Un equipo de científicos que exploraban una profunda caverna en Galilea, Israel, han hallado evidencias de que los antiguos humanos utilizaban el lugar para adorar un objeto simbólico que parece representar a un dios reptil hace más de 35.000 años.

En un comunicado en el que se anuncia el insólito descubrimiento, la “piedra de toque” hallada en la caverna “es una roca grabada, colocada deliberadamente en un nicho de la caverna, con un diseño de caparazón de tortuga tallado en su superficie”. Los investigadores afirman que esta representación tridimensional de una tortuga “es contemporánea de algunas de las pinturas rupestres más antiguas de Francia“.

Culminación de más de una década de excavaciones de arqueólogos en el yacimiento, el equipo afirma que este descubrimiento representa el ejemplo más antiguo de comportamiento ritual de grupo en el continente asiático. La investigación también ofrece una visión poco frecuente de los pensamientos y comportamientos espirituales de las sociedades humanas arcaicas de este periodo.

Culto a un Dios Tortuga

La ubicación de la estatua del “Dios Tortuga” sugiere un objeto de culto

En un nicho del espacio ritual se colocó una roca grabada con una tortuga simbólica tallada. Crédito de imagen: Case Western Reserve University

En su estudio publicado, el equipo de investigadores señaló que la ubicación profunda y oscura de la caverna, lejos de las zonas domésticas del recinto, que estaban todas cerca de la entrada, indicaba que era un lugar especial y no formaba parte de las actividades cotidianas de los habitantes. Esto también sugiere que el objeto del dios tortuga cuidadosamente colocado dentro de la caverna era igualmente significativo.

Omry Barzilai, Jefe del Material Culture PaleoLab de la University of Haifa y la Israel Antiquities Authority, dijo en un comunicado:

“Su ubicación especial, lejos de las actividades cotidianas cerca de la entrada de la cueva, sugiere que era un objeto de culto. Puede haber representado un tótem o una figura espiritual”.

Cueva posee propiedades acústicas

Durante sus excavaciones, los investigadores hallaron indicios de ceniza de madera en algunas de las estalactitas que cuelgan del techo de la cueva. Creen que la presencia de ceniza sugiere que la cueva se iluminaba con antorchas. El equipo también comprobó las propiedades acústicas de la cueva. Según el comunicado, estos esfuerzos descubrieron que la cueva tiene una “acústica natural favorable para grandes reuniones”.

Aunque ninguna de las pruebas es concluyente, el equipo afirma que las evidencias sugieren que la caverna era un espacio ritual alejado del espacio vital donde los antiguos humanos se reunían para realizar rituales u otras actividades en torno a una figura centralizada del dios tortuga.

Los investigadores escriben:

“El presente estudio sugiere que los habitantes auriñacienses del Paleolítico Superior de la cueva de Manot realizaban actividades comunales en torno a un objeto simbólico situado en la parte profunda y oscura de la cueva”.

Experiencia de una fuente improbable

Descubierta por primera vez en 2008, la cueva de Manot ha sido objeto de excavaciones oficiales durante más de una década. Aunque los arqueólogos han encabezado el esfuerzo, también han participado expertos de una amplia gama de disciplinas científicas. Por ejemplo, uno de los miembros del equipo, Linda Spurlock, es una antropóloga física de la Kent State University cuyos conocimientos consisten en recrear la cara de un cráneo utilizando arcilla para representar el tejido orgánico que falta.

Tótem del dios tortuga hallado en una caverna profunda lejos de los espacios vitales comunes. Crédito de imagen: Case Western Reserve University

Pero quizá la contribución más inesperada proceda de los estudiantes de la Facultad de Odontología de la Case Western Reserve University (CWRU). Desde hace más de una década, esa organización financia investigaciones en la cueva y envía cada verano a un contingente de entre 10 y 20 estudiantes a trabajar en las excavaciones.

Mark Hans, profesor y catedrático de ortodoncia de la facultad, dijo en un comunicado:

“La mayoría de la gente no sospecharía que una facultad de odontología participara en una excavación arqueológica. Pero una de las cosas que se conservan muy bien en los esqueletos antiguos son los dientes porque son más duros que el hueso”.

El profesor explicó que los estudiantes de odontología también son expertos en diferenciar el hueso de la roca. Esta habilidad puede ser útil en un yacimiento como la cueva de Manot.

El profesor Hans explicó:

“Como ortodoncista, me interesa el crecimiento y desarrollo facial humano, que, resulta, es exactamente lo que se necesita para identificar especímenes antropológicos”.

Descubrir los “intrincados mecanismos” de las primeras sociedades humanas

En el estudio publicado en el que se describen los hallazgos del equipo, los investigadores señalan la importancia de descubrir un objeto de culto de hace más de 35.000 años, anterior a cualquier objeto similar hallado en el continente asiático.

(G) Estalagmitas dentro de la cueva. Obsérvese una hilera de espeleotemas en el fondo del talud occidental, que separa la galería del resto de la cueva. Los números (1, 2, 3) indican las principales ubicaciones de los grupos de estalagmitas. Crédito de imagen: Case Western Reserve University

También indican la importancia del descubrimiento en un contexto más amplio, escribiendo que “El canto rodado grabado Manot sirve como profundo testimonio de la vitalidad de la vida paleolítica y ejemplifica los intrincados mecanismos que las primeras sociedades humanas desarrollaron para mantener la cohesión social y ampliar las redes sociales”.

En su conclusión, los investigadores señalan una vez más que una importante ventaja de trabajar en un esfuerzo tan complejo y colaborativo como la excavación en la cueva de Mant en la que se descubrió la estatua del dios tortuga es la posibilidad de trabajar con personas de tan amplia experiencia. Según Hans, este aspecto colaborativo fue uno de los más gratificantes del compromiso de diez años con la Case Western University.

Hans dijo:

“Una de las cosas que más me gustó de trabajar en esta excavación fue lo mucho que aprendimos de los demás investigadores. Cada uno tiene un enfoque limitado, como los mamíferos, la datación del uranio, los hogares, y todos nos reunimos y compartimos nuestros conocimientos.

Aprendimos mucho a lo largo de 10 años”

Los hallazgos de la investigación titulada “Early Human Collective Practices and Symbolism in the Early Upper Paleolithic of Southwest Asia” ha sido publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences.

[FT: thedaily]

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