La Matanza del Templo Mayor o de Tóxcatl fue un episodio funesto de la Conquista española. El testimonio de escribas aztecas describe tal ataque con un realismo vívido y trágico.
Las crónicas de los conquistadores son solamente un lado de la historia. La obra de Miguel León Portilla, Visión de los vencidos, ahonda en la crónica indígena escrita por sacerdotes y sabios aztecas, y es donde se narra con más detalle el sangriento hecho aquí tratado.
La terrible matanza fue perpetrada por Pedro de Alvarado en el patio del Templo Mayor de Tenochtitlan. Fue en mayo de 1520, cuando se llevaba a cabo una fiesta religiosa en honor al dios Huitzilopochtli.
La celebración era colorida y alegre; con bailes, cantos, trajes y ofrendas. Los españoles habían sido invitados, ya que todavía eran admirados por los aztecas (lo que hace todo esto aún más irónicamente trágico). Así se puede leer en Visión de los vencidos:
Y todos los hombres, los guerreros jóvenes, estaban como dispuestos totalmente, con todo su corazón iban a celebrar la fiesta, a conmemorar la fiesta, para con ella mostrar y hacer ver y admirar a los españoles y ponerles las cosas delante”.
Los españoles también estaban entusiasmados por observar las tradiciones de estos nativos. Sin embargo, según la crónica española, Alvarado había recibido información de otros pueblos enemigos de los mexicanos sobre una supuesta rebelión armada.
La Matanza del Templo Mayor se perpetró por pura paranoia
Alvarado era demasiado beligerante como para no «adelantarse» a una posible rebelión, así que decide atacar primero. Los españoles cierran todas las salidas y rodean el Patio Sagrado. El ataque es demasiado rápido y brutal:
Inmediatamente cercan a los que bailan, se lanzan al lugar de los atabales: dieron un tajo al que estaba tañendo: le cortaron ambos brazos. Luego lo decapitaron: lejos fue a caer su cabeza cercenada.
Eran estocadas con espadas, cuchillos y lanzas, tan destructivas que «hechos grietas, desgarrados quedaron sus cuerpos.
Pues algunos intentaban salir: allí en la entrada los herían, los apuñalaban. Otros escalaban los muros; pero no pudieron salvarse. Otros se metieron en la casa común: allí sí se pusieron en salvo. Otros se entremetieron entre los muertos, se fingieron muertos para escapar”.
Las siguientes citas son perturbadoras:
Todas las entrañas cayeron por tierra. Y había algunos que aún en vano corrían: iban arrastrando los intestinos y parecían enredarse los pies en ellos. Anhelosos de ponerse en salvo, no hallaban a donde dirigirse.
La sangre de los guerreros cual si fuera agua corría: como agua que se ha encharcado y el hedor de la sangre se alzaba al aire, y de las entrañas que parecían arrastrarse”.
La crónica por supuesto sigue con la alarma y repudio que provocó esto entre los demás indígenas. Hernán Cortés regresa y se encuentra con la repercusión, siendo obligado a evacuar Tenochtitlán.
Los documentos aztecas contienen muchas escenas como estas, vívidas e impactantes. La Matanza del Templo Mayor fue una tragedia que no debería haber ocurrido (incluso en su contexto en la época colonial).
Material de consulta: Visión de los vencidos, servidor de la UNAM, México.
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Los aztecas, o mejor dicho los mexicas, sacrificaban, mediante horribles torturas, anualmente a miles de niños inocentes y mujeres embarazadas. Quetzalcóatl regresó en 1519 e hizo justicia 500 años después de su exilio, tal como prometió hacer.