La adolescente activista por el cambio climático, Greta Thunberg, demostrando gran valor y constancia, ha respondido a unas declaraciones del secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que iban obviamente contra su agrupación. A todo esto, Greta claramente ha declarado: «no me sorprende el odio enorme contra mí».
Cuando luchas por una causa que va contra los intereses de algunos pocos, y si esos pocos son multimillonarios que obtuvieron sus fortunas degradando el planeta, te encontrarás con ataques frontales y despiadados como el que ha recibido Thunberg, una adolescente de tan solo 16 años, que ya está sufriendo los golpes lanzados por grandes corporaciones mundiales.
En un gran acto de valentía, Greta Thunberg esta semana se enfrentó con el secretario general de la OPEP, Mohammad Barkindo.
Esta semana, la activista sueca Greta Thunberg, la adolescente de 16 años que se convirtió en una de las más influyentes líderes globales frente a la crisis climática, respondió a las críticas del secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, Mohammad Barkindo, contra quienes señalan como principales responsables a las multinacionales que explotan recursos naturales no renovables.
Mientras Mohammad Barkindo estaba en Viena, Austria, luego de una reunión del club más influyente de explotadores de crudo con ministros de Energía de esas mismas naciones, dijo:
Hay una creciente movilización masiva de la opinión mundial … contra el petróleo, y esta es quizás la mayor amenaza para nuestra industria”.
En respuesta a las declaraciones de Barkindo, Greta respondió:
La OPEP dice que el movimiento de huelgas escolares y los activistas por el clima son su ‘mayor amenaza’. ¡Gracias! ¡Nuestro mayor cumplido!”.
“There is a growing mass mobilisation of world opinion… against oil” and this is “perhaps the greatest threat to our industry”.
OPEC calls the school strike movement and climate campaigners their “greatest threat”.Thank you! Our biggest compliment yet!https://t.co/f3anMLo4XX
— Greta Thunberg (@GretaThunberg) 4 de julio de 2019
El mes pasado Greta recibió, de parte de Amnistía Internacional, el premio de «embajadora de la consciencia» por su lucha a través del movimiento «Fridays For Future» («Viernes para el futuro»).
Es mucho el odio que ha surgido contra Greta a nivel mundial. Algunos la catalogan de exagerada, de «catastrofista» y hasta incluso tienden a decir que la condición de Asperger de Greta es la causante de que ella actúe de esa forma. Es lógico pensar que parte de estos ataques vienen de un sector conservador y un sector que posee grandes intereses en los combustibles fósiles, quienes sienten que Greta se ha convertido en una «piedra en sus zapatos».
Greta dijo recientemente:
“Últimamente he visto circular muchos rumores sobre mí y un odio enorme. No me sorprende. Sé que, al no haber mucha conciencia de todo lo que implica el cambio climático (lo que es comprensible, puesto que nunca se ha tratado como una crisis), una huelga estudiantil por el clima puede parecerle algo extraño a la gente. Así que permítanme hacer varias aclaraciones sobre mi huelga estudiantil.
En mayo de 2018 fui una de las ganadoras de un concurso de redacciones sobre el medio ambiente organizado por Svenska Dagbladet, un periódico sueco. Conseguí que me publicaran el artículo y varias personas se pusieron en contacto conmigo, entre ellas Bo Thorén, de la asociación sin ánimo de lucro Fossilfritt Dalsland. Lideraba un grupo compuesto sobre todo por jóvenes que querían hacer algo por la crisis climática. Mantuve unas cuantas charlas telefónicas con otros activistas. El objetivo era pensar en ideas para nuevos proyectos que atrajeran la atención del público sobre el tema del cambio climático. Bo tenía varias propuestas de actividades que podíamos hacer, desde marchas hasta una especie de huelga estudiantil (que los alumnos hicieran algo en los patios o en las aulas de sus colegios). Esa idea estaba inspirada en los estudiantes de Parkland, que se habían negado a ir al colegio tras los tiroteos.
Me gustó el concepto de una huelga estudiantil. Así que lo desarrollé e intenté que otros jóvenes se unieran a mí, pero nadie mostró mucho interés. Creían que tendría más impacto una versión sueca de la marcha “Zero Hour”. De modo que continué planeando la huelga estudiantil yo sola, y después de eso no participé en más reuniones. Cuando les conté a mis padres mis planes no mostraron mucho entusiasmo. No apoyaban la idea de una huelga estudiantil y dijeron que si seguía adelante con ella, tendría que hacerlo sola, sin su apoyo.
El 20 de agosto me senté delante del Parlamento sueco. Repartí folletos con una larga lista de datos sobre la crisis climática junto con explicaciones sobre mis motivos para hacer huelga. Lo primero que hice fue anunciar en Twitter e Instagram lo que me proponía, y enseguida se hizo viral. Luego empezaron a llegar los periodistas y los medios de comunicación. Ingmar Rentzhog, un empresario y emprendedor sueco que también es activista del movimiento climático, fue de los primeros en aparecer. Habló conmigo e hizo fotos que colgó en Facebook. Esa fue la primera vez que lo vi y que hablé con él.
A mucha gente le gusta hacer circular rumores sobre que hay alguien “detrás de mí” o sobre que me «pagan» o me “utilizan” para hacer lo que hago. Pero “detrás” de mí solo estoy yo misma. Mis padres no podían estar más alejados del activismo climático antes de que yo les hiciera tomar conciencia de la situación. No formo parte de ninguna organización. A veces he apoyado y colaborado con varias entidades no gubernamentales que trabajan por el clima y el medio ambiente. Pero soy totalmente independiente y solo me represento a mí misma. Y hago lo que hago de forma totalmente gratuita. No he recibido dinero ni ningún tipo de promesa de futuros pagos. Ni lo ha hecho nadie vinculado a mí o a mi familia.
Y, desde luego, seguirá siendo así. No he conocido ni a un solo activista del cambio climático que esté en la lucha por dinero. Es algo totalmente absurdo. Además, solo viajo con autorización de mi colegio y mis padres sufragan mis desplazamientos y el alojamiento. Y, sí, escribo mis discursos. Pero como sé que lo que digo va a llegar a mucha mucha gente, a menudo pido opinión. También cuento con la ayuda de científicos a la hora de explicar las cuestiones más complicadas. Quiero que todo sea extremadamente preciso para no difundir información errónea o cosas que puedan malinterpretarse.
Hay personas que se burlan de mi diagnóstico. Pero el síndrome de Asperger no es una enfermedad, es un regalo. Los hay también que dicen que una persona con Asperger no podría haberse metido en esta situación. Pero esa es exactamente la razón por la que lo he podido hacer. Porque si hubiera sido “normal” y sociable, me habría apuntado a alguna organización o fundado la mía propia. Pero, como no se me daba muy bien socializar, en lugar de eso, opté por esto.
Me frustraba tanto que no se hiciera nada por la crisis climática que sentí que tenía que hacer algo, lo que fuera. Y a veces NO HACER cosas —como sentarte delante del Parlamento— vale más que hacerlas. De la misma manera que un susurro a veces se oye más que un grito. Luego está la queja de que “hablo y escribo como un adulto”. Y ante eso solo puedo decir: ¿no creen que una chica de dieciséis años puede hablar por sí misma?
También hay gente que opina que simplifico excesivamente las cosas. Por ejemplo, cuando digo que “la crisis climática es una cuestión de blanco o negro”, que “necesitamos detener las emisiones de gases de efecto invernadero” y que “quiero que entren en pánico”. Pero solo lo digo porque es cierto. Sí, la crisis climática es el problema más complejo al que nos hemos enfrentado nunca y vamos a tener que poner todo de nuestra parte para “detenerla”. Pero la solución es blanco o negro; necesitamos detener las emisiones de gases de efecto invernadero.
O impedimos que el calentamiento global supere el 1,5 °C o no lo impedimos. O alcanzamos un punto de inflexión en el que desencadenamos una reacción en cadena irreversible que está más allá del control humano… o no lo alcanzamos. O elegimos continuar como civilización o no lo elegimos. No hay grises cuando se trata de sobrevivir. Y cuando digo que quiero que entren en pánico, quiero decir que debemos tratar la crisis como una crisis.
Cuando tu casa está ardiendo, no te sientas y te pones a hablar de lo bonita que quedará cuando la reconstruyas tras un incendio. Saldrás corriendo y te asegurarás de que todos estén fuera cuando llames a los bomberos. Para eso se necesita cierto nivel de pánico. Hay otra objeción contra la que no puedo hacer nada. Y es el argumento de que soy “solo una niña, y no deberíamos escuchar a los niños”. Pero eso se arregla fácilmente: empiecen a escuchar en su lugar los sólidos argumentos científicos. Porque si todos escucharan a los expertos y los datos a los que constantemente me refiero, nadie tendría que escucharme a mí ni a los cientos de miles de estudiantes que están en huelga por el clima en todo el mundo.
Todos podríamos volver al colegio. Yo solo soy una mensajera, y sin embargo, recibo todo ese odio. No estoy diciendo nada nuevo, solo repito lo que los científicos llevan décadas diciendo. Y estoy de acuerdo con ustedes: soy demasiado joven para hacer esto. Los niños no deberíamos tener que hacer esto. Pero como prácticamente nadie está haciendo nada, y es nuestro futuro el que está en peligro, creemos que tenemos que seguir adelante. Si tienen alguna otra duda o inquietud sobre mí, pueden escuchar la charla TED en la que explico cómo empezó mi interés por el clima y el medio ambiente. ¡Gracias a todos por su apoyo! Me llena de esperanza”.
La ignorancia que ha invadido el mundo junto a los intereses creados por compañías multimillonarias que manipulan las formas de opinar, están causando una amenazante ola que pretende seguir denegando que el cambio climático existe. A pesar de todos los desastres que ocurren, hay un grupo que aún insiste en que esto es falso y que solo se trata de una campaña de parte de algunos. Lamentablemente ese tipo de pensamiento solo nos llevará a tener menos tiempo y menos recursos para enfrentar la amenaza climática. Pero no solo tenemos que soportar ver una indiferencia grande hacia los problemas climáticos del planeta, también tenemos que presenciar como uno adultos que se supone que son educados en grandes instituciones, atacan a una niña de 16 años que solo busca luchar por tener un planeta en el que vivir en el futuro. ¿Que tipo de humanos somos? ¡Demostrémoslo!
Greta, no estás sola en esta lucha.
Referencias: El Espectador
0 comentarios