En 2008, escribí un extenso ensayo sobre el mítico explorador Percy Harrison Fawcett. Aquel trabajo fue mi primera aproximación, a uno de los enigmas más sonados del Amazonas.
Debo decir por aquel entonces, creía el caso Fawcett un asunto resuelto. Muy en mi interior sentía Fawcett era responsable, no sólo de su propia muerte, sino que su obsesión en la búsqueda de ciudades perdidas, se cobró la vida de su hijo y un acompañante. Muchas de las explicaciones de sus biógrafos, culpaban su desconcierto, a la selva impenetrable y maldita, que decían, había jugado con el destino del desdichado explorador. El pobre había enloquecido. O eso creíamos.
Sin embargo, más allá de la dureza de mis propios juicios emitidos durante la redacción de ese primitivo informe, continué estudiando el expediente Fawcett y seguí atenta, ante cualquier novedad. El 2016 deparó una enorme sorpresa cuando se anunció el estreno de «Z. La Ciudad Perdida», film basado en el best sellers del escritor norteamericano David Grann, película de nombre homónimo, y que fuera dirigida por James Gray.
Pero la versión cinematográfica no pudo ser más descafeinada, entregando al espectador poco informado, el retrato de un P.H. Fawcett casi irreconocible, y vaciado de sus ideas principales. Porque Fawcett, fue más que un hombre atormentado y dividido, en perpetua lucha tratando de conciliar la vida familiar, con sus ansias de aventuras y conocimiento. Fue ante todo, un místico y creyente que en las selvas de Brasil existía algo inexplicable pero de naturaleza profunda, y equivocado o no, se decidió a investigar. Y es en este punto donde quiero detenerme. Desempolvemos el expediente Fawcett, y examinemos nuevas evidencias.
Percy Harrison Fawcett – Biografía de un Solitario
Quién en el futuro sería conocido como el Indiana Jones del Amazonas, nació como Percy Harrison Fawcett en Torquay, condado de Devon, Inglaterra en 1867. A temprana edad perdió a su padre, Edward Boyd Fawcett, un oficial del ejército nativo de la India, e integrante de la prestigiosa Sociedad Real de Geografía, quién fuera además eximio jugador de críquet. Su madre fue Myra Elizabeth Mac Dougall, también originaria de India. En Exploración Fawcett, memorias que escribiera su hijo, Brian Fawcett en la década del 50′, se detallan algunos aspectos de su infancia, poco conocidos.
Aquellas notas describen a un niño solitario, y destacando padres poco afectivos, una costumbre muy inglesa. Al rememorar esos años Percy diría:
Quizás haya sido para mejor el que mi infancia en Torquay, se haya deslizado huérfana de cariño materno y paterno, porque esta circunstancia me hizo más circunspecto, aunque pasé espléndidos ratos con mi hermano mayor y mis hermanas. Hubo también años escolares en Newton Abbot, que en nada alteraron la visión que me había formado sobre el mundo. Vinieron después los años de cadete en Woolwich, y en 1880, cuando tenía diecinueve, fui destinado a la Artillería Real, pasando mis primeros años de juventud en la guarnición de Trincomalee, Ceilán. Aquí fue donde conocí a mi futura esposa, cuyo padre en esa época era juez de distrito en Gálle”.
En 1901 contraería matrimonio con Nina Paterson. Hasta aquí vemos la clásica foja de una oficial en servicio, y que parecía destinado a una vida acomodada y tranquila, pero la apacible residencia ceilandesa del joven Percy, estaba por sufrir un giro inesperado.
Sri Lanka – Encuentro con lo insólito
Según se cree fue en 1893 cuando Percy Fawcett descubre su destino. Las tareas que llevaba a cabo en la guarnición ceilandesa, tenían un carácter más administrativo, lo cual le permitía contar con tiempo libre. A diferencia de otros oficiales de la época, que buscaban diversión en aquellos ratos de ocio, Percy se decidió a explorar esas tierras, pobladas por increíbles ruinas. La fuente principal de esta historia corresponde al mítico autor norteamericano Harold T. Wilkins, que lo legara en «Secret Cities of old South América».
Durante una de sus excursiones le sorprendió una tempestad, que le obligó a refugiarse debajo de unos árboles con la intención de pasar allí la noche. Al amanecer de un día nuevo y soleado, se encontró cerca de una roca inmensa, que estaba cubierta de extrañas inscripciones de carácter y significado desconocidos. Fawcett copió las inscripciones, y más tarde se las mostró a un sacerdote budista. El sacerdote le dijo que la escritura se parecía a la que utilizaban los antiguos budistas Asokas, y que estaba en clave, una clave que solo aquellos antiguos sacerdotes podían entender. Su afirmación la confirmó diez años después un erudito oriental cingalés en la Universidad de Oxford, el cual afirmó, que podía ser el único hombre vivo que podía entender la escritura”
Otra versión sobre este asunto indica fue el padre de su esposa Nina, el juez George Watson Paterson, y reconocido como una autoridad en Filosofía, «quién le entregó algunos documentos relacionados con un tesoro enterrado en una cueva, debajo de unas rocas conocidas como Gala-Pita-Galas (cerca de Badulla). Paterson afirmó haber recibido los documentos de un jefe kanydan. En 1888, Fawcett se dispuso a buscar el tesoro, y recibió algunos ladrillos de oro de los vedas errantes». Pero nunca halló nada.
La segunda gran clave de esta historia, y de importancia capital en muchos de los sucesos posteriores, tiene al nacimiento de su hijo Jack, como protagonista de un suceso increíble. En correspondencia privada de la familia Fawcett se describe como, «una delegación de budistas y adivinos lo visitó antes del nacimiento, y predijo que el niño nacería el 19 de mayo», sagrado día de Vesak (donde se conmemora el cumpleaños de Buda).
Los adivinos le dijeron, el niño sería un espíritu reencarnado de una entidad muy avanzada, que poseería un lunar en el pie derecho, además de detectarse un leve estrabismo. El cumplimiento de la profecía fue total, y se dice una multitud se acercó para contemplar al recién nacido.
Años más tarde, en una recordada entrevista a Nina Fawcett realizada por la revista O’Cruzeiro, diciembre de 1951, Nina realizó sorprendentes declaraciones al periodista Bernard Claude Gauthier, recordando los eventos ocurridos durante el nacimiento de su hijo Jack.
Es posible que mucha gente considere excepcional, tal vez increíble, la historia de nuestra vida. Pero lo que le voy a decir es la pura verdad. A principios de siglo, mi marido y yo vivíamos en el Extremo Oriente. Dos veces se nos aparecieron emisarios profetizando hechos extraordinarios relacionados con el nacimiento, y la vida de nuestro primer hijo, Jack, quién cumplió 22 años días antes que partiera con su padre y su amigo a la región del Roncador. En Oriente, antes, entonces de que él naciera, se le había predestinado una misión fabulosa en un lugar desconocido”.
Pero luego regresaremos con Jack Fawcett.
Aquí otro suceso no menos inquietante escrito por el propio P.H. Fawcett, y que tiene como escenario de su aventura, nuevamente Sri Lanka (antiguo Ceilán). En un raro ensayo del propio Percy Fawcett, publicado en 1905, «En los pozos calientes de Konniar», se brindan detalles de primera mano sobre otro extraño incidente que lo tuviera como protagonista, y nuevamente de importancia capital por las revelaciones expresadas.
Atendamos estos pasajes de un Fawcett casi inédito:
Una noche durante la temporada de doldrum en 1888 estuve en los Pozos Calientes de Konniar, un oasis verde en la jungla seca, a una seis o siete millas del puerto, una vez floreciente y todavía hermoso de Trincomalie en el N.E. costa de Ceilán. Un lugar de una santidad tradicional, cuyo origen está envuelto por un velo de mitología oriental, bajo el cual se alzan insinuaciones de razas gigantes de Lanka, y una civilización muy remota, es la meca de los nativos locales, y muchos peregrinos de la India. Para el hombre blanco es un lugar agradable para un picnic ocasional.
El motivo de mi visita fue investigar la verdad de la creencia nativa de que en ciertas noches de la semana, seres más allá de nuestra inteligencia normal se reunían en los pozos, y se deleitaban en sus aguas cristalinas. La pena de la visión fue según ellos la muerte”.
En este sitio como decimos, Fawcett tuvo además una experiencia paranormal donde vislumbró visiones sobre su futuro, luego de su encuentro con un misterioso faquir, que le proveyó unos polvos alucinógenos. Siete son las cavidades aludidas por Fawcett en su trabajo, y que según leyendas locales, forman parte de la mítica historia del Ramayana. Estas aguas termales tendrían propiedades curativas, y se mantienen limpias y cristalinas, para los peregrinos que la frecuentan. Actualmente este mini balneario es conocido como las Aguas Termales de Kamiya.
Vemos como Sri Lanka, ocupa un lugar de privilegio en algunos de los primeros sucesos anómalos que rodearon a Fawcett. No solo por su rica historia arqueológica, que marcó a fuego sus posteriores búsquedas, sino por la conversión al budismo, religión que convirtió a Fawcett en un devoto seguidor de este culto. Pero en esa temprana época, la naciente Sociedad Teosófica jugó un rol central en devenir de Fawcett, y que tiene a su hermano Edward Douglas Fawcett como mentor principal.
Un enigma llamado Edward Douglas Fawcett. El Julio Verne Británico
En la intricada historia de Percy Fawcett, una de las páginas menos publicitada, es la referida a su hermano Edward Douglas Fawcett, que parece no interesar demasiado a sus biógrafos. Y esta omisión resulta por lo menos curiosa, teniendo en cuenta los datos, que ahora pasaremos a comentar.
Nacido en Hove, condado de Sussex un 11 de abril de 1866, un año antes de su famoso hermano, recibió educación en el prestigioso Newton Abbot College, Devon, y fue becario de la reina en Westmister School desde 1880. Desde sus inicios mostró fuerte interés en la filosofía, que expresara en su famoso ensayo, El Individuo y la Realidad, 1893, centrado «en la idea de que la imaginación es la realidad fundamental del universo».
Pero su pluma literaria también incursionó en la naciente ciencia ficción, ya que el mismo año de su trabajo metafísico se edita sorprendente, «Hartmann, the anarchist, or, the doom of the great city», novela de anticipación, que adelanta las guerras de guerrillas o terrorismo anarquista, fomentando el bombardeo de Londres y su destrucción total, por medio de aeronaves de tecnología avanzada, durante la era victoriana.
Su segunda obra, y aquí el lector afine sus radares, es la sorprendente, «Swallowed by an Earthquake», 1884, donde se aborda la tierra hueca como leitmotiv central. Esta trilogía se completaría con The Secret of the Desert or How We Crossed Arabia in the Antelope, 1895, conjugando tecnología de vanguardia, y civilizaciones desaparecidas.
Tachado por sus críticos como mera copia de Julio Verne, Edward, debió resignar fama como novelista de prestigio, aunque nunca abandonó su pasión por la escritura.
Pero su nombre volvió a sonar con fuerza, cuando se reveló sus contactos con la Sociedad Teosófica. Y es que Edward Douglas Fawcett ayudó a la legendaria mística rusa, Helena Petrovna Blavataski, en la redacción de la famosa Doctrina Secreta, colaborando como asistente en el segundo volumen de la codiciada colección, Antropogénesis, aportando citas de corte científico en el campo de la evolución humana. Su asociación se extendería en la redacción de artículos para otras publicaciones teosóficas, como las revistas Lucifer, y The Theosophist.
Para ese entonces Edward, decidió tomar los votos budistas centrados en el Pensil (el voto laico de los Cinco Preceptos). Otra de sus pasiones fue el montañismo, convirtiéndose en un alpinista de prestigio, y gran amante del Ajedrez. Falleció 1960 sobreviviendo a toda la tragedia que rodeó a su famoso hermano. Actualmente Robert Temple el afamado escritor británico, es el albacea de su obra. Todos estos aspectos aquí narrados, tendrían una influencia decisiva en el derrotero posterior de Percy Fawcett, como a continuación veremos.
El llamado de la Selva
“Estos mismos países están ahora en pleno vigor de la juventud y comienzan a ocupar su verdadero puesto en el mundo; los juguetes de la infancia y las pedanterías de la adolescencia han sido ya dejados de lado para siempre, y sus pueblos, una sola raza, aunque separados por fronteras políticas, adquirirán, inevitablemente, conciencia de unidad. La grandeza que les espera está sólo un poco más allá del horizonte, si no se encuentra ya ante nuestra vista”. Percy H. Fawcett. Exploración Fawcett. Brian Fawcett, 1950.
Luego de su paso por Sri Lanka, Percy Fawcett fue destinado como militar en África del Norte, donde desarrolló tareas de inteligencia militar. Su siguiente ruta tuvo a Malta como escenario, especializándose en topografía. Esta disciplina sería su pasaporte a Sudamérica, ya que en 1906 la Real Sociedad Geográfica Británica, lo seleccionaría como árbitro para demarcación de las fronteras bolivianas-brasileras.
Desde 1906 hasta 1913 Fawcett, recorrió casi toda Sudamérica. En ese este primer periplo una de sus impresiones más notable fue cuando se topó con la meseta boliviana de Caparú, que se encuentra inserta en el Parque Nacional Noel Kempf Mercado, norte de Santa Cruz de la Sierra, a orillas del río Guaporé. Su visión fue narrada en una conferencia que en 1911 brindara Fawcett, a sus colegas de la Royal Geographical Society.
Diría:
Una isla de areniscas, rocas metamórficas y basaltos erosionados desde el Precámbrico, que yergue desde la llanura selvática de verdes doseles, palmares, sabanas inundadas y lagunas”. Más tarde escribiría: “Ante nosotros se levantaban las colinas Ricardo Franco (mesetas de Caparú), de cumbres lisas y misteriosas, y con sus flancos cortados por profundas quebradas. Ni el tiempo ni el pie del hombre habían desgastado esas cumbres. Estaban allí como un mundo perdido, pobladas de selvas hasta sus cimas, y la imaginación podía concebir allí los últimos vestigios de una era desaparecida hacía ya mucho tiempo. Aislados de la lucha y de las cambiantes condiciones, los monstruos de la aurora de la existencia humana aún podían habitar esas alturas invariables, aprisionados y protegidos por precipicios inaccesibles”
Su apasionado relato impresionó fuertemente a un escritor en ciernes, Arthur Conan Doyle, quién más tarde plasmaría su visión en la recordada novela Mundo Perdido, publicada en 1912.
En 1914 con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Fawcett decide participar del conflicto, que lo retendrá en Europa por varios años. Serán años de cautiverio para Fawcett, agobiado por sus responsabilidades familiares, y obediencia gubernamental.
Quién llegaría a las cumbres de la exploración como estrella indiscutible, encontraba la vida normal aburrida, extrañando sus días de aventura en libertad. Pero contra todos los pronósticos, Fawcett aceleró su regreso hacia la selva, que declaró como su propia salvación. “A través de las nubes de la depresión de la post-guerra miré hacia las Américas, y vi en ellas la única esperanza de nuestra civilización”.
Para 1921 ya estaba nuevamente en sus tierras amadas. Su vida estaba a punto de encarnar un nuevo giro. A partir de aquí, nuestro estudio se va centrar en los detalles que determinaron la búsqueda de la misteriosa Z. Veamos.
Manuscrito 512 – Antecedentes de una ciudad perdida
Como dijimos Fawcett se había interesado desde su estancia en Sri Lanka, por antiguas civilizaciones desaparecidas, donde evidencias de antiguas estructuras se encontraban esparcidas por todo el país. Aquellos vestigios, lo llevaron a pensar en la existencia de una cultura anterior muy avanzada, cuyos rastros creyó también vislumbrar en Sudamérica. Según algunos rumores, el documento que iba a cambiar la vida del místico explorador, conocido como el Manuscrito 512, se cruzó en su camino en 1920, mientras investigaba documentos del siglo XVIII, en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro.
Catalogado en la Sección Manuscritos, Obras Raras, la extraña narración estaba fechada en 1753, y llevaba la firma del Canónigo J. de la C. Barbosa describiendo los incidentes de la expedición. En esas páginas se detalla la búsqueda por parte de unos colonos portugueses al mando de Francisco Raposo, adentrados en el sertao brasileño tras las Minas Muribeca, desaparecidas desde el siglo XVI. Aunque no encontraron el tesoro, durante su largo peregrinaje, que se cree duró una década, se toparon con una extraña ciudadela, poblada por edificios y escritura extraña, semejantes denunciaron en su manuscrito, a las antiguas ciudades greco-romanas.
Aquí uno de los pasajes:
Pasada y vista la calle de gran distancia, dimos en una plaza regular, y en medio de ella una columna de piedra negra de tamaño extraordinario, y sobre ella una estatua de hombre común, con una mano en el costado izquierdo, y el brazo derecho extendido, mostrando con el dedo índice, el Polo Norte en cada ángulo de dicha plaza, una lanza a imitación de la que usaban los Romanos, más algunas ya maltratadas y partidas, o maltratadas por los rayos. Por la puerta principal de la calle hay una figura principal tallada a medio relieve en la misma piedra, dispuesta de la cintura para arriba con corona de laurel; representa una persona joven, sin barba, con una banda atravesada en el dorso, y un faldellín por la cintura, debajo del escudo de esa figura, hay algunos signos ya gastados por el tiempo, divisándose no obstante los siguientes”.
Por supuesto esta intrigante historia disparó muchas especulaciones. Cuando escribí mi primer informe sobre el tema, mi dictamen fue estar ante un manuscrito manipulado, y fraudulento, producto de la rivalidad de portugueses y españoles. Pero como digo son muchos los debates sobre el tema, y es bueno introducir una nueva pista, que es la intención de esta revisión sobre el caso Fawcett. Conozcamos a su difusor.
El Misterio de Kephises – Antiguos Griegos en el Amazonas
En 2013 un estudioso brasileño, Francisco Lago, publica «O transplante do terremoto. A destruição de Kephises, a cidade grega do Coronel Fawcett» (El trasplante del terremoto. La destrucción de Kephises, la ciudad griega del Coronel Fawcett). Allí este autor, presenta una extensa investigación sobre el Manuscrito 512, concluyendo el mismo el mismo es producto de una adulteración compilada por los portugueses, con el objeto de despistar buscadores, sobre aquella misteriosa ciudad perdida declarada por Raposo y los suyos.
Pero Lago va mucho más allá sugiriendo, el fraude orquestado obedece al descubrimiento evidencias de una colonia griega oculta en los interiores de Bahía, que habría sido saqueada y destruida por los propios portugueses. Según la tesis de Lago, la ciudad se llamaría Kephises.
Percy Fawcett habría estado en conocimiento de esta historia, según versión de Lago, siendo Z en realidad la trastienda de Kephises. Dentro de esta hipótesis audaz, Lago bebe de las fuentes de un autor fundamental para el entendimiento de este misterio, Bernardo De Azevedo Da Silva Ramos, que en 1932 publicó el sorprendente, “Inscripcões e tradiçoes da America prehistorica, especialmente do Brasil” (Inscripciones y tradiciones de América Prehistórica, especialmente de Brasil).
En este texto como digo fundamental para la comprensión del antiguo pasado Sudamericano, Da Silva Ramos, ya evidencia su creencia en base a su conocimiento de lingüística que la extraña grafía existente en el manuscrito 512, es de origen griego. Allí también menciona a Kephises, que en su lectura es Cephises o Cephisses y cuyo nombre referenciaría en la antigua Grecia, un río cuyos afluentes atravesaban la poderosa región de Attica, y la Gruta de las Ninfas o Melissani (en cuyos interiores habría funcionado, un santuario minoico muy referenciado).
Por supuesto esta línea de investigación vuelve a poner en el centro de la escena, si el continente americano pudo en el pasado, estar en contacto con culturas tan dispares en la distancia. Un autor belga nacionalizado argentino, también habría sugerido presencia griega en Sudamérica, hablo del polémico Jacques de Mahieu. La discusión está abierta, abriendo un abanico de posibilidades que no se agota en este artículo. Pero continuando con Fawcett, hagamos un último regreso hacia la senda mística, que esta escritora cree es la verdadera base de sus indagaciones sobre Z, sin descartar sus exploraciones físicas. Veamos porque.
Percy Fawcett y los Guardianes de la Tierra
“Hay dos caminos para llegar a la Luz más rápidamente, que por el camino largo y largo. Una es a través de las Grandes Hermandades Blancas, un desinterés perfecto; el otro es por el camino difícil del egoísmo perfecto del lado oscuro, con diez mil veces más riesgo de desastre por cierto. Tarde o temprano, cada uno de nosotros tendrá que tomar uno u otro de estos caminos, si queremos ser una de las “Flores del Árbol”. Por eso es deseable entender el significado, y el propósito de la vida”. Occult Review, Nov. 1923. The Occult Life. PH.H. Fawcett.
En 2004 un director de teatro británico Misha Williams, estrenó Amazonia. Esta obra sobre la vida de Fawcett, tuvo la particularidad de centrar su mirada en la cuestión mística, tan resistida por la mayoría de los estudiosos.
Williams declaró su inspiración se basaba, en una serie de documentos liberados, autorizados por la propia familia de Fawcett, con el objeto de entregar una mejor comprensión sobre algunos aspectos desconocidos sobre su vida, y reales motivaciones tras su búsqueda tan controversial.
Al parecer, el conocido libro de su hijo, Brian Fawcett, Exploración Fawcett, decidió en su momento obviar esta información, declarando quizás el mundo no estaba preparado para aceptar esta verdad. Williams sostiene, Fawcett seguía un plan de orden espiritual que denominó Gran Esquema, buscando contactar con una logia de maestros secretos, o guardianes planetarios, con el fin de formar una colonia en el Amazonas, y donde su hijo tendría un papel central como elegido para desempeñar esa tarea. Y aquí nuevamente la ecuación Jack Fawcett.
Por supuesto esta idea asusta por sus implicancias, pero tengamos en cuenta los eventos narrados en el comienzo de este artículo. Es evidente que su orientación como seguidor teosófico, se localiza en el establecimiento de esta idea ¿fueron los instructores que lo visitaron en Sri Lanka cuando el nacimiento de su hijo Jack, los responsables de su decisión? Lo ignoramos, pero un texto escrito por el propio Fawcett para Occult Review en 1923, la revista teosófica ya citada, aumenta posibilidades de un destino trazado.
Las Grandes Hermandades Blancas tienen una existencia real como se describe en el artículo sobre el Control Planetario. No son los árbitros últimos de los destinos humanos, sino que son los Siervos y Agentes de Dios, el eslabón físico en la cadena que une a este mundo y su organización a través de todos los Estados del Mundo Superior con el Origen de Todos. Solo de la humanidad, los Maestros han descubierto el escurridizo secreto de la felicidad. Porque todo lo que es bello y deseable se encuentra en el Sendero Oculto; y la belleza apela irresistiblemente a todas las naturalezas más finas. Para el neófito, la fealdad pronto se convierte en una cualidad irreconocible.
La lujuria, el odio, la codicia, la crítica, la ostentación, la vulgaridad, el egoísmo y la indulgencia. de innumerables tipos, que aumentan la miseria de la existencia y destruyen la armonía de los grupos de células físicas, se convierten en debilidades humanas provocativas solo de lástima; y la lástima es el amor. Si nos dieran una taza del néctar más delicioso sabiendo que si lo tomáramos, deberíamos estar enfermos por el resto de nuestras vidas, no debemos beberlo. Sin embargo, con esta vida física absolutamente en nuestras manos, cualesquiera que sean nuestros hábitos, ¡nos enfrentamos a una eternidad que depende totalmente del uso que hagamos de ella! Los beneficios inestimables de seguir El Camino se realizan en una etapa temprana. Las preocupaciones se desvanecen; El acceso a la salud es asombroso. La prueba de la existencia de Las Hermandades puede que no venga por mucho tiempo; Los primeros pasos en el Sendero pueden ser muy difíciles; habrá tropezones; y desafortunadamente hay fallas; pero el final es cierto si se siguen las reglas”.
Como vemos es un texto muy revelador, sobre los pensamientos de Fawcett y sus creencias. ¿Su desaparición en 1925, se pueda atribuir a esta creencia, tan sagrada en lo personal, encontrando el acceso a ese otro reino prohibido, que esta escritora investiga, llamando mundo subterráneo?
También podemos pensar una misión que fue truncada por fuerzas más allá de nuestra comprensión. Y de esto ahondaremos prometo más adelante. Lentamente el velo del misterio se comienza a desandar, continuará.
Bibliografía
Libros:
- Fawcett, P.H. Exploración Fawcett, Santiago de Chile: Zig –Zag, 1954. (ENLACE)
- Da Silva Ramos, B. Inscripcões e tradiçoes da America prehistorica, especialmente do Brasil. Rio de Janeiro, Imprenta Nacional, 1932. (ENLACE)
- Grann, D. The Lost City Z. Estados Unidos: Doubleday, 2009. (ENLACE)
- Lago, F. O transplante do terremoto: a destruição de Kephises, a cidade grega do coronel Fawcett. Rio de Janeiro: F. Lago, 2011.
- Wilkins, H. Secret Cities of Old South America. Estados Unidos: Cardinal Books ,1952 (ENLACE)
Sites:
- Crónica Subterránea
Goldstern, D.
El Misterio de P. H. Fawcett y las Ciudades Perdidas del Amazonas (ENLACE) - Edward Douglas Fawcett (ENLACE)
- Fawcett’s
Amazonia (ENLACE) - Moonesinghe, V.
Ceylon, Percy Fawcett and the Quest for the Lost City of Zed (ENLACE) - The Occult Review (ENLACE)
- The continuing chronicles of Colonel Fawcett (ENLACE)
- The Great Web of Percy Fawcett (ENLACE)
- Verdugo Fuentes, W.
El reino Interior (ENLACE)
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