En la actualidad nos sorprendemos a diario de lo conectados que estamos en comparación con cualquier otro momento de la historia humana; sin embargo aún existen grupos aislados de personas que logran vivir y sustentar sus necesidades separados de la que llaman «civilización».
Aunque es difícil dar una cantidad exacta de cuántas tribus y comunidades existen, algunas instituciones como Survival International, ha estimado que aproximadamente 100 se encontrarían esparcidas por el mundo entero.
Muchos medios llaman a estas personas como «no contactadas», sin embargo debemos redefinir su significado, debido a que catalogarlo de esa forma es incorrecto. Es imposible que estas comunidades hayan evitado el contacto con extraños durante todos sus largos años de existencia, e incluso es más difícil aún evitar el ingreso de objeto hechos en fábrica, como por ejemplo cuchillos o tazones, que se obtienen en zonas rurales a través del comercio o el trueque.
Sin embargo, a pesar de que existen algunas conexiones, estas comunidades han logrado preservar su aislamiento, sus costumbres y tradiciones.
Por desgracia, en la actualidad, la depredación de la naturaleza, como la tala de bosques para obtener madera y tierras de cultivo, genera un gran peligro para muchas de estas culturas. Algunas organizaciones como Survival International, la FUNAI (National Indian Foundation) del gobierno brasileño y otros grupos de defensa se enfocan en la labor de proteger a las tribus vulnerables, pero sin interferir con ellas y tampoco hacer contacto.
El establecer contacto podría traer numerosos problemas para estas comunidades, por ejemplo: enfermedades para las cuales ellos no tengan las defensas necesarias en su organismo, la pérdida de su cultura y tradiciones, etc.
Es posible que estos grupos llamados erróneamente «no contactados» sí hayan tenido en realidad algún contacto en el pasado. El «contacto» con violentos colonos ha causado posiblemente que ellos se aíslen aún más, buscando protección ante la amenaza externa.
Se sabe que estas tribus pueden evitar el mundo exterior en gran parte debido a su aislamiento geográfico en algunos de los rincones más remotos del planeta.
¿Dónde se encuentran?
Debemos dejar caro que la decisión de estas tribus ha sido permanecer alejados de la «civilización» y eso debe respetarse.
Algunas de estas comunidades han establecido sus lugares en densas junglas de Nueva Guinea, en el sudeste asiático; donde el gobierno de Indonesia ha prohibido el acceso a periodistas u organizaciones de derechos humanos.
Algunas otras tribus se encuentran en el archipiélago de las Islas Andamán, entre la India y la Península Malaya.
También, frente a las islas Andamán se encuentra la Isla Sentinel del Norte, hogar de los Sentineleses: un grupo que ataca a casi todos los que llegan a tierra.
Sin embargo, la mayoría de las tribus no contactadas conocidas viven en Sudamérica, en las profundidades de la selva amazónica.
En Brasil existe un aproximado de 84 tribus, según estima National Geographic. Muchos de ellos viven en los estados occidentales de Mato Grosso, Rondonia y Acre. Aunque el gobierno brasileño solía llevar a cabo expediciones de «primer contacto» para encontrar estas tribus, creyendo que esta era la mejor manera de protegerlas, dejó de hacerlo.
La tala ilegal de árboles en la Amazonía está afectando a muchas de estas tribus, e incluso algunas han tenido que salir de sus lugares para protestar ante el indiscriminado abuso.
Lamentablemente, en países amazónicos con menos recursos para vigilar la región y menos políticas para su protección, como Perú, donde residen aproximadamente 15 tribus identificadas como «no contactadas», los conservacionistas luchan por proteger la región y sus habitantes aislados de los madereros y buscadores de oro. Sin embargo, poco se puede hacer para que la incursión de la «civilización» traiga desgracias a estas tribus, como enfermedades y muerte a sus miembros.
No solo la sociedad moderna con sus gadgets y tecnología forma parte de la humanidad, no debemos olvidar que estas culturas y comunidades ocultas también son parte de nuestra especie humana, y por lo tanto tienen el derecho a vivir según sus costumbres y tradiciones, y los gobiernos deberían protegerlos mediante medidas y políticas que frenen la depredación de las selvas y zonas tropicales. Estas culturas son lo último que queda de los inicios de la humanidad, y debemos aprender de ellos, pero sin interferir. Fernando T.
Edición: Fernando T. para CodigoOculto.com
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