Dos agujeros negros supermasivos, cada uno 800 millones de veces más grandes que nuestro Sol, están en curso de colisión cósmica entre sí.
Afortunadamente, los dos agujeros negros se encuentran ambos a aproximadamente 2.5 mil millones de años luz de nosotros aquí en la Tierra, según una investigación publicada en la revista The Astrophysical Journal Letters, por lo que tomará ese tiempo para que los astrónomos logren detectar las ondas cósmicas emitidas por la colisión. Pero mientras tanto, su misma existencia podría ayudar a los astrónomos a comprender mejor los agujeros negros en todo el universo.
Cuando los agujeros negros alcancen los últimos días de su enfoque predestinado, emitirán ondas gravitacionales un millón de veces más fuertes que las que se descubrieron por primera vez en LIGO, explicó en un comunicado de prensa de la Princeton University el científico del Flatiron Institute for Computational Astrophysics, Chiara Mingarelli.
Mingarelli dijo en el comunicado:
Las binarias supermasivas de agujeros negros producen las ondas gravitacionales más fuertes en el universo”.
Ondas generadas por las colisiones
Según la ubicación de otros agujeros negros supermasivos conocidos, los científicos esperan recoger las ondas generadas por otras colisiones en los próximos cinco años, según el comunicado de prensa. Si no lo hacen, aportarán pruebas del llamado «problema parsec final», lo que sugiere que los agujeros negros supermasivos nunca chocan. En su lugar, sostiene, simplemente ingresan en una espiral sin fin tan pronto como alcanzan un parsec, o una distancia de aproximadamente 3.2 años luz el uno del otro.
La astrofísica Jenny Greene de Princeton, dijo en un comunicado:
Es un gran bochorno para la astronomía que no sepamos si los agujeros negros supermasivos se fusionan. Para todos en la física de los agujeros negros, este es un rompecabezas de larga data que debemos resolver”.
Los modelos predicen que el problema de Parsec final es insuperable a menos que tres o más agujeros negros supermasivos se fusionen. Si eso es cierto, entonces los astrónomos no detectarán ninguna de esas ondas gravitacionales atronadoras.
Pero si los astrónomos captan nuevas ondas en los próximos años, significará que los agujeros negros supermasivos pueden chocar entre sí y fusionarse en monstruosidades estelares aún más grandes, un descubrimiento que condenaría a los dos agujeros negros lejanos a su inminente colisión.
El estudio científico ha sido publicado en The Astrophysical Journal Letters.
Fuente: Princeton University / Futurism
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