Sondas espaciales de la Agencia Espacial Europea (ESA) y que orbitan Marte han realizado un descubrimiento intrigante: observaron la presencia de inusuales formaciones parecidas a arañas negras. Sin embargo, esta sorprendente imagen no es más que una ilusión óptica, atribuida a los cambios estacionales que se producen en el Planeta Rojo.
Si eres aracnofóbicos, no tema, no se trata de una película más de Starship Troopers. Una nueva imagen de la Agencia Espacial Europea (ESA) de “arañas” marcianas muestra en realidad erupciones estacionales de gas dióxido de carbono en el Planeta Rojo.
Las oscuras y enrevesadas formaciones fueron detectadas en una formación conocida como “Ciudad Inca“, en la región polar sur de Marte. Las imágenes tomadas por la sonda Mars Express de la ESA y la sonda ExoMars Trace Gas Orbiter muestran grupos de puntos oscuros que parecen tener pequeñas patas, como crías de araña acurrucadas.
No son arañas negras
Las formaciones son en realidad canales de gas que miden entre 45 metros y 1 kilómetro de diámetro. Se originan cuando el clima comienza a calentarse en el hemisferio sur durante la primavera marciana, derritiendo las capas de hielo de dióxido de carbono. El calor hace que las capas más bajas de hielo se conviertan en gas, o se sublimen.
A medida que el gas se expande y se eleva, explota y sale de las capas de hielo superpuestas, arrastrando consigo polvo oscuro de la superficie sólida. Este polvo brota del hielo antes de caer sobre la capa superior, creando el patrón de grietas y arañas que se ve a continuación. En algunos lugares, los géiseres atraviesan hielo de hasta 1 metro de espesor, según informa la ESA.
La Ciudad Inca también se conoce como Angustus Labyrinthus. Su nombre se debe a sus crestas lineales, similares a ruinas, que en su día se pensó que eran dunas de arena petrificadas o tal vez restos de antiguos glaciares marcianos, que podrían haber dejado tras de sí altas paredes de sedimentos al retirarse.
Sin embargo, en 2002, la sonda Mars Orbiter reveló que la ciudad de Inca forma parte de un accidente circular de unos 86 km de ancho. Podría tratarse de un antiguo cráter de impacto, lo que sugiere que las crestas geométricas podrían ser intrusiones de magma que se elevaron a través de la corteza agrietada y calentada de Marte tras ser golpeado por una roca espacial renegada. A continuación, el cráter se llenó de sedimentos, que se erosionaron y dejaron al descubierto las formaciones de magma que recuerdan a antiguas ruinas.
Fuente: ESA
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