tridimensionales, podríamos ampliar literalmente nuestra visión del mundo, afirma el autor del estudio, Miwa Sumiya, doctora e investigadora del Center for Information and Neural Networks en Osaka (Japón).

Miwa Sumiya

Miwa Sumiya. Crédito de imagen: Kobe University

Sumiya afirma:

“Examinar cómo los seres humanos adquieren nuevas capacidades sensoriales para reconocer entornos mediante sonidos, o ecolocalización, puede conducir a la comprensión de la flexibilidad del cerebro humano. También podríamos obtener información sobre las estrategias sensoriales de otras especies comparando los conocimientos adquiridos en estudios sobre la ecolocalización humana”.

Ecolocalización variable en el tiempo

Este estudio no es el primero en demostrar la ecolocalización en los seres humanos: trabajos anteriores han demostrado que las personas ciegas pueden utilizar los chasquidos de la boca para “ver” formas bidimensionales. Pero Sumiya afirma que este estudio es el primero en explorar un tipo concreto de ecolocalización denominado ecolocalización variable en el tiempo. Más allá de la simple localización de un objeto, la ecolocalización variable en el tiempo permitiría a los usuarios humanos percibir mejor su forma y su movimiento.

Para poner a prueba la capacidad de los sujetos para detectar la ecolocalización, el equipo de Sumiya proporcionó a los participantes unos auriculares y dos tabletas: una para generar su señal de ecolocalización sintética y otra para escuchar los ecos grabados. En una segunda sala, invisible para los participantes, dos cilindros de forma extraña giraban o permanecían inmóviles. La sección transversal de estos cilindros se asemeja a una rueda de bicicleta con cuatro u ocho radios.

Cuando se les indicó, los 15 participantes iniciaron sus señales de ecolocalización a través de la tableta. Sus ondas sonoras se liberaron en pulsos, viajaron a la segunda sala y golpearon los cilindros.

Se necesitó un poco de creatividad para transformar las ondas sonoras en algo que los participantes humanos pudieran reconocer.

Sumiya explicó:

“La señal de ecolocalización sintética utilizada en este estudio incluía señales de alta frecuencia de hasta 41 kHz que los humanos no pueden oír”.

Cuando los participantes tocan las tabletas Android, se emite una señal sintética de ecolocalización desde un altavoz (líneas rojas). Los sonidos binaurales grabados, cuyo tono se convierte a 1/8 del original reduciendo la frecuencia de muestreo, se presentan a los participantes a través de auriculares (líneas verdes).

Cuando los participantes tocan las tabletas Android, se emite una señal sintética de ecolocalización desde un altavoz (líneas rojas). Los sonidos binaurales grabados, cuyo tono se convierte a 1/8 del original reduciendo la frecuencia de muestreo, se presentan a los participantes a través de auriculares (líneas verdes). Crédito de imagen: Miwa Sumiya

Tomando como base la ecolocalización de los murciélagos

A modo de comparación, las señales de ecolocalización de los murciélagos en la naturaleza oscilan entre los 9 kHz y los 200 kHz, muy por encima de nuestro rango auditivo, que va de los 20 Hz a los 20 kHz.

Los investigadores utilizaron una cabeza ficticia a escala 1:7 con un micrófono en cada oído para grabar los sonidos en la segunda sala antes de transmitirlos a los participantes humanos.

Los micrófonos reprodujeron los ecos de forma binaural, como el sonido envolvente que se puede experimentar en un cine o al ver un vídeo de respuesta sensorial meridiana autónoma (ASMR) grabado con un micrófono binaural. Las señales también se redujeron en frecuencia cuando fueron recibidas por la cabeza en miniatura a una octava parte de la frecuencia original, para que los participantes humanos pudieran oírlas “con la sensación de escuchar sonidos espaciales reales en un espacio 3D”, dice Sumiya.

Por último, los investigadores pidieron a los participantes que determinaran si los ecos que oían procedían de un objeto giratorio o estacionario. Al final, los participantes pudieron identificar con fiabilidad los dos cilindros utilizando las señales de ecolocalización variables en el tiempo que rebotaban en los cilindros giratorios, escuchando el tono.

Les resultó más difícil identificar las formas de los cilindros estacionarios. No obstante, los investigadores afirman que esto demuestra que los seres humanos son capaces de interpretar la ecolocalización variable en el tiempo.

Sumiya espera que algún día esto pueda ayudar a los seres humanos a percibir su entorno espacial de una manera diferente; por ejemplo, ayudando a los usuarios con discapacidad visual a percibir mejor la forma y las características de los objetos que les rodean.

El siguiente paso de esta investigación es dar libertad a los participantes para que se muevan mientras interpretan estas señales de ecolocalización, afirma Sumiya. Esto imitará más fielmente la acción que podrían realizar los murciélagos al utilizar la ecolocalización, “ya que la ecolocalización es una detección ‘activa'”.

Los hallazgos de la investigación han sido publicados en el repositorio de la Kobe University.

[FT: express | cinet]

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Por: CodigoOculto.com

Redacción CODIGO OCULTO

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La verdad es más fascinante que la ficción.

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